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Coronavirus

Así se puede medir el dióxido de carbono como indicador del riesgo de contagio en las aulas

Aula de Infantil de un colegio público de Sevilla.

Aula de Infantil de un colegio público de Sevilla. / D. S.

Hace unos meses científicos y grupos de investigación de diferentes instituciones públicas y universidades que estudian el mecanismo de transmisión del covid-19 a través de aerosoles se unieron con entidades sociales para crear Aireamos.org, plataforma desde la que han establecido protocolos y guías sobre cómo ventilar correctamente cada espacio.

Desde su punto de vista, se puede ventilar de forma eficiente para eliminar el coronavirus sin comprometer el confort térmico y eso pasa por disponer de medidores de CO2 en cada espacio interior para analizar el aire exhalado. También en las aulas.

A punto de cumplirse un año desde que se estableciera el Estado de Alarma en España por primera vez, los expertos han establecido claramente que la principal vía de transmisión del coronavirus son las gotitas que expelemos al toser o estornudar y que también juegan un papel muy importante los aerosoles, al respirar, hablar, reír, cantar, partículas que se mantienen durante más tiempo en las zonas donde se esparcen.

Ascensores, lugares de trabajo, transportes y colegios se convierten así en lugares de alto riesgo, en los que incluso las mascarillas o la distancia de seguridad pueden no llegar a ser suficientes para protegernos ¿Por qué? Un dato basta para entenderlo. Si al aire libre la concentración natural del planeta de CO2 es de 400 ppm (partes por millón), en un interior la cifra aumenta hasta las 700 ppm. A partir de esa cifra hay que empezar a ventilar, porque indica que ese aire ya se ha respirado y no es fresco.

Disponer de un medidor de CO2 en las aulas permite establecer patrones y protocolos adecuados para cada caso

En el caso de los centros escolares, disponer de un medidor en las aulas permite medir las concentraciones de CO2 por aula, establecer patrones y protocolos adecuados para cada caso. Este medidor permite a los investigadores obtener información para aprender más sobre cómo se producen los contagios. La plataforma Aireamos.org defiende que estos medidores, además, no solo serán útiles durante la pandemia de Covid sino también después, puesto que el CO2 es un indicador de calidad de aire. Estas son algunas de sus reflexiones al respecto.

Protocolo de ventilación en Aulas para prevención de COVID-19 Protocolo de ventilación en Aulas para prevención de COVID-19

Protocolo de ventilación en Aulas para prevención de COVID-19 / Aireamos.org

El CO2 como indicador de la calidad del aire interior

La concentración de CO2 (dióxido de carbono) en el interior de locales ocupados es habitualmente utilizado como indicador de la calidad del aire interior debido a su relación con la acumulación de aire exhalado por los ocupantes.

De esta manera es posible relacionar esta concentración con la acumulación de diversos contaminantes en recintos cerrados, así como con la capacidad de la ventilación para diluirlos, en especial para locales con densidades de ocupación elevada —como puede ser el caso de las aulas.

En virtud de esta relación la medida del nivel de CO2 en los espacios interiores resulta un indicador muy útil para evaluar el riesgo de transmisión de la COVID-19, dado que los ocupantes emiten CO2 junto a la exhalación de aerosoles que pueden transmitir esta enfermedad.

Límites recomendados de CO2 para aulas

Como medida general preventiva de transmisión de COVID-19 en las aulas se recomienda mantener una concentración de CO2 por debajo de 700 ppm. Por debajo de este valor se consigue una dilución suficiente de los aerosoles exhalados por las personas presentes en el aula.

En general, se ha comprobado que, en la mayor parte de las aulas, es factible respetar el límite de 700 ppm (más aún 800 ppm) mediante ventilación natural y/o mecánica (en caso de disponer de esta). En pasillos y zonas comunes que comunican con las aulas, se recomienda adoptar un límite de 550 ppm.

Uso de sistemas de filtrado

En algunos casos se utilizan equipos portátiles de filtrado del aire, con capacidad de retener de manera eficaz los aerosoles, lo cual contribuye a controlar el riesgo de transmisión.

En estos casos su uso no se traduce en menores concentraciones de CO2 en el interior del aula, por lo que, si el equipo está bien dimensionado, podrían superarse los límites de concentración aquí indicados sin aumentar el riesgo de contagio.

En cualquier caso, la concentración de CO2 nunca debe superar 1000 ppm de manera habitual.

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