Cayó con las botas puestas, pero de forma muy dolorosa para el Sevilla. Inferior al Barça en el cómputo general, pero irse habiendo tenido la eliminatoria en la mano es muy doloroso. Además, los caminos por los que el Barça obtuvo plaza para el 17-A en la Cartuja fueron tan tortuosos, colaboró tanto el Sevilla, que el traspié adquiere visos de drama. Sobre la última campana y tras fallar un penalti que era gloria bendita es demasiado.

Al descanso se temía lo peor, pero se tocaba la ropa el Sevilla porque lo mejor era el resultado. Había sido una pesadilla para los de Lopetegui, que fueron acosados y hasta derribados en más de una ocasión. La pelota era propiedad exclusiva del Barça, Ter Stegen sólo intervenía para sacar el balón jugado y en el centro del campo todo discurría con una persecución de sombras azulgrana sin demasiado éxito. A todo esto, Acuña, el mejor del Sevilla, evitaba en la raya el segundo.

Pero insisto en que de aquella barahúnda de juego local, el resultado da mucho pie a soñar con lo del 17-A en la Cartuja. Se espera en el intermedio que la cosa se nivele y que el soliloquio derive a diálogo; o sea, a una normalidad que hasta entonces no aparece por parte alguna. De Jong el sevillista y En-Nesyri son dos náufragos en ataque sin alimentación alguna, pero el resultado pinta a un buen final y como Lopetegui hará cambios, la esperanza sigue latente y argumentada.

Ha mejorado mucho el Sevilla ante un Barça que ha bajado el pistón, pero van a pasar cosas y ninguna baladí. El infalible Ocampos yerra desde los once metros, Alba hace temblar el larguero y Piqué cabecea en el descuento a la red. Además, prórroga en inferioridad por roja a Fernando para que Braithwaite desnivele en colaboración con Vaclick. Luego penalti de Lenglet que no se considera punible y será el Barça quien esté en Cartuja; fútbol es fútbol.