García Pimienta gana en el Sevilla menos que en Las Palmas
El Sevilla está aún a dos victorias de las sumadas por el equipo canario con el catalán al frente la temporada pasada a estas alturas
Nyland pone el dedo en la llaga: "hay que matar los partidos"
A un entrenador del impresionante bagaje de Carlo Ancelotti, por ejemplo, le resulta tremendamente difícil superarse cada año. Lógico cuando ya lo ha ganado casi todo y lleva tantas temporadas en la élite. Para Xavier García Pimienta sólo existe una referencia, la campaña pasada. Es un neófito que se ha encontrado conduciendo un Fórmula 1, eso sí, con el carburador atascado y pendiente de pasar por el taller para reparar un buen puñado de averías.
Y pese a todo lo bueno que ha hecho ya el entrenador barcelonés en el Sevilla no mejora los números que firmó en la UD Las Palmas. Y eso que por estas fechas el equipo canario ya había iniciado la cuesta abajo. Desde el 10 de febrero en que ganó al Valencia en el Estadio de Gran Canaria no venció ni un partido hasta final de temporada el cuadro amarillo a las órdenes del hoy técnico sevillista, por lo que es presumible que en su aventura en el Sánchez-Pizjuán superará los 40 puntos con que cerró la campaña pasada (en la decimosexta posición en la tabla).
Particularmente al Sevilla de García Pimienta le cuesta ganar. Ocho triunfos suma el cuadro nervionense y aún está lejos de los diez que ya a estas alturas de temporada había conquistado Las Palmas. Y es que el Sevilla, que en 2025 sólo ha perdido ante el Barcelona en la Liga –más el 4-1 en la Copa a manos del Almería–, es el rey del empate. Nadie ha empatado más que el equipo de García Pimienta. Nueve igualadas, muchas de ellas en el Sánchez-Pizjuán ante equipos a los que debería haber doblegado como Valencia, Espanyol, Mallorca u Osasuna. Aunque otros cinco equipos de Primera llevan igual número de partidos acabados en tablas que los sevillistas: Athletic, Rayo Vallecano, Getafe, Leganés y Valencia.
El Sevilla, en las 26 jornadas disputadas hasta la fecha, suma 8 triunfos, 9 empates y otras 9 derrotas. 33 puntos que están aún por detrás de los 36 que totalizaba el equipo canario justo en el mismo segmento de partidos en el pasado curso. García Pimienta había firmado 10 victorias, 6 empates y otros 10 partidos perdidos. Nada mal para tratarse de un equipo recién ascendido. Estaba noveno en la tabla, en mejor posición que el Sevilla actual, que es duodécimo y tiene ante sí un empinado calendario con cuatro duelos ante equipos importantes como Real Sociedad, Athletic, Betis y Atlético de Madrid. Una incógnita dónde estará el cuadro hispalense cuando pase este repecho y le toque visitar al Valencia en Mestalla.
El sevillismo esperaba más de este equipo, la verdad. Sobre todo si ha tenido varias veces la oportunidad de dar el salto y no lo ha hecho. Una voz autorizada, un referente ya como Örjan Nyland, dejaba caer una reflexión en este sentido: al equipo le ha faltado en muchas ocasiones determinación para ir de verdad a por los partidos. Ha faltado convicción y parte de ese sentimiento ha manado de la filosofía del entrenador formado en la cantera del Barcelona, cuyo discurso, por ejemplo, tras cada empate ha estado lleno de elogios para su equipo cuando el sentimiento general desde fuera ha sido bien distinto y no cargado de tanto optimismo.
García Pimienta, se supone que con una plantilla mejor que la que tenía entre manos la temporada pasada, no ha logrado igualar lo que hizo en Las Palmas. Y eso contando con que la calidad de Lukébakio le ha sacado más veces de lo esperado las castañas del fuego.
Es por eso que el barcelonés no ha logrado aún entrar en el corazón del aficionado. Capta éste un halo que se aleja de la sinceridad que tiene que tener un director de grupo y el amago de pulso que protagonizó con los dirigentes a cuenta del mercado de invierno –con marcha atrás incluida– acaba por corroborar esta corriente.
Y olisquea también la sabia afición sevillista el modelo reservón con envoltorio de fútbol de toque que ha traído García Pimienta. Por sus actos y sobre todo por su gestión de los partidos, tiende el catalán a apreciar el empate y darle valor a sumar un punto si con eso evita una derrota. Esa falta de ambición no casa con la filosofía sevillista y tarde o temprano es un tema que explotará. Mientras tanto ahí está, disfutando de la medianía y aspirando a dar por acabada la temporada en abril.
También te puede interesar
Lo último