Aarón Palacio también rinde Sevilla
NOVILLADA DE ABONO
El novillero maño corta dos orejas y muestra su gran proyección en un festejo en el que se renovó la entrega de Mariscal Ruiz y se sembraron demasiadas dudas en torno a Román a las puertas de su alternativa
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El cartel había despertado cierta expectación entre los aficionados y los profesionales que son, al fin y al cabo, los mejores catadores de las posibilidades de los aspirantes a matador. Pero la actuación de Aarón Palacio en la feria de San Isidro había revalorizado una cita en la que también contaba la solvencia de Mariscal Ruiz -reaparecido después de recuperarse de la grave lesión que se produjo en Las Ventas a finales de marzo- y la despedida del escalafón menor de un novillero de Córdoba, Manuel Román, que en una semana justa se convertirá en matador de toros en el ruedo de Los Califas de manos de Juan Ortega y en presencia de Roca Rey. Pero la novillada, que recuperaba la calma más genuina del coso maestrante tras los fastos primaverales, iba a tener un único triunfador...
El caso es que Palacio acudía a la plaza de la Maestranza después de la excelente impresión mostrada el pasado año volviendo a mostrar en esta segunda cita baratillera una atractiva ecuación de solvencia, capacidad y calidad para exprimir el medio fondo del segundo, un novillo que se movió sin demasiada clase y planteó problemas y hasta peligro más que evidente por el izquierdo. Aarón no se arredró y llegó a torearlo con enorme calidad, reunión y rotundo trazo por el derecho en una labor en la que la compostura fue la mejor fachada de su fondo técnico. Lo mató de una estocada caída y trasera y cortó una oreja.
Pero no iba a ser la única que paseara el prometedor novillero zaragozano que iba a enseñar otros registros con el segundo de su lote, un novillo bravucón y mentiroso que se movió siempre en manso. Era un torete bien hechurado, con carita de mayor al que saludaría con dos largas en el tercio. La faena iba a empezar con dos pases del cartucho de pescado algo trompicados que fueron el preludio de una sincera y entregada pelea. Palacio tuvo que bregar con la movilidad engañosa de un animal que acabó completamente rajado, encerrado junto a las tablas donde el mañico iba a culminar esa riña demostrando quién era el gallo del corral. Cayó el segundo trofeo y con él, la certificación de encontrarnos con un torero de futuro.
El cartel lo cerraba el sevillano Mariscal Ruiz en el mismo ruedo que le vio salir como triunfador del V Circuito de Novilladas de Andalucía hace un año justo. El primero de su lote, saludado a portagayola, mostró una nobleza pajuna pero una desesperante falta de fuerzas contra la que se estrelló el buen planteamiento del novillero de Mairena que lo quiso hacer todo bien sin enemigo posible. Mariscal volvería a marcharse a portagayola para recibir al sexto, un ejemplar correoso y deslucido con el que se empleó en una larga, voluntariosa y por momentosmachacona labor que nunca llegó a trascender al tendido.
Muchas más dudas sembró la actuación de Román, a las puertas de ese doctorado de lujo que llega en el colofón de una peculiar trayectoria novilleril que viajó de las ilusiones de sus inicios -metió en la carretera a centenares de seguidores- a la sorpresiva retirada provisional del pasado año. El novillero cordobés sorteó en primer lugar un novillo de muy buena condición con el que no alcanzó nunca a centrarse ni mostrar la firmeza necesaria para sacarle partido en una labor inconcreta que culminó de una estocada tras tres pinchazos.
Pero Román iba a mejorar parcialmente esa impresión con el cuarto, un sobrero del mismo hierro y de fondo noble -también un punto rajado- al que iba a descubrir la bondad de su pitón izquierdo en un puñado de naturales templados que enseñaron lo que podría haber sido pero no llegó. No terminaron de compactar una faena en la pesaron demasiados altibajos. La vuelta al ruedo es la última que daba como novillero.
FICHA DEL FESTEJO
GANADERÍA: Se lidiaron seis utreros de Fuente Ymbro, desigualmente presentados. Resultó noble y a menos el primero; potable pero con problemas el segundo; inválido y noblón el tercero; el rajado cuarto, sobrero del mismo hierro, tuvo mucha clase por el izquierdo; bravucón y rajado el quinto; correoso el sexto .
NOVILLEROS: Manuel Román, de ocre y azabache, silencio y vuelta al ruedo tras petición insuficiente.
Aarón Palacio, de azul pavo y oro, oreja y oreja tras aviso.
Mariscal Ruiz, de blanco y plata, silencio y silencio.
INCIDENCIAS: La plaza registró casi media entrada en tarde primaveral que terminó muy fresca. En el apartado de las cuadrillas destacó Felipe Gravito pareando al primero. Pedro Mariscal saludó tras banderillear al tercero.
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