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El aguante, seña de identidad de Carriço

  • Mientras el Sevilla intenta aligerar su línea defensiva, el portugués se aferra a sus opciones y convence a Lopetegui para encarar su séptimo curso en el club

Carriço, durante un partido de la pasada campaña.

Carriço, durante un partido de la pasada campaña. / Martin Divisek / Efe

A día de hoy, el Sevilla tiene en nómina nada más y nada menos que seis centrales. Una cifra que debería adelgazar de aquí a septiembre, pues no hay espacio para que coexistan todos y el límite salarial invita a descargar las filas por algún sitio. Así, mientras jugadores casi nóveles en el club como Gnagnon o Sergi Gómez están en la rampa de salida, Daniel Carriço encara la que será su séptima temporada en la Avenida de Eduardo Dato.

Pese a que sobrepasa la treintena y hace no mucho parecía condenado por su tendencia a las lesiones, el portugués se ha aferrado a su lugar y está siendo una de las piezas más utilizadas por Lopetegui en esta pretemporada. Es más, ha partido en el once inicial en cinco de los siete amistosos jugados por el equipo. Cuando apenas restan nueve días para que el balón de la Liga eche a rodar, Carriço vuelve a tener una plaza garantizada en el plantel.

El jugador de Cascais aterrizó en el Sevilla en 2013, siendo entonces su naturaleza la de un pivote. Fue Unai Emery quien paulatinamente lo fue trasladando a la zaga, que es la línea en la que ha acabado actuando más asiduamente y en la que ahora se gana el pan. El luso cuajó tres cursos a alto nivel de la mano del de Hondarribia, pero cuando éste marchó a París, se le torcieron las cosas.

Es más, en los dos ejercicios siguientes tuvo un papel muy residual, disputando sólo 1.089 minutos entre ambos. Sus continuas lesiones musculares lo penalizaron tanto con Sampaoli como los que vinieron después. Algunos como Montella tampoco se lo pusieron fácil cuando estuvo a tono.

La campaña pasada, Pablo Machín sí quiso recuperarlo para la causa. Y ante las lagunas dejadas por la planificación en la línea defensiva, Carriço ofreció respuestas. De hecho, el Sevilla se apuntó la victoria en 25 de los 38 envites que disputó el portugués, que aun estando lejos de su mejor versión, mejoró a la mayoría de sus compañeros en aspectos conceptuales. Las sendas han cambiado ahora con Lopetegui, cuya forma de distribuir al equipo es muy distinta a la de Machín. Pero el ex seleccionador no ha tardado en notar que a la raza de Carriço todavía le queda vida útil.

Si con Emery mostró un rendimiento fabuloso en contextos en los que el Sevilla pasaba muchos minutos agazapado, el luso deberá acostumbrarse a otras conductas esta temporada. Lopetegui pide que a cada pérdida de balón le siga una presión inmediata. Y por supuesto coral. La tensión de los delanteros tiene que verse correspondida por un paso adelante de centrocampistas y defensas. Y pese a que lo entendió desde la primera charla, ahí Carriço va a tener que ser muy expeditivo.

Y es que jugadores como Kounde cuenta con una notable ventaja sobre él a la hora de realizar las vigilancias. Si acude a intentar asfixiar la salida rival y no lo consigue, son muchos los metros que quedarán a sus espaldas. El joven francés sí tiene las piernas necesarias para corregir errores, pero Carriço no goza de esa explosividad. Tampoco la tiene Diego Carlos, no obstante, pero sin duda será una tarea ardua para el central portugués. A su favor tiene la confianza que Lopetegui le está mostrando en esta fase preparatoria. De momento, al luso se le intuye un papel relevante en los planes del guipuzcoano.

Para él los años no suponen una losa, sino un valor añadido. “Un defensa en esta edad es cuando se encuentra más cómodo”, aseguraba hace poco menos de un año en una entrevista con este diario. “Te posicionas mejor y sabes perfectamente lo que tienes que hacer en el campo. Es más fácil para un jugador de nuestra posición cuando tiene 30 años”, explicaba. Seguramente, sin esa convicción no iría camino de su séptima temporada en el club.

Carriço es uno de esos jugadores cuya esencia es el aguante. Lo es en el campo y también fuera de él, pues en sus peores momentos no ha abierto el pico y ha trabajado en silencio. Hace algunas semanas, eso sí, reconocía que contar con la certeza de continuar le da “más confianza” que la que tenía el año pasado a estas alturas.

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