El partido del Sevilla | Análisis

Mejor mordiendo que esperando

  • El Sevilla pasa de una fase de dominio apabullante desde una presión intensa a la zaga bética a dar el paso atrás y vivir del contraataque.

  • El borrón llegó al final con la pérdida de la posesión.

La pizarra del Sevilla.

La pizarra del Sevilla. / Departamento Infografía

Como son tradicionalmente los derbis, pasionales, el comportamiento táctico del Sevilla fue un poco eso: impulsos, sobresaltos, fases de mayor control (sobre todo coincidentes con la presión a la salida de balón del Betis) y fases de meterse atrás, de contragolpear y de pasarlo mal al perder la iniciativa del partido. Esto último motivado claramente por la salida del campo de Banega y Franco Vázquez. La primera por un cambio obligado, pero la segunda por una decisión discutible que –es verdad– fue anterior a la aparente lesión del rosarino.

Pero en líneas generales el equipo de Caparrós supo jugar sus cartas en el derbi y llevar el partido a ese ascua en el que la calidad de los suyos podía brillar. No todo es oro lo que reluce, pues el sevillismo para sonreír en este Domingo de Ramos le debe mucho a Vaclik (un titán ante Jesé) y también pasó un cuarto de hora de fatiguitas que si no llega a ser por ese zapatazo del Mudo habría tenido su peaje en el marcador y en su cuenta de puntos.

Defensa

La baja a última hora de Gonalons llevó a traducirse en dudas en la primera fase del encuentro. El pasillo central estaba claramente desprotegido con la disposición inicial elegida por Caparrós, a saber, Banega y Franco Vázquez en el medio y Roque Mesa como falso extremo zurdo. Jesé pudo hacer sangre ahí con hasta dos mano a mano con Vaclik, pero, como en Valladolid –y puede que estuviese programado–, Munir se pegó a la banda hacia los 20 minutos de juego para que el Mudo se posicionase de segundo punta y Roque por detrás.

Fueron los mejores minutos gracias a una presión a muy alta intensidad y bien coordinada que abrumó al Betis en la salida de balón y llegó a tenerlo grogui.

Después, en la segunda mitad, dio un paso atrás para contragolpear y, aparentemente, matar el partido, pero perdió el control. La primera línea de presión se vino muy atrás y la entrada de Aleix Vidal y Rog impidió que el Sevilla defendiera con balón.

Ataque

La presión y el robo adelantado de la primera mitad vino acompañada de ataques en oleadas y en superioridad numérica que desarbolaron a un Betis incapaz de salir del área propia. El paso adelante de Franco Vázquez dio más claridad de ideas en fase ofensiva, apareciendo la figura del tercer hombre en paredes y asociaciones con Banega, Sarabia y Ben Yedder como complementos del cordobés.

Sin embargo, el equipo perdió la posesión de la pelota cuando mejor tenía las cosas para llegar a un final de partido plácido. Aleix Vidal metió al equipo atrás con las pérdidas y, sin Banega y el Mudo, faltaban recursos para llevar el partido a donde al Sevilla le interesaba.

Virtudes

La valentía de salir a morder arriba llegó a tener noqueado al Betis en una fase y fue inteligente al esperar y contragolpear en otra en la que parecía que todo había terminado.

Talón de Aquiles

Ese final de partido, con una decisión discutible en la elección de los cambios, le restó glamour y empaque a un buen partido en líneas generales.

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