decimoctava de abono de la maestranza

Aburrimiento bajo las estrellas

  • El Gallo, Ferrater Beca y Jesús Muñoz, terna inexperta, de vacío tras despachar cinco novillos de La Quinta, con el denominador común de la nobleza, y un sobrero de Guadaira, incierto

Las plazas de primera para las novilladas se han convertido en despachos de lotería donde acuden, por lo general, tiernos noveles sin preparación suficiente al no estar placeados.

Anoche, por ejemplo, los aficionados hojeaban sus programas de mano y se encontraban que El Gallo toreó el año pasado diez festejos y que Ferrater Beca y Jesús Muñoz se presentaban con picadores en Sevilla.

Los noveles, que cuentan con el respaldo de las Escuelas Taurinas en el escalafón sin picadores se quedan huérfanos a partir de su debut con caballos o incluso antes. El sistema en la organización de festejos se ha quedado trasnochado. Una vez que la mayoría de ayuntamientos han retirado sus subvenciones, deberían existir certámenes con picadores en plazas de segunda y tercera donde se foguearan estos novilleros para que las de primera categoría, como la Maestranza sevillana, dejaran de ser Despachos de Loterías y Apuestas Mutuas del Toreo.

Por ejemplo, la terna de ayer -también es cierto que es lo que ven en sus mayores- lidiaron los santacolomas de La Quinta, sin tener en cuenta su encaste. Y aburrieron al personal con decenas y decenas de muletazos que no calaban en el respetable. Con un toro o un novillo de Santa Coloma no se trata de dar muchos pases, sino de muletear con mando y de dominarlo, para luego recrearse en el lucimiento.

La nocturna nos deparó una sorpresa: los varilargueros, cuando terminaban de picar, entraban al callejón por el portón del 5 y recorrían el anillo por el mismísimo callejón, camino del patio de caballos. Supongo que dirán que es para ahorrar tiempo, una medida que ya se tomó en la plaza de Madrid. Pero aquí ni se ha debatido ni los aficionados de Sevilla la han pedido públicamente.

Se lidiaron cinco novillos de La Quinta, en conjunto bien presentados y de desiguales hechuras, con el denominador común de la nobleza y un sobrero, como cuarto bis, de Guadaira, incierto.

El conquense Aitor Darío El Gallo con el que abrió plaza, que cumplió en los primeros tercios, realizó una labor en la que faltó mando y limpieza ante un novillo noblón por el pitón derecho y que echaba la cara arriba por el izquierdo. Dos pinchazos y estocada y silencio como balance.

El cuarto, tras partirse un pitón al rematar en un burladero, fue devuelto y sustituido por un sobrero de Guadaira, incierto, con el que El Gallo se mostró voluntarioso y aguantó un par de coladas secas. Mató de estocada y fue silenciado.

Ferrater Beca recibió con algunas verónicas con gusto al segundo, un torete en trapío. Con la franela realizó una faena desigual, con dos cogidas, afortunadamente sin consecuencias, que impactaron en los tendidos. Se salvó de puro milagro. El público estaba con el novillero. Si en algún momento del festejo hubo un atisbo de premio fue en este novillo, pero el sevillano mató muy mal, de cuatro pinchazos y otro hondo y escuchó la única ovación de la noche.

Con el quinto, que se quedaba corto y salía de los embroques con la cara alta, Ferrater Beca se mostró voluntarioso en una labor que fue silenciada.

Jesús Muñoz tuvo como primer oponente a un ejemplar bajo, más en el tipo santacolomeño, que cumplió en varas. El de La Puebla del Río concretó un trasteo desigual ante un ejemplar noble y que deslucía los muletazos al salir con la cara alta.

Con el sexto, un toro en hechuras, que empujó en varas y esperó en banderillas, Jesús Muñoz realizó una labor tesonera, pero sin brillo con un ejemplar manejable. Mató mal y fue silenciado.

El espectáculo, novillada picada, estrenaba nuevo horario, nocturno, con el fin de que acudiera más publico. Fuera porque mucha gente andaba de vuelta del Rocío, por el calor o por otras causas, el estreno en este sentido no fue positivo en cuanto al aforo cubierto.

De nuevo, una novillada con muchas posibilidades de éxito, que cayó en manos inexpertas. Los tres toreros echaron sus boletos, pero no salieron premiados. Lo del resultado artístico ya está contado: aburrimiento bajo las estrellas.

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