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Sevilla

El reto de perder el miedo al fracaso

  • El artista plástico Paco Pérez Valencia apuesta por una mayor inversión por parte de las universidades y empresas en la educación emocional y en potenciar el talento de las personas

En septiembre de 1977, la NASA lanzó dos sondas espaciales robóticas que han conseguido alcanzar el espacio interestelar y que aún continúan su misión, proporcionando imágenes detalladas del universo. Según explicó el martes Paco Pérez Valencia, creador en 2010 de la Universidad Emocional, durante la conferencia organizada por Telefónica y Grupo Joly, estas sondas contienen dos "discos de oro" con los sonidos del planeta Tierra y mensajes de la humanidad, la "huella de lo que somos".

El mensaje que custodia contiene saludos en 56 idiomas diferentes, "el sonido del viento, del mar, los latidos de un corazón o las ondas cerebrales de una mujer enamorada". Con esta metáfora al comienzo de su conferencia, Pérez Valencia quiso subrayar que la "tecnología es sublime, fascinante", pero que "lo importante es lo que contamos no cómo lo contamos", lo que "queremos ser y el rastro que queremos dejar".

La charla, y posterior coloquio, celebrado en el Palacio de los Marqueses de La Algaba de Sevilla, se enmarca dentro de una serie de conferencias patrocinadas por Telefónica en la que han participado reconocidos profesionales de diferentes ámbitos, como el productor Gervasio Iglesias, el magistrado Lorenzo del Río -presidente del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía- o el chef gaditano Ángel León. Todos ellos analizaron cómo habían cambiado sus profesiones, y sus propias vidas, gracias a las tecnologías.

"La tecnología ha invadido nuestras vidas, y a una gran velocidad. Nos parece que vamos rápido, pero más rápido vamos a ir aún", anotó durante su intervención María Jesús Almazor, directora del Territorio Sur de Telefónica. "Hay estudios que indican que las profesiones que van a ejercer de mayor el 60% de los niños que hoy tienen 3 y 4 años no existen en la actualidad. Cómo vamos a educarlos si no sabemos a qué nos enfrentamos", manifestó. En este sentido, Almazor reclamó un cambio en el sistema educativo, un modelo más ágil y que se adapte rápidamente al medio.

Pérez Valencia pretendía humanizar las tecnologías con su conferencia, que llevaba por título el nombre de una canción del fallecido artista David Bowie, Space Oddity. "No estamos haciendo un buen uso de las tecnologías", señaló durante su intervención. "Estamos usando sólo la punta del cable. Las tecnologías es un medio, un vehículo para alcanzar nuestros sueños". Aunque matizó: "Las tecnologías nos podrán ayudar, pero quien salta es el ser humano".

Con su discurso motivador, este profesor, natural de Sanlúcar de Barrameda, invitó al auditorio, formado por empresarios y ejecutivos, en su mayoría, a saltar, a "soñar a lo grande sin pedir permiso", a "saltarse las normas", porque "para innovar hay que estar dispuesto a fracasar, hay que perder el miedo a equivocarse". "Jamás he conocido a nadie que no tuviera un talento", reconoció este profesor de la Universidad Autonómica de Barcelona y la Politécnica de Cataluña, además de la Loyola Leadership School en el área de Habilidades Directivas. "Sueña, convéncete de que puedes hacerlo. Muchos te dirán que no puedes, ignóralos", apostilló.

Para el fundador de la Universidad Emocional la clave está en creer: "Tenemos que pensar a lo grande porque hacen faltas ideas descabelladas y tener la osadía de ofrecerlas. No temer a equivocarnos". Pérez Valencia recordó la espontaneidad de los niños, su carácter aventurero y la falta del sentido del riesgo frente a la actitud de los adultos: "Los mayores reducimos todo el potencial lo sintetizamos, lo convertimos en algo lógico y, lo peor de todo, lo rentabilizamos, lo convertimos en un producto. No nos damos cuenta de que el placer es un modo de compensación, no sólo el dinero", comentó. "Hay que crear líderes y crear esperanza en los demás".

Artista plástico y museográfico, Pérez Valencia fue durante 17 años director-conservador de la Colección Cajasol, según detalló Luis Sánchez-Moliní, redactor jefe de Opinión de Grupo Joly, durante la presentación del ponente. Éste destacó también su papel en el desarrollo programático y en la dirección de Espacio Escala, centro de arte y sede de la colección Cajasol, así como su participación en el diseño de más de 70 exposiciones y planes museográficos, entre ellas la muestra Iceberg Tropical, de Luis Gordillo, además de colaborar con el arquitecto Vázquez Consuegra en sus trabajos.

Pérez Valencia opina que para enfrentarse al futuro hace falta "mucha sabiduría, pero también mucha emoción": "Machacamos a los niños para que estudien no dos, sino hasta tres idiomas, pero lo importante es que amen lo que hacen", señaló. "En las universidades, escuelas y empresas se habla muy poco de la felicidad. Hay que invertir en educación emocional, en saber humano, en soñar, porque el mundo es de quien lo vive y lo hace suyo".

El discurso de este artista plástico estuvo repleto de guiños emotivos a familiares, amigos y recuerdos, como el "canturreo" de su abuelo cuando él era niño o "el sonido del motor de un barco en Sanlúcar", que le obligaron a parar en varias ocasiones y a coger aire.

El profesor admitió sentirse un "portador de buenas noticias": "Todo el mundo me quiere hacer ver que estoy equivocado, y, a veces, me siento un estafador, pero yo no desisto en mi empeño. Estoy convencido de que el mundo es de quien lo hace suyo". Y en este sentido, al igual que la NASA envió en sus sondas dos discos de oro con un mensaje que contenía la esencia de la Tierra, él también trabaja en su propio disco de oro, en la "huella" que quiere dejar, en "la historia de amor" que quiere contar, sus recuerdos y emociones: "Soy muy ambicioso y quiero que en mi disco de oro esté el mundo entero, con lo mejor y lo peor, con todo, con Auschwitz y Sarajevo, porque soy parte del mundo".

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