CONTENIDO PATROCINADO

Cuál es el valor real de las pesetas antiguas

Cuál es el valor real de las pesetas antiguas

Cuál es el valor real de las pesetas antiguas

El pasado 30 de junio fue el último día habilitado para cambiar pesetas por euros. Desde que entrara en vigor la actual divisa en España, a principios de siglo, muchos españoles han ido postergando este momento hasta que ya no les ha quedado más remedio.

Ese día, el último del mes de junio, el Banco de España dejó de cambiar monedas por euros y en las oficinas de esta entidad en Barcelona, Valencia y Madrid se registraron largas colas de personas esperaron hasta el último día para hacer el canje.

Estos intercambios se podían hacer, además, en las otras sucursales que tiene repartido el Banco de España en todo el país, hasta 15 sedes, y se podían entregar monedas y billetes emitidos con posterioridad a 1939. Además, para los billetes emitidos durante la Guerra Civil, los expertos de la entidad debían realizar un análisis previo.

Hasta el mes de mayo los españoles conservaban un total de 1.584 millones de euros en la antigua moneda nacional, lo que convertido a esa moneda eran más de 263.000 millones de pesetas. El valor de todas esas pesetas, al menos el monetario, es el tipo de cambio fijado cuando se introdujo el euro como divisa oficial, 166 pesetas por cada euro.

La pregunta que nos hacemos es, ¿cuál es el valor real de las antiguas pesetas, entendiendo las monedas como un objeto de coleccionista que se revaloriza con el tiempo?  Según Javier Mercado, editor del portal numismático coleccionistasdemonedas.com, las 5 pesetas antiguas de 1949 son precisamente las verdaderas estrellas del coleccionismo en España.

¿Qué pesetas podrían hacerte rico?

Las 5 pesetas de 1949 están consideradas como una auténtica joya de la corona de la numismática porque su presencia en el mercado es muy escasa. Esta moneda solo estuvo en circulación durante tres años, hasta 1952, y se calcula que un coleccionista podría pagar entre 12.000 y 20.000 euros por alguna de ellas, siempre que se encuentre en buen estado.

Y ese es justamente el objeto de la numismática, hacerse con productos que sean apreciados por los coleccionistas y que no presenten un alto grado de desgaste. Si han perdido brillo, están arañadas o su color no es el original, consecuencia directa de su propia circulación, su valor caerá en picado.

De hecho, las pesetas de 1949 se podían seguir intercambiando en el Banco de España, así como otras posteriores que tienen gran valor en muchas subastas y el sector del coleccionismo, como la moneda de 1 peseta de 1947, las 2,5 pesetas de 1953, las 100 pesetas de 1966, las 50 pesetas de 1984 o las 25 pesetas de 1995, que sorprendía a muchos por su agujero en el centro.

¿De qué depende el valor real de las pesetas?

Por norma general, cuanto más antigua sea una moneda, mayor es su valor por tratarse de una pieza de coleccionista. Pero en el caso de las pesetas antiguas, la rareza y el estado de conservación son aspectos tan relevantes como la antigüedad, y así se puede comprobar con la moneda que destaca Javier Mercado.

El “duro” del 49 está hecho de plata, prácticamente roza el siglo de antigüedad y solo estuvo en circulación poco tiempo, lo que hace prever que el grado de circulación de estas monedas sea menor que el de otras.

En España se produjo una importante acuñación más adelante en 1957, así que ese duro también tiene mucho valor, pero siempre que su grado de conservación sea el apropiado. En cambio, las monedas acuñadas entre los 70 y los 90 no alcanzan un gran valor, y más si se tiene en cuenta que en algunos casos son de esas monedas que se han ido conservando en muchos hogares con la llegada de nuevos procesos de creación de monedas y la posterior llegada del euro.

La clave para saber el valor de una moneda de pesetas antigua es acudir a un experto en numismática o bien, contactar con el Banco de España para que certifique que fue una moneda del periodo que se estima. A partir de ahí, decidir entre dos opciones, quedarse con ella para ver si se revaloriza con el tiempo, comerciar en el mundo de la numismática, o incluso interesarse por esta afición, que atrae a miles de personas en todo el mundo.