Sevilla FC

Pocos, pero certeros

  • De Jong defiende con la relevancia de sus goles sus pobres números (5) para el ‘nueve’ de un grande.

  • El holandés decidió el derbi, asistió en la eliminatoria ante el Cluj y marcó en el Wanda.

Luuk de Jong se encamina al terreno de juego del Sánchez-Pizjuán para entrenar.

Luuk de Jong se encamina al terreno de juego del Sánchez-Pizjuán para entrenar. / Sevilla FC

Cuando la temporada acabe, si es que acaba, será el momento de analizar el rendimiento de Luuk de Jong en su primera campaña en el Sevilla, pero lo que ya puede afirmarse sin ningún tipo de dudas es que el holandés ha protagonizado un caso muy curioso por ser el jugador que se convirtió en el centro de la diana de todas las críticas de un gran sector de la afición siendo –como lo es– de los más valorados por los profesionales.

Es cierto que para un club con las miras del Sevilla su cifra de goles, cinco tantos, no es la esperada, pero también lo es que esos pocos aciertos han sido en partidos escogidos, de gran importancia la mayoría para el equipo, y que sus tantos han servido en citas puntuales para dar un empujón al proyecto de Monchi y Lopetegui en momentos de apuros. Así sucedió ante el Betis en Heliópolis, cuando en los minutos finales decantó el derbi para los suyos con un fenomenal y violento zapatazo, o en el último duelo ante el Atlético de Madrid en el Wanda. En ambos casos el equipo sevillista llegaba en fase de muchas dudas, encontrando en la larguirucha figura de De Jong a un hombre clave.

O en la Europa League en un partido ciertamente feo en Rumanía ante el Cluj, fabricando en el tramo final (82’) el tanto de En-Nesyri que evitó la derrota del Sevilla con un empate que sirvió para pasar la eliminatora tras el 0-0 registrado en Nervión.

El juego de De Jong no ha sido de los que mejor ha entendido la afición sevillista. Su aspecto desgarbado, su manera de trotar –por su fisonomía– quizá cansina, junto a algunos movimientos poco ágiles con los pies llegó un momento en que se convirtieron en el epicentro de todas las críticas hacia Lopetegui, también coincidiendo con los deseos de la hinchada de ver en acción al defenestrado Dabbur. Puede que el reciente paso por Nervión de otro jugador con un físico comparable al suyo como André Silva jugara en su contra, aunque el precio de uno y de otro tampoco son equiparables.

Pero De Jong, con la ventaja de poder aislarse del entorno al desconocer el idioma, la cultura..., siguió trabajando para el equipo y ganándose el respeto de sus compañeros, que siempre vieron en su juego un referente importantísimo en ataque por muchas virtudes a veces sin brillo pero necesarias para el funcionamiento de un equipo. Capacidad para ganar los duelos aéreos, para fijar a los centrales contrarios en su área, para dividir la salida de balón del rival y para condicionar la forma de defender de los equipos que se enfrentaban al Sevilla.

Es verdad que sus 5 goles –todos en la Liga– son pocos para un delantero de un equipo que pelea por la Champions, pero también son muy pocos los 12 millones de euros que el Sevilla invirtió en su nueve comparados con las sumas astronómicas en que están valorados los delanteros con que cuentan sus rivales en la cabeza de LaLiga. El Sevilla no puede pagar ni a suplentes del Barcelona o el Real Madrid (Mariano sólo ha jugado unos minutos y declinó venir al Sevilla) ni a futbolistas por los que se interesen el Atlético o el Valencia (Morata, otro por el que el Sevilla tampoco pudo competir).

Pero ahora que el encierro domiciliario obligado por el Covid-19 nos hará a todos que valoraremos más las cosas que tenemos ayudará a los sevillistas a darle alguna cuota de mérito a lo hecho por De Jong, que ha ayudado al Sevilla a sumar puntos importantes. El holandés tardó en marcar su primer gol, cierto. Lo hizo en la novena jornada del campeonato, después de estrellarse con la mala suerte en el Camp Nou, ante el Levante, pero desatascó en el minuto 86 un partido en Nervión que parecía abocado al 0-0. Después, en el derbi en la jornada 13, rescató a Lopetegui de su primera crisis anotando en la recta final el 1-2 que hizo vibrar al sevillismo.

Siete jornadas más tarde, ante el Real Madrid en el Bernabéu anotó dos goles, siendo el primero de ellos el del polémico bloqueo de Gudelj a Militao que hizo a Martínez Munuera anularlo y que, al menos, hubiera permitido al Sevilla empatar un partido que perdió por 2-1. Repitió en la jornada siguiente de cabeza ante el Granada, encarrilando el triunfo (2-0) a los 11 minutos de juego, fabricó en Rumanía lo mejor del Sevilla en una mala tarde ante el Cluj, el resultado (1-1), y adelantó a los de Lopetegui ante el Atlético en el Wanda en un duelo tras el que todos coincidieron en elogiar la actitud del equipo.

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