Sevilla FC

Guantazo al modelo de negocio (6-0)

  • El Sevilla, con el sistema defensivo haciendo aguas, sufre un descalabro ante el Arsenal recibiendo media docena y cuatro goles en veinte minutos

Rakitic intenta dar un pase ante un rival.

Rakitic intenta dar un pase ante un rival. / Sevilla FC

Dicen que estas cosas vienen bien en pretemporada, que son buenas para abrir los ojos. Vamos a dejarlo ahí. Que le pregunten su opinión a Lopetegui, a Bono y a los defensas, por poner un ejemplo, a ver qué dicen. Otra cosa es que era una situación que se podía esperar y también, la tercera conclusión, es que tampoco hay mucho tiempo para corregir errores. Tienen que llegar refuerzos, sí, los han prometido, pero no queda mucho tiempo y el entrenador también necesita sesiones de entrenamiento para acoplar y levantar un nuevo edificio.

La única verdad es que el modelo de negocio recibió un guantazo de campeonato en el Emirates Stadium, donde un equipo de verdad castigó con dureza defectos que ya se vieron ante el modesto Angers francés, donde el sistema defensivo concedió demasiado para el rival que tenía enfrente con la pátina de maquillaje de un 6-0 a favor. Pero estaba cantado que, en escenarios como el de Londres, al Sevilla no le va a salir gratis desprenderse de golpe de Koundé y Diego Carlos. Monchi lo explicó todo perfectamente el viernes. El modelo no hay que cambiarlo, la perspectiva sí, y eso debe empezar por arriba, por poner los pies en el suelo y saber cuál es el estatus del Sevilla y con las armas que sale a la guerra.

El Sevilla ahora mismo necesita un cambio en un sistema defensivo que hace aguas ante cualquier rival con el mínimo de energía. Se ha quedado Fernando y eso lo aplauden los sevillistas, pero el brasileño acaba de cumplir 35 años y no tiene a su alrededor músculo con el que compensar su sapiencia táctica. Rakitic (34) pudo comprobar que no jugaría en un equipo del fondo de la tabla de la Premier, Jesús Navas (37 en noviembre) no era ni una sombra del del miércoles y En-Nesyri, el primero encargado de defender en el bloque, si tenía alguna esperanza de ser la apuesta de un equipo inglés para su ataque, quedó demasiado expuesto por su impericia para controlar un simple balón y hasta para impedir una salida del rival por el centro y en vertical, como en la primera parte.

Todo llevó a un Sevilla incapaz, que llegaba tarde a todas las segundas jugadas, sin noticia de esa presión arriba que había recuperado en esta pretemporada y con muchos espacios en los intervalos de una defensa de circunstancias. Bono hizo lo que pudo y evitó un desastre mayor, pero se llevó media docena, como hace tres días Fofana, el portero del Angers en medio de un ridículo que no es para alarmarse, pero sí para reflexionar y no seguir preguntando a los jugadores en las entrevistas por el “sueño” de ganar una Liga.

En menos de veinte minutos el Sevilla había recibido cuatro goles. Muy fuerte. Y lo peor es que arriba ni tiró entre los tres palos, aunque tuvo una tibia mejora en la segunda mitad fruto de la relajación local. No es excusa que el primer gol llegara en penalti riguroso por una carga de Rekik. Lo que vino después fue un bochorno. Gabriel Jesús, por el que el Arsenal sin estar en Champions ha pagado lo mismo por lo que el Sevilla ha vendido a Koundé, se presentó ante su público con un triplete en el homenaje a Reyes. Una pena, José, mira para otro lado…

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