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El virus del 'boca, mano, pie' repunta entre los escolares sevillanos

Una menor manipula un juguete educativo en una guardería.

Una menor manipula un juguete educativo en una guardería. / D. S.

El virus popularmente conocido con el nombre de boca-mano-pie, en la mayoría de los casos causado por los agentes infecciosos Coxsackie (principalmente el serotipo 16) y el enterovirus 71, ha irrumpido con mayor fuerza de lo habitual en las últimas semanas en varios centros educativos de Sevilla, los cuales han enviado alertas a los padres para que extremen las precauciones.

Según ha podido saber este periódico, se han detectado casos aislados en al menos un colegio de Pino Montano, Nervión y Triana y una guardería de Camas, donde la Consejería de Salud y Consumo ha confirmado un brote con diez niños y niñas afectadas entre las dos aulas del centro. También en las consultas de pediatría se ha visto reflejado este repunte, tal y como han apuntado a este periódico especialistas consultados.

Esta enfermedad, que afecta especialmente a niños pequeños, pero que también pueden contraer los mayores y los adultos, empieza a manifestarse entre los tres y los seis días después del contagio y se presenta con fiebre moderada y malestar general. Dos o tres días después de registrar los primeros síntomas algunos niños presentan pequeñas ampollas en las manos, los pies y en zonas próximas a los genitales que, en ocasiones, se pueden confundir con las de la varicela y que normalmente son la pista necesaria para que el profesional sanitario realice un diagnóstico correcto. Otros pequeños también pueden sufrir heridas en la boca, dolor de cabeza o pérdida de apetito.

Si bien la enfermedad es "muy contagiosa", de ahí que suela aparecer en forma de brotes, pero "de poca importancia", ya que los casos cursan, en su mayoría, de manera leve y con buen pronóstico, incluso, muchos de ellos no presentan síntomas. "Es una enfermedad común y benigna, que los pediatras vemos casi a diario. Los niños suelen estar completamente recuperados en una semana", precisa el pediatra Cristóbal Coronel, presidente de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria de Atención Primaria (SEPEAP), que pasa consulta en el centro de salud Amante Laffón en Triana.

Sobre cómo afrontar la enfermedad, el pediatra recuerda que "es importante que los padres y cuidadores de los menores sepan que la enfermedad se trasmite por el contacto con la persona infectada, a través de secreciones nasales y de la garganta, saliva, líquido de las ampollas, heces, gotitas respiratorias emitidas por el aire luego de toser o estornudar y contacto con fómites". "Es decir que este tipo de virus puede sobrevivir mucho tiempo en objetos como pañuelos, juguetes, mesas, sábanas o toallas, facilitando mucho su transmisión", indica.

Los pequeños suelen tardar en recuperar entre cinco y siete días y las complicaciones derivadas de este virus son raras. Asimismo, el tratamiento es totalmente sintomático, es decir, no existe un tratamiento específico más allá del alivio de los mismo. "Lo que recomendamos para la fiebre y el dolor son anestésicos tópicos o colutorios, generalmente de ácido hialurónico como componente principal, e insistimos en ofrecer líquidos frecuentes en tomas pequeñas y frecuentes asegurando la hidratación adecuada. Los niños suelen agradecer la comida blanda, fría y no ácida", explica Cristóbal Coronel.

Con todo, los profesionales sanitarios recomiendan una correcta higiene en los centros educativos donde se detecten casos para evitar la propagación de la enfermedad y, dado que es posible ser contagioso durante días o semanas después de la resolución de los síntomas, indican que, siempre que no haya fiebre y el menor se encuentre bien, "se acuda a clase o la guardería porque la exclusión resulta totalmente ineficaz para disminuir la transmisión".

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