Sueños esféricos
Juan Antonio Solís
En nuestras miserias manda Javier Tebas
Lo ocurrido el pasado domingo en el Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán puede calificarse como histórico, aunque no en el buen sentido de la palabra. Cuando el duelo entre Sevilla Fútbol Club y Atlético de Madrid se encontraba rozando la hora de partido, prácticamente toda la grada baja del Gol Norte nervionense se llenó de cartulinas amarillos junto a una pancarta en la que podía leerse "¡¡Junior vete ya!!", en alusión al presidente sevillista José María del Nido Carrasco, conocido por este apodo debido a ser el hijo de José María del Nido Benavente.
Acto seguido, tal y como se puede observar en el vídeo al inicio de la noticia, los aficionados de esta zona comenzaron a lanzar las cartulinas al terreno de juego en forma de pelotas de papel, lo que supuso la detención momentánea del encuentro e incluso la amenaza de suspensión del mismo, tal y como pudo escucharse por la megafonía del coliseo blanquirrojo. Los trabajadores del club se dedicaron a recoger los objetos arrojados por la grada, mientras Jan Oblak se acercaba a dialogar con Soto Grado y los jugadores del combinado hispalense pedían a los hinchas que parasen para poder continuar el partido con normalidad.
Mientras tanto, todo el estadio coreaba en contra de un Consejo de Administración que se sabe condenado por su propia gente. Tanto el presidente como Pepe Castro, quien fuera máximo responsable de la entidad y ahora ocupa el cargo de vicepresidente, la consejera Carolina Alés y el director deportivo Víctor Orta recibieron las críticas de una afición que parece haber llegado a un punto de no retorno. La tensión continúa en ascenso, y la planta noble de Nervión no parece dispuesta a ceder ante una afición que ya prepara una nueva protesta contra la directiva de su propio equipo para el duelo que se celebrará el Domingo de Resurrección contra el Alavés.
La situación llegó a tales extremos al finalizar el choque que José Ignacio Navarro, al que muchos hinchas del Sevilla acusan de ser bético, fue agredido a su salida del Sánchez-Pizjuán, en un acto deleznable que el club hispalense ha condenado a través de sus canales oficiales y que llevará ante la justicia. Hechos como este no hacen sino romper aún más las relaciones entre un club y una grada que cada vez se muestra más consciente de lo preocupante que está tornando la temporada a falta de menos de un mes y medio para que termine la competición.
Con ocho jornadas por disputarse, el conjunto nervionense tiene ocho puntos de ventaja sobre el descenso y siete de diferencia con la séptima plaza que ocupa el Celta de Vigo. Por enésima vez en estas dos temporadas, los de Nervión vuelven a vagar por tierra de nadie mientras miran con anhelo tiempos pasados que fueron mejores, asumiendo que este será el segundo año de forma consecutiva que los suyos no disputarán competición europea.
Para colmo, los de García Pimienta deberán enfrentarse a cinco equipos que se encuentran por debajo en la clasificación. Lo que no era un drama hace apenas un mes se ha convertido en un auténtico problema tras sumar tres derrotas consecutivas, ya que la segunda mitad de marzo y el comienzo de abril no han podido salirle peor a los hispalenses.
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