"Mi vocación frustrada es la de actriz, quería ser Marisa Paredes"
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Amparo Rubiales Torrejón. Con Soledad Becerril, es la andaluza que ha ocupado más cargos públicos. Fue concejal en 1979, en el tripartito, y portavoz socialista en 1991 cuando Luis Yáñez dejó el Ayuntamiento con el pacto PA-PP.
En 1979 gobernó como comunista. En 1991, ya socialista, estuvo en la oposición municipal. Dos de las muchas paradojas de Amparo Rubiales Torrejón (Madrid, 1945), pionera en casi todo.
-Si quieres caldo, dos tazas...
-Fui concejal en dos etapas, y en ninguna terminé mi mandato.
-En el 79 eran sólo dos mujeres.
-Mercedes Gamero, del PSA, se casó con Miguel Ángel Pino y se fue a sus labores, aunque eso suena muy feo. Yo me fui en el 82 y ya no quedó ninguna.
-¿Se va porque se 'descasa'?
-En parte, sí. Dejé el Partido Comunista y me fui al PSOE.
-Las dos veces fue de número 3.
-La primera vez iba a ser la número 2, pero tenía que ir el de Comisiones, porque entonces los obreros... y fue José Antonio Nieto. En 1991 también iba a ir de 2, pero por jerarquía fue Miguel Ángel Pino, presidente de la Diputación.
-¿En el 91 ya no está sola?
-Las tres portavoces éramos mujeres. Soledad Becerril, Rosa Bendala y yo. Tener a Alejandro (Rojas-Marcos) enfrente nos hizo más amigas. A Rosa la conocía del Partido y con Soledad he coincidido muchas veces. En el Congreso yo era vicepresidenta segunda y ella cuarta. Siendo delegada del Gobierno, estaba en Almería y vine a su toma de posesión de alcaldesa, me llamó ella pidiéndomelo.
-¿Un recuerdo municipal?
-Aquella Feria espantosa del 79. La portada del Abc, Luis Uruñuela con sombrero de ala ancha y yo de flamenca en la Caseta Municipal con un texto para enmarcar: aunque no lo parezcan, son el alcalde de Sevilla y la vicepresidenta de la Diputación. Yo siempre he ido en traje de flamenca a la Feria, haya tenido el cargo que tuviera, que siempre tenía alguno.
-En el 77 compite con su primer marido en los carteles y en el 79 va en la misma lista con el que sería su segundo marido.
-Manuel Ramón Alarcón era candidato al Congreso del Frente de Unidad de los Trabajadores. Con Víctor (Pérez Escolano) me casé en 1988. Yo iba de 3, él de 5.
-¿Fue a China comunista y volvió socialista?
-Viajé con Santiago Carrillo, él siguió a Corea del Norte y yo volví a España porque eran las elecciones parciales al Senado en las que Pepe Cabrera Bazán ocupó el escaño de Plácido Fernández-Viagas. Me llamó Rafael Escuredo y me dijo que quería contar conmigo.
-¿Qué la lleva al PSOE, la llamada de Escuredo o el choque con el comunismo chino?
-La crisis de los renovadores dentro del Partido Comunista. Después de las municipales de 1979 fuimos criticados y machacados. A Víctor le hicieron un juicio sumarísimo por la política urbanística. Fui de las primeras en irme, al final se fueron todos. Fernando Pérez Royo, el último comunista, fue eurodiputado socialista, nunca tuvo carné. Víctor tampoco.
-¿Usted sí?
-Yo nunca he creído en la independencia. El partido político es un instrumento para cambiar las cosas. Cuando el instrumento no te sirve lo cambias. Unas veces decía instrumento y otras herramienta según el nivel de percepción de la gente.
-Fue hasta gobernadora civil.
-Delegada del Gobierno y gobernador civil de Sevilla, hasta que Aznar lo convirtió en subdelegado del Gobierno.
-¿Pesa más gobernador civil?
-Pesaba en el franquismo. Yo nombré a las primeras gobernadoras en Andalucía, que fueron los últimos: Carmen Calleja, Charo Peral y Rosamar Prieto-Castro.
-De los dos hijos predilectos del 28-F, ¿qué le trajo más nostalgia, el comunismo de Luis García Montero o la interpretación de la actriz María Galiana?
-Para mí García Montero no es comunista, es poeta y le tengo cariño y admiración. Luis no es Felipe Alcaraz, aunque ambos sean militantes. El marido de María Galiana era compañero de Víctor en la Escuela de Arquitectura. Mi vocación frustrada es la de actriz, quería haber sido Marisa Paredes, pero me dieron la oportunidad de quedarme en la Universidad.
-¿Hizo Derecho por ser hija de juez?
-Pudo influir, pero no fue determinante. He sido feminista desde que tengo uso de razón. Siempre fui muy buena alumna y Filosofía y Letras era la carrera que hacían las mujeres hasta que se casaban. Eso no se daba tanto en Derecho; como yo escapé a esa regla del modelo de esposa y madre, luché para que salieran las demás.
-¿Por qué nace en Madrid?
-Soy la mayor de cinco hermanos. El segundo, Fernando, y yo nacemos en Madrid. Mi madre iba a dar a luz a la clínica La Milagrosa de Madrid y volvía a Montoro, donde mi padre era juez. Allí nacieron los dos siguientes. Mi madre fue embarazadísima a Murcia, donde mi padre era magistrado, allí nació mi hermano Javier. Tuvimos tantos traslados que creían que yo era hija de militares.
-Hay quien dice que no acudió al encuentro con Fidel Castro cuando vino a la Expo...
-Nos avisaron tarde y mal. Siendo vicepresidenta del Congreso fuimos a Cuba y estuve doce horas con Fidel. Otro episodio de la Expo por el que se metieron mucho conmigo fue por hablarle de usted a la reina Sofía o a la madre del Rey porque el usted hay que obviarlo con la Familia Real.
-Gobernó como comunista y en la oposición como socialista...
-Aquel pacto de la izquierda fue muy importante. Engordó al Partido Socialista y adelgazó al Pecé. Es el miedo que hay ahora, que ese pacto engordara a Podemos.
-¿Le marcó ser Antígona?
-También fui Isabel II en Farsa y licencia de la reina Castiza, de Valle-Inclán, con Roberto Quintana.
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