Román sale a hombros y gran dimensión del sevillano Pepe Moral

Román, en un pase de pecho, ayer, en la plaza de Albacete.
Román, en un pase de pecho, ayer, en la plaza de Albacete.
Mundotoro / Albacete

09 de septiembre 2014 - 01:00

Cotizó al alza la actitud de Román, que se empeñó en no salir andando y se sirvió de su ambición y su espada para lograrlo. En esta primera corrida de la Feria de Albacete, a los aficionados les sedujo el toreo de Pepe Moral, sensacional en el segundo, del que perdió las orejas con la espada y muy enfibrado en el quinto. Cortó una oreja, que no refleja ni de lejos la dimensión ofrecida en su debut en la capital manchega. Tendero toreó con oficio al primero y también se hizo acreedor a una oreja, pero quizá le faltó luego en el exigente cuarto la ambición y la garra de la que hicieron gala sus compañeros.

El colorado tercero, fuerte y voluminoso, se vino pronto abajo. No le importó a Román la poca duración del animal porque, decidido y con gran determinación, no dudó en meterse entre los pitones. En ese terreno apabulló al animal, extrajo muletazos con gran seguridad y además lo mató por derecho. La oreja, más que merecida. Luego en el sexto, que resultó complejo, el valenciano volvió a poner todo para no salir a pie, y después de su versatilidad capotera, su dominio de las cercanías y su contundencia con el acero, logró su objetivo.

Pepe Moral toreó con empaque, asentamiento y mucha firmeza al segundo, otro buen toro, que lo prendió de modo aparatoso pero sin consecuencias al entrar a matar. Con el traje hecho trizas entró a matar, pero la espada no quisó entrar y el premio se disipó. Luego, el quinto se lo pensó antes de acometer de modo rebrincado y a regañadientes. Atornilló las zapatillas en la arena el sevillano, le pisó los terrenos al toro y acabó dando consistencia a una faena recia y sobria, de gran mérito.

Miguel Tendero cortó una oreja a un toro con empuje, transmisión y movilidad de Jandilla, al que muleteó con limpieza. Mató de contundente volapié. El cuarto fue un remiendo de El Cortijillo de seis años, que tuvo volumen y trapío. Resultó exigente y seria la embestida, vendiendo cara cada arrancada. La labor de Tendero fue más solvente que brillante.

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