"Mi programa no se parece en nada al que conduce Chicote"
Beatriz de la iglesia. 'coach' de cuatro
Mediaset amplía sus espacios de ayuda con 'Negocios al límite', con el que tiende una mano a las empresas que están a punto de colgar el cartel de 'Se vende'.
Cuatro hace una nueva apuesta por los programas de ayuda. Esta vez acude al SOS que lanzan negocios en quiebra y pone al frente a una experta en coaching empresarial como Beatriz de la Iglesia. Para ella, no todas las empresas pueden ser protagonistas de este espacio sino sólo las que tienen alma, ésas que esconden detrás de cada trabajador una historia con sentimiento, un drama que haría el cierre aún más doloroso.
-En un tiempo tan delicado como el que estamos atravesando, no le debe haber sido difícil encontrar empresas en quiebra
-Más que negocios en quiebra lo que buscamos es reflotar empresas con alma. Ésas cuyo cierre, además del problema económico, supondría también una pérdida sentimental. Realmente los problemas de la mayoría de nuestros empresarios son ajenos a la crisis.
-A pesar de que los negocios a los que ha prestado su ayuda son muy diferentes entre sí, asegura que casi todos suelen tener en común los mismos males
-Así es. Tienen un denominador común y es que casi ninguno ha sabido escuchar al cliente. Los empresarios sólo ven que los clientes se marchan, pero no saben por qué. Por eso lo que intentamos en Negocios al límite es, sobre todo, que sepan escuchar al cliente. Además, me ha costado mucho que los empresarios hicieran autocrítica. Por regla general, les cuesta trabajo aceptar que tienen la culpa de lo que sucede y suelen echar balones fuera. No son responsables de sus acciones y el ego y el orgullo se les suele disparar. Además, se suman otros factores, como que el empresario no adopta la postura de líder, algo que suele provocar indisciplina en el negocio.
-¿Cuál ha sido la máxima más repetida a la hora de tender su mano a estos negocios?
-Sobre todo, que miren al cliente; que escuchen sus necesidades y que lo hagan sentirse especial. En torno a esta premisa gira gran parte del programa.
-¿Cuánto tiempo suele emplear a la hora de poner de nuevo en valor un negocio?
-Sería difícil darte un tiempo exacto. Cada negocio es único y los tiempos cambian mucho de uno a otro. Lo que sí te diré es que no me marcho hasta que no dejo todo el trabajo hecho.
-Además de dejar el trabajo hecho, como dice, antes de irse también suele ponerles un reto para ver si lo que han trabajado juntos ha calado en el empresario o si, por el contrario, lo que buscaban al llamar al programa era la reforma final de la que se beneficia su negocio.
-El reto es indispensable porque es lo que me indica que se ha hecho un trabajo correcto. Ellos demuestran que lo han asumido de forma correcta y eso es lo que me hace volver a casa más tranquila. En cuanto a la reforma de la que hablas, la hacemos en todos los negocios. Proponemos un cambio integral que implica también un cambio de imagen. Cuando un negocio está a punto de cerrar, suele existir también una cierta dejadez y eso el cliente lo nota. Por eso, con la reforma lo que intentamos es que el cliente se vuelva a sentir atraído y no lo siga viendo como un negocio sucio y abandonado.
-Hasta ahora en televisión sólo se ha visto un programa que auxilia a negocios en quiebra, pero sólo son de hostelería y tienen a Chicote como referente. ¿Encuentra alguna similitud entre Negocios al límite y Pesadilla en la cocina?
-Mi programa sigue la pauta de Cuatro, que ha sido pionero a la hora de apostar por los programas de 'coaching'. En este caso, además de coaching se aplica el mentoring, por lo que no se parece en nada al que conduce Chicote. Me inspiran más bien otros programas de la cadena, como Supernanny o Hermano Mayor. Ojalá pueda estar alguna vez a la altura de ellos. Cuando llego a un negocio, me convierto en capitana pero también me arremango y trabajo codo con codo con el empresario. Cada persona tiene su estilo y sus códigos y en Negocios al límite, como te he dicho antes, auxiliamos a negocios con alma, por eso implica también las emociones y sentir que sus éxitos son los tuyos.
-Lleva años trabajando en el coaching empresarial pero es la primera vez que lo hace ante las cámaras. ¿Cómo se ha sentido?
-Si te soy sincera te diré que me he olvidado de ellas. Te implicas tanto en lo que deben hacer que no te das cuenta de que hay cámaras delante. Lo único que buscas es que sean capaces de salir adelante.
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