Crónica campera desde Pelegrín

la ruta del toro en huelva

"Busquemos la emoción del toro. Nos hemos pasado demasiado tiempo comiendo pipas y a lo mejor ha llegado el momento de poner cada cosa en su sitio", asegura el ganadero Manuel Ángel Millares

Arriba, afilando los pitones en la tierra un cuatreño con ganas de intimidar. Abajo izquierda, Fernando Ramos, mayoral de la ganadería. A la derecha, el ganadero Manuel Ángel Millares.
Arriba, afilando los pitones en la tierra un cuatreño con ganas de intimidar. Abajo izquierda, Fernando Ramos, mayoral de la ganadería. A la derecha, el ganadero Manuel Ángel Millares.
Paco Guerrero / Huelva

17 de enero 2010 - 01:00

Más de 1.650 hectáreas de dehesa fundamentan el espacio ganadero de los Millares. Tres hierros donde se diferencian la belleza y líneas perfiladas de los jandillas, la arrogancia del toro atanasio y las inconfundibles hechuras de los ejemplares encastados en las vacas de Rincón, pura procedencia Núñez.

La que sigue a continuación es la entrevista con el ganadero Manuel Ángel Millares, el auténtico responsable de todo este entramado ganadero hace ya dos décadas.

"Fundamentalmente en estos casi 20 años de ganadería lo que sí he modificado claramente es mi concepto del toro. Estoy buscando claramente un toro que sea repetidor, que sea noble, que tenga fiereza; sí, pero sin llegar a tener peligrosidad. Busco un toro que acepte bien la muleta, pero que tenga emoción porque creo que ese es el toro que hoy le falta a la Fiesta.

En esa línea llevo trabajando ya un tiempo con los sementales, principalmente en lo que se refiere a su fenotipo. De un toro grande y que fundamentaba su agresividad en el caballo he ido amoldando una idea acerca de un toro que sin mansear en el caballo, lo más importante es que transmita emoción en la muleta.

-El escenario de los tentaderos también es diferente de aquellos primigenios, donde se tentaron o retentaron los productos adquiridos. De una plaza que ofrecía pocas dificultades para encontrarse con el picador, donde el criterio de selección en el caballo marcó las pautas, se ha pasado a un escenario mucho más exigente.

-Es que ahí está precisamente la influencia de todo eso que comentamos. La influencia de tentar en una plaza de 25 metros de diámetro a una de 42 define muchos detalles a la hora de plantearte cosas. La completa abstracción que pretendemos de un animal bravo se consigue en una plaza como la que actualmente tenemos porque es allí donde ningún factor de entretenimiento va a modificar la voluntad de una vaca para mansear o irse con bravura al caballo. Es precisamente en esa carrera donde la vaca te va a mostrar o no lo que tu andas buscando en la selección. No sólo en las hembras, sino fundamentalmente en los machos.

-En los inicios de esta aventura, repetía constantemente en sus respuestas: "Mi ganadería es una ganadería del año 2000". Prácticamente sobre esa pretensión ha pasado ya otra década. ¿Cómo se mira todo esto?

"Es verdad, pero aquella frase no ponía barreras a un año u otro, sino que la referencia era que mi ganadería sería una ganadería del próximo siglo. Por qué?... Pues porque entiendo que una ganadería necesita tiempo para conocerse. Tengo afortunadamente datos guardados de la ganadería desde el año 1942 que, procesados en el ordenador, ofrecen una visión muy completa de la ganadería. Dentro de los logros que he conseguido, tengo que decir que me siento completamente orgulloso del toro atanasio que he conseguido con el hierro de Espantalobos.

Creo que es un toro de comportamiento atanasio, aunque no en las hechuras, que lleva a que sea un toro cómodo, que humilla en la muleta, que tenga recorrido, aunque como digo conserve sus características de abantismo. El tener que irte a una tercera vara para ver cómo puede ser, el que no rompe hasta la tercera serie… En fin, un toro atanasio que siga conservando la pureza de un encaste del que prácticamente queda ya poco y aquí tengo toros que conservan la fundamental pureza de lo atanasio.

Después, en lo de jandilla, creo que también hemos ido evolucionando en esto veinte años al son de los tiempos. He procurado traspasar desde el carácter bobalicón y extremadamente noble que distingue a estos toros hasta un jandilla más peleón, aunque sin perder su nobleza.

-Y entre jandillas y atanasios, ¿qué pintan los Núñez de Torremilla?

-Los Núñez son una cosa de cariño. Yo empecé con lo de Núñez y siempre se me ha notado ganaderamente esa circunstancia. Lo que pasa es que los Núñez tienen una complicación muy grande y es que requiere mucha selección. La ganadería matriz cambió en un momento la calidad por la masificación y ello ha hecho que todos los que hemos comprado Núñez tenemos la obligación de seleccionar al límite productos. Lo de Núñez sigue aquí en la finca porque para mí es un reto entresacar las condiciones que siempre les distinguieron como un toro diferente en los ruedos. Hay que reconocer que a a pesar de ese atavismo que siempre distinguieron a los Núñez, el toro de este encaste cuando embiste siempre va un paso más que los demás. Cuando un Núñez embiste de verdad, y algunos toros de esta casa lo han hecho, son otra cosa. Pero, después de todo, hay que coincidir que dentro de los tres encastes de la casa -Jandilla, Atanasio y Núñez- hay un tronco común que los aúna y que no es otro que su origen Tamarón, Conde de la Corte y que trabajar con esas raíces es precioso.

A mí me gusta un toro que sepa a qué se enfrenta, que luche por su vida, por salir adelante y solventar los obstáculos, y por eso le estoy quitando un poquito de fuerza en el caballo porque me está interesando evitar que el toro se asesine porque hay una mala costumbre en los públicos que es que tienden a olvidar pronto lo que ha hecho un toro en el caballo aunque haya sido espectacular. Yo me he cansado de que a mis toros se les machaque totalmente en una vara.

-Estamos en plena revolución ganadera y no lo digo porque se haya innovado mucho en el campo bravo, sino por esa maldita palabra que hoy empleamos para todo como es crisis.

-La crisis es, la mayoría de la veces, el factor directo de las selecciones. Pero la gente va a volver a ir poco a poco hacia la emoción. No puede estar uno fumándose un puro tranquilamente o comiendo pipas en un tendido, sino que cuando uno se está emocionando deja de comer pipas porque se está pendiente de todos los movimientos que hace un toro en la plaza. Nos hemos pasado demasiados años comiendo pipas y quizás haya llegado el momento de poner las cosas en su sitio.

Por otro lado está la realidad del campo, como es que estamos vendiendo las corridas de toros al precio de hace quince años cuando en realidad los piensos, los saneamientos, los cereales mantienen actualizados sus costos. Esto, supone un esfuerzo extra que cuesta llevar adelante y que evidentemente va a exigir una reducción de cabezas y por ende una mayor selección que nos adapte a los tiempos que corren actualmente.

-Causa extrañeza que los primeros en irse al garete hayan sido hierros y encastes señeros como Atanasio, Coquilla….?

-El dicho ese que afirma que las ganaderías las hacen los padres, la disfrutan los hijos y las malvenden los nietos, es verdad. Esa es una realidad que se produce demasiadas veces porque no hay continuidad.

Al final la crisis servirán para que muchos abandonen y se vayan a otro sitio donde la popularidad siga alimentando su ego, porque es verdad que en la ganadería de bravo hay muchos que sólo buscan eso, la notoriedad.

-No solo ganadero, ahora también empresario taurino. Entre eso y el pan nuestro de cada día, no para usted.

-Me gusta tocar todos los temas del toro. Me gustó siempre complementar el tema ganadero con de empresa en plaza de toros y el apoderamiento y lo hice. La verdad es que los apoderamientos no me gustaron, inclusive es algo curioso porque es lo que mejor me ha salido.

El tema de las plazas es distinto. Es una labor empresarial que significa un reto. Creo que a las plazas de toros le pesa demasiado ciertos factores hereditarios donde llega gente sin estar preparada solo por pertenecer a una determinada familia y, sin embargo, estoy convencido de que son los profesionales los que hoy por hoy pueden avalar trayectorias positivas en el negocio taurino. Fui progresando en la responsabilidad de plazas y donde antes estuvo Trigueros, Valverde y algunas plazas de la comunidad de Madrid, hoy hay un camino recorrido en torno a cosos como Guadalajara, donde protagonizamos la mejor feria de su historia en cuanto a resultados artísticos y económicos. Actualmente estamos en Huesca después de un primer periodo y su prorroga y hoy por hoy el reto lo tenemos en un pliego de condiciones magnífico que hemos presentado para optar a la plaza de Gijón, plaza a la que tengo mucho afecto porque allí se han conseguido tardes importantes a nivel ganadero. Creo que el camino que se va recorriendo es bueno aunque hay veces que te afectan mucho tantas componendas políticas como se juegan en este negocio.

-Volvemos a Huelva. Le hablo al ganadero. Le intuyo ciertamente desalentado a hablar del tema. Pareciera como si esas siete veces que acudió a la Merced como ganadero no le hayan dejado sino la impronta de que en el tiempo será una plaza de planteamientos difíciles para anunciar de nuevo a sus toros. Conozco al ganadero y sé que nunca tiró la toalla en nada que no piense terminado, pero Huelva se le resiste para pensar en ella, aunque la conversación deje perlas importantes y rotundas en sus respuestas.

-Si vuelvo algún día a Huelva deberá ser respetando mis condiciones. Yo solo pienso volver a esta plaza si se respetan mis planteamientos de elegir yo los toros con los que me anuncie. Sé que es casi imposible, porque a Huelva siempre fui condicionado por las circunstancias de los demás y así no quiero volver.

En Huelva falta un tendido que le de también carácter torista a esta plaza. Parece mentira, pero en Huelva que es una provincia con un alto índice de ganaderías, que hay un toque torista en plazas como Valverde, un extraordinario toque torista en Zalamea, en Almonaster, en Cortegana, en fin, en muchos sitios, esa característica falte precisamente en la plaza donde se supone que se da la feria más importante de todas.

No hay criterio en la plaza de Huelva cuando se termina aplaudiendo al ganado peor presentado de todas las ferias de la provincia".

-Cambiemos entonces la insatisfacción de la capital por las muchas satisfacciones que como ganadero si le ha dejado un regusto dulce en la provincia.

-No, no. También Huelva me ha dado satisfacciones. Recuerdo especialmente esa corrida del último triunfo grande de Chamaco en Huelva, una actuación sensacional de Morante y el pundonor con el que quiso triunfar Silvera a cambio de una cornada. Fue una tarde de seis toros importantes por trapío y por juego y no se me borra por todas y cada una de las cosas que pasaron. Imagino que a Huelva volveré porque no he hecho nada para no volver pero el día que lo haga tendrá que ser con los toros que yo elija para volver. Y volver con una corrida de toros porque no me interesan nada otro tipo de ofrecimientos.

-Volver a Atarfe significa un reconocimiento a los méritos acumulados…

"La verdad es que tengo que reconocer que en Atarfe tenemos un gran cartel. Somos la ganadería que más hemos lidiado en Atarfe en la historia de la plaza. Han sido catorce veces y las cosas salieron bien, así que estamos muy contentos de que Chicote que es un empresario joven y que está haciendo las cosas con seriedad haya pensado en que los toros de esta casa estén este año en la final de ese ciclo de rejones que se ha consolidado con mucha importancia y estamos por supuesto muy contentos con este hecho como también el que Lucena del Puerto sea el comienzo de nuestra temporada. Es una plaza donde todos los empresarios que han ido pasando se acordaron siempre de nosotros y es muy importante para mi como ganadero empezar lidiando en mi tierra".

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