El Derbi Sevillano | Presentación

Presentación del derbi: Soplos de energía

  • El corajudo final de Dortmund sonó para el Sevilla como el característico bufido del galope de los caballos, música celestial para igualar en sensaciones a un lanzado Betisl 

Los jugadores del Sevilla forman una piña justo antes del inicio del partido del lunes en Dortmund.

Los jugadores del Sevilla forman una piña justo antes del inicio del partido del lunes en Dortmund. / FRIEDEMANN VOGEL / EFE

No lo intenten siquiera. No las hay. Buscar explicaciones, igual que sacar conclusiones, analizar trayectorias, determinar un favorito... todo es inútil en un derbi. Lo es ya en el fútbol en sí, mucho más en un encuentro que va más allá de lo futbolístico. Aunque los actores no entienden esto como lo hacían aquellos que lucían tatuajes en el corazón en vez de en los brazos allá por los años setenta u ochenta, sí hay alrededor de la cita un halo especial, un halo canchero, que al final acaba calando en el profesional, que sabe –porque lo ha aprendido y es su obligación– que debe ponerle más pasión a este tipo de duelos para entrar en el corazón de los hinchas.

E iba camino este derbi de enfrentar dos estados de ánimo totalmente contrapuestos cuando la noche de Dortmund insufló a uno de los contendientes un soplo especial, distinto... un matiz positivo a una decepción previsible. Fue un broche de coraje a diez días negros, para olvidar, en los que los de Lopetegui han dicho adiós a dos de sus grandes sueños, la Copa y la Champions, aunque –lo más curioso– los últimos 15 segundos del descuento provocaron sensaciones opuestas a las de ese mismo breve segmento de tiempo en el Camp Nou, siendo las dos eliminaciones de una competición más o menos en fases avanzadas.

Nada baladí a las puertas de medirse al mejor Betis posible, uno con el que ni soñaban no hace mucho los “hartos de estar hartos” y que bramaban contra otro proyecto cercano a la chapuza de Haro y Catalán. Pero Manuel Pellegrini tiró de su librillo infalible de calma y tesón para construir un Betis dinámico que sabe por fin sacar la sonrisa de los suyos. La remontada ante el Alavés fue el subidón perfecto para afrontar el derbi, al que llega como jamás habría imaginado, en puestos europeos y después de cuatro victorias seguidas.

Un muerto muy vivo

Digamos que la cita se iguala a sensaciones con soplos de energía, como se denominan los característicos sonidos acompasados del galope vigoroso de un caballo. La liberación de la energía.

Los más agoreros mascaban la tragedia cuando sobre el césped del Signal Iduna Park, en pleno corazón la región de Renania-Westfalia, emergió el Sevilla guerrero y contestón que después de todos los errores defensivos a los que se volvió a agarrar el látigo de Haaland tuvo alguna opción para lograr una hazaña que hubiera hecho leyenda en Europa, como otras veces. Lo de antes, pese a la simplista atribución a la pizarra de Lopetegui, se había demostrado que son vicisitudes que entran dentro de lo posible cuando por medio hay un rival como el Barcelona, que curiosamente también apareció en la anterior mala racha de los blancos. Un duelo ante Messi y compañía y una visita al Chelsea debilitan. Como ahora. Aunque no perdió ninguno. Y quizá por eso alguien –no digo que todos tengan que hacerlo– pueda entender derrotas a priori evitables como las de entonces con Granada y Eibar y ahora ante el Elche.

Convengamos en que el Sevilla, por así decirlo, nunca se fue. Agarrado a su broquel de cuero y acero, salió de su letargo ante la legión liderada por el gigante vikingo y murió en la orilla cortando el aire a golpe de mandoble. Vuelve a aparecer la sangre en los ojos de la tropa y la reacción, aunque no sirviera para reparar el estropicio que hizo Haaland en Nervión, llega en el momento en el que tenía que llegar. La Liga centra a partir de ya todos los esfuerzos (no queda otra) y la disposición es recitar a Fray Luis de León en el mismísimo derbi. “Decíamos ayer...”.

Un cohete verdiblanco

Pero el Betis no habla en pasado ni en futuro y sí lo hace en presente y quizá pueda ser la gran diferencia. Con los algoritmos bastante más que subiditos, el conjunto heliopolitano llega al derbi en dinámica nítidamente favorable. Es lo más que se puede decir en un duelo en el que eso de colgar el cartel de favorito a uno u otro acarrearía un suspenso en Primero de rivalidad sevillana. Buenas vibraciones, inercia positiva, un grupo que llega como un tiro... todas esas expresiones encajan en una definición aceptada del momento actual de los de Pellegrini.

Están en su mejores días de la temporada los verdiblancos, a Haro y Catalán los dejan tranquilos por un tiempo, y hasta se hacen cuentas con los puntos que los separan de su acérrimo enemigo. Seis, que podrían ser tres con una victoria... pero también nueve con una derrota.

El bético sueña, no ya con Europa, sino hasta con la Champions League. ¿Y por qué no? Con Borja Iglesias viviendo por fin sus mejores días y recordando al de Zaragoza y Espanyol, la secuencia de resultados con la que planta su autobús el Betis en la fachada del mosaico de Santiago del Campo es, ahora mismo, la mejor de la Liga, así de sencillo. Nadie en la categoría ha logrado enlazar más de cuatro victorias. Lo había hecho precisamente su rival de este domingo. Cuatro no, seis sumó el Sevilla antes de caer ante Barça y Elche, que deben ser, por el nivel futbolístico de ambos, como el yin y el yan de la Liga. Messi y Nino, leyendas de cómic a color y a blanco y negro.

La última remontada ante el Alavés fue para el Betis como lo del Sevilla en Dortmund, pero consiguiendo al final el objetivo, en este caso los puntos.

No se vayan antes...

No es válida, por desgracia, la excusa de salir cinco minutos antes para que no coja el atasco, peto igualmente avisados están. Pídanse la penúltima cuando el partido enfile sus diez, cinco últimos minutos y hasta cuando entre en el descuento. Con Sevilla y Betis por medio el final puede ser de infarto, pues son los equipos que más goles –y partidos– han ganado en los estertores de cada envite. Las pruebas están frescas. En el 81 y en el 88 le dieron la vuelta los verdiblancos al choque ante el Alavés el lunes y 24 horas después En-Nesyri volvía a hacer ver posible la hazaña en Dortmund en el 95.

Pero no ha sido sólo esta semana. Ambos equipos han mostrado una facilidad asombrosa para marcar en esos minutos en los que todos miran impulsivamente el reloj, tanto los que van perdiendo como los que van ganando.Vaya, que prometen tenernos con el corazón encogido hasta el final en lo que será sin duda un derbi muy largo.

Falta un invitado...

Con una incidencia en el resultado –entiéndase la expresión sin faltar a nadie– que ha cobrado quizá más protagonismo que nunca (o ésa es la apreciación general), el árbitro y el VAR toman un papel activo en el derbi paralelo y equiparable al de los propios futbolistas, no tanto por la designación como por sus decisiones. Falta por conocer la identidad del invitado o los invitados de negro –utilizando una vieja asociación cromática– y ello hoy por hoy no es un asunto cualquiera. La interpretación de las manos en las áreas, por poner el ejemplo más común y polémico de la intervención del videoarbitraje, y su buen manejo por parte de los equipos se ha convertido ya en un aspecto tan decisivo como un penalti o un córner.

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