Balance de la Feria de San Miguel

Sevilla volvió a la normalidad taurina

  • El ciclo taurino fue de más a menos y otra vez a más, finalizando con un fin de semana para recordar

Los alguaciles abren el paseíllo mientras dos operarios de la Maestranza dibujan cruces en el albero antes del comienzo del festejo.

Los alguaciles abren el paseíllo mientras dos operarios de la Maestranza dibujan cruces en el albero antes del comienzo del festejo. / José Ángel García

Se cerraron de nuevo las puertas de la Real Maestranza de Caballería. La Feria de San Miguel ha terminado y es seguro que pasará a la historia del toreo en Sevilla por muchos motivos. El primero, porque fue el regreso tras más de 700 días sin corridas al coso del barrio de El Arenal. Una reanudación de la actividad taurina que fue emocionante el pasado 18 de septiembre, cuando se dio el pistoletazo de salida a 14 festejos en 16 días que acabaron ayer. Lo segundo, porque sobre el albero han ocurrido cosas que difícilmente pasarán desapercibidas en el futuro. Las faenas de Emilio de Justo, Morante de la Puebla, Diego Urdiales y Manuel Escribano, las cuatro premiadas con dos orejas cada una, se unen al triunfo rotundo del joven Guillermo Hermoso de Mendoza sobre el caballo. Y a la regularidad de José María Manzanares, que cortó una oreja en cada una de sus tres tardes.

Pero más allá de las valoraciones artísticas, que traerán en los próximos días una ristra de premios y distinciones, esta intensa y extensa Feria de San Miguel ha sido noticia por haberse podido producir con circunstancias nunca antes vistas en la plaza de toros de Sevilla. El público, que sólo pudo llenar los tendidos al 60% de su capacidad habitual, lo tuvo que hacer portando mascarillas y frotándose las manos con gel hidroalcohólico al entrar. Aparte, no pudo comer ni fumar durante los festejos, limitando la ingesta a botellas de agua. Tanto los puestos de frutos secos y chucherías de los aledaños como las barras de bebidas del coso maestrante habrán notado esta peculiar situación. No parece haber sido así para los hosteleros de las calles cercanas, donde el público ha llenado locales y veladores, recuperándose así el ambiente taurino de antes de la pandemia.

Otro aspecto destacado de este ciclo ha sido el musical. Tanto la banda del Maestro Tejera como los clarineros de la puerta de toriles han sido el centro de las críticas de numerosos aficionados y de algún torero, como fue el caso de Morante de la Puebla. El diestro cigarrero ordenó parar la música en señal de protesta porque no hubiera comenzado antes a sonar. En el caso de los clarines que avisan de los cambios de tercios, las quejas han sido puramente por la falta de afinación en los toques. Otra figura que suele acaparar las iras de los tendidos es el presidente, al que algunos le reclaman aún una oreja para Daniel Luque y otra para Calerito. No es el caso de Macarena Zulueta, nueva alguacililla de la Maestranza. A la que todos dieron la enhorabuena por ser la primer mujer de la historia en ostentar dicho cargo.

En definitiva, detalles que serían imposibles enumerar de una programación ferial sin la distracción de las casetas y los volantes del Real. Todas las miradas, incluidas las de la televisión en la mayoría de días, se dirigieron al redondel de la capital andaluza, donde aficionados hispanohablantes de todo el mundo se dieron cita para ver a casi todas las principales figuras del panorama taurino actual. La siguiente parada será el próximo 12 de octubre, festividad de la Hispanidad, cuando se celebre un festival a beneficio de las hermandades de penitencia de Triana.

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