Se hunde su barco y sobrevive en el mar escondiéndose dentro del congelador
Al partirse el bote en el que había salido a navegar durante un par de días se vio obligado a buscar refugio en el interior del congelador
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El mar esconde infinidad de historias. Algunas terminan en dramas familiares de difícil olvido pero otras lo hacen con final feliz. Como es el caso del pescador Romualdo Macedo Rodrigues, que ha sido rescatado sano y salvo después de once días navegando sin rumbo tras hundirse el barco en el que salió a faenar en aguas brasileñas ¿cómo lo consiguió? ¡Escondiéndose en el interior del congelador!
Afortunadamente Macedo Rodriguez, de 44 años, no tuvo que llegar al nivel del mexicano José Alvarenga, que estuvo a la deriva en el Pacífico durante más de un año y tuvo que alimentarse de algas, aves crudas y las pocas criaturas marinas que pudo encontrar, hidratándose con su propia orina, agua de lluvia y sangre de tortugas, pero sí ha vivido experiencias increíbles, tal y como ha narrado tras salir del hospital. "Ese congelador era Dios en mi vida. Lo único que tenía era el congelador. Fue un milagro", comentó a Record TV.
Acechado por los tiburones
Al partirse el bote en el que había salido a navegar durante un par de días se vio obligado a buscar refugio en el interior del congelador, desde el que achicó todo el agua que pudo para quedar flotando en la superficie. La marea hizo el resto: le llevó desde Brasil hasta aguas de Surinam, no sin antes contemplar escenas de nervios, como cuando se le acechaban tiburones.
El protagonista de esta historia pasó un total de once días sin comer ni beber y en ningún caso contempló la posibilidad de saltar a mar abierto porque no sabe nadar. La escena en la que es rescatado ha quedado inmortalizada y muestra a un hombre exhausto, cansado de pelear con las olas y que, aún con los ojos vendados y tras estar a merced del mar durante casi trescientas horas, suplica por beber agua después de haber conseguido alzar los brazos para que ese bote que pasaba junto al congelador no se marchara en la que podía ser su única opción de sobrevivir.
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