Bilbao 'arde' con el fuego de la pasión torera de Morante
El de La Puebla corta dos orejas tras una faena importante · Manzanares consigue un trofeo y el debutante David Mora pierde otro por el fallo con la espada
GANADERÍA: Corrida de Núñez del Cuvillo, de desigual presentación y de buen juego en su conjunto; a excepción del sexto. TOREROS: José Antonio 'Morante de la Puebla', de verde y oro. Casi entera arriba (saludos tras ovación). En el cuarto, casi entera arriba (dos orejas tras aviso). José María Manzanares, de azul y oro. Pinchazo arriba en la suerte de recibir y estocada (saludos tras ovación). En el quinto, estocada (oreja tras aviso). David Mora, que se presentaba y sustituía a Leandro, de rosa y oro. Pinchazo, pinchazo hondo y dos descabellos (saludos tras ovación y aviso). En el sexto, media (saludos tras ovación). INCIDENCIAS: Plaza de toros de Vista Alegre de Bilbao. Martes 23 de agosto de 2011. Tres cuartos de entrada. David Mora fue atendido en la enfermería de "puntazo en región escrotal, de pronóstico reservado". Morante fue sacado en hombros por la Puerta Grande. Espléndida actuación de la cuadrilla de Manzanares.
La plaza de toros de Bilbao ardió tras la muerte del cuarto toro de Núñez del Cuvillo, Cacareo, un ejemplar bien presentado y colorao ojo de perdiz al que inmortalizó Morante de la Puebla con el fuego de su pasión torera. Faena larga y variada, rica en matices y en la que afloró un torero que alternó su poderosa tauromaquia gallista con inspirados recursos y, fundamentalmente, con una entrega impresionante para no dejarse arrastrar por esa máquina de embestir que fue el toro en la muleta. Sin duda, no es la vez que más despacio hemos visto torear a Morante, pero sí lo hizo con una vehemencia extraordinaria.
El público protestó a este cuarto toro de salida, ya que parecía arrastrar una pata. El presidente no accedió a la devolución. Y Cacareo cacareó incansablemente con sus embestidas hasta la suerte suprema. Morante comenzó la obra con un macheteo. Pero el toro, lejos de derrumbarse, embistió con profundidad. Entonces, el torero hilvanó dos series notables con la diestra. Llegó una tercera, con la misma mano, jugando la cintura y llevando a la fiera con ritmo. El toro parecía que iba a quedar inédito por el pitón izquierdo cuando un Morante con garra se empleó en otras dos tandas, brillando los naturales de la segunda serie. El epílogo fue sensacional, con unos bellos ayudados por alto. Mató de certera estocada arriba y el presidente no dudó en el premio: sacó dos pañuelos blancos a la vez. Dos orejas. Premio que no se concedía en Bilbao desde hace cuatro años y que se llevó otro sevillano, Manuel Jesús El Cid. Al toro Cacareo le dieron una fuerte ovación en el arrastre.
Ante el que abrió plaza, un astado que se rajó pronto, Morante apuntó destellos de su singular torería, desde una suave y maravillosa verónica hasta un molinete invertido -el molinete primitivo-. También estoqueó a este toro con facilidad, con una estocada casi entera arriba.
José María Manzanares brilló a buena altura. Con el bravo segundo, un castaño bien armado, que cumplió en varas, el torero alicantino realizó una faena desigual, con un buen comienzo por ambos pitones y una segunda parte en la que sobraron enganchones y un desarme. Magnífica su idea de matar en la suerte de recibir. Pinchó en lo alto en el primer intento y propinó una estocada en el segundo.
Manzanares se empleó con el encastado quinto, al que toreó muy bien a la verónica. Luego, logró bellos y templados muletazos por ambos pitones en una faena larga, en la que dibujó espléndidos derechazos y varios naturales de muchos quilates. Mató de estocada y fue premiado con una oreja.
El debutante David Mora dejó una buena imagen. Se entregó en su actuación. Incluso deslumbró en sendos quites a los toros de Manzanares. Ante el noble tercero se marcó unas ajustadas chicuelinas y ante el quinto unas arrojadas gaoneras. Con su lote, al que toreó con buen aire a la verónica, estuvo digno. Con el colorao tercero, un toro bravo y pronto, comenzó su labor con estatuarios. La faena resultó pulcra, con muletazos templados tanto con la diestra como al natural. Cerró con unas manoletinas, sufriendo una colada escalofriante en una de ellas. Luego, llegó su cruz: la espada. No adelantó la muleta y pinchó en dos ocasiones y descabelló por partida doble; perdiendo, posiblemente, un trofeo.
Ante el complicado sexto, David Mora estuvo valiente. Sufrió un pitonazo en la ingle izquierda en un natural. Y se libró de otra cornada por el pitón derecho.
Mora pasó por su pie a la enfermería. Manzanares atravesó el ruedo sonriente, entre aplausos. Y el público, sin abandonar sus localidades, acompañó con una estruendosa ovación la vuelta al ruedo en hombros de un Morante de la Puebla que con el fuego de su pasión torera lo consumió todo.
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