Lamiéndose la tremenda herida que sufrió el miércoles a la vera de los Alpes llega el Sevilla a San Mamés. El Bocho está en alerta amarilla, temiéndose una ciclogénesis explosiva y así el panorama es como aterrizaba el Sevilla en el antiguo Sondica, hoy Loiu. Eso sí, la tropa de Lopetegui llega con diez puntos sobre los leones y con un partido menos, lo que hace que la cita de esta noche se afronte con el Sevilla en disposición de sanar heridas.

El pobre papel que el Sevilla ha realizado en la fase de clasificación con su consiguiente defenestración de Champions tendrá un efecto ciclogenético en la tesorería. Se presupuestó con optimismo y la realidad ha hecho que también se abra la alerta amarilla en la caja. Claro que ello no tiene por qué incidir en este avant match que tan pronto llega y que puede ejercer de bálsamo que cauterice la cornada que el Salzburgo le infirió en el desertizado Red Bull Arena.

Pero si en el redil sevillista ha cundido la preocupación, en el Bocho reina la inquietud por la dubitativa andadura de Athletic Club. Los brotes verdes vislumbrados en el Bernabeu se vieron truncados por la sensación que dio el equipo ante el Getafe en el Coliseum este último lunes. La falta de gol asusta y más que nada inquieta cómo la progresión de Iñaki Williams se ha parado en seco y que todo se fíe al fútbol que produzca Muniaín y al oportunismo de Raúl García.

Y una leonera tan poco temible llega este Sevilla que tantas bajas acumula. Pero el Sevilla de la Liga continúa moviéndose con autoridad y aunque de visitante no se muestre como de anfitrión, la ocasión de recobrar el ánimo se presenta bastante propicia. Y no es que la nueva Catedral sea un rodeo muy mollar para el equipo sevillista, pero su condición es la de favorito se ponga como se ponga quien se ponga, por lo que para qué curar mañana unas heridas que pueden sanar hoy.