De cartel estrella a espectáculo estrellado

última de la Feria de San Miguel

La corrida de Juan Pedro Domecq, que dio mal juego, destrozó las expectativas de un público que abarrotó la Maestranza. Morante, El Juli y Talavante se marchan de vacío

De cartel estrella a espectáculo estrellado
De cartel estrella a espectáculo estrellado
Luis Nieto

Sevilla, 29 de septiembre 2013 - 21:45

No cabía ni un alfiler en la Maestranza, radiante, con nubes pasajeras que, como cansino jaco, pasaban por encima de nuestras cabezas, pesadas, pero afortunadamente sin descargar agua. Cartel estrella del ciclo 'sanmigueleño', con el público entregado antes de que comenzara el primer acto. De hecho, muy pocas veces, tras romper las filas de las cuadrillas el paseíllo, la terna tiene que salir al tercio, como lo hizo este domingo, para agradecer una fuerte ovación. Morante de la Puebla, El Juli y Alejandro Talavante se desmonteraban y sonreían. Todo pintaba bien ¿Demasiado bien?...

Pues sí, demasiado bien, porque llegó el toro –una corrida de Juan Pedro Domecq de dispares hechuras y mal juego– y aquello se fue diluyendo como un azucarillo en el agua.Las exquisitas verónicas de recibo de Morante al primer toro o la voluntad de El Juli y, especialmente Talavante por agradar, no salvan una tarde que se puede calificar, sin exageraciones, como un petardo mayúsculo.

Morante debió vaciarse tanto en la Goyesca de Ronda, donde nos deslumbró, que parecía que llegaba sin reserva alguna en el depósito de su repertorio. Los únicos destellos fueron unas verónicas armoniosas, acompañando al toro con la cintura y jugando muy bien los brazos. Colocó largo al astado para el primer tercio. Y lo fulminó en varas. Fantasía, que así se llamaba el animal, colorao y bien armado, no pudo inspirar al artista porque llegó a la muleta destrozado. El trasteo fue un auténtico paripé. Con el cuarto, protestado de salida por su trapío y escasas fuerzas, el torero tiró por la calle del medio -teniendo en cuenta que es un ruedo, debe ser algo así como seguir las rayas concéntricas hasta perderse en el infinito-. Es decir, que se inhibió de inmediato. ¿A quién se le ocurre ponerle Espanto a un toro, que puede tocarle en el sorteo a Morante?

El Juli, que llegaba con los galones de máximo triunfador de la pasada Feria de Abril, amén de una medalla cobrada por la herida de un miura, hizo el paseíllo con autoridad y firmeza. Y ahí quedó su autoridad y firmeza porque no tuvo oponentes. Con su primero, bajo, aceptablemente presentado, ganó terreno a la verónica. El intento de faena, en los tercios y molestado por el viento, comenzó con una colada y un susto. El toro se rajó y transmutó en marmolillo, tras defenderse en el primer tramo de la labor del madrileño. Con el quinto, abierto de cuerna, la película fue parecida. De nuevo, verónicas hasta llegar a la boca de riego. Y nada, nada, nada, con un toro más parado que el caballo de un retratista. Lo único destacable en este acto sucedió en un quite de Morante al banderillero Álvaro Acevedo, al que evitó, posiblemente, una desgracia.

Alejandro Talavante fue quien más leña echó, quien con más ahínco se entregó. Pero sin fruto alguno. El tercero, devuelto tras un simulacro de tercio de varas, por su evidente flojedad, fue sustituido por otro animal, muy vareado, del mismo hierro: Descorchado, con ciertas burbujas, pero de baja calidad. Talavante, en los medios, se entregó con frescura, aunque con muletazos muy rápidos y demasiados enganchones. Como el festejo había sido hasta entonces casi un funeral, aquello se vivió como un día grande e irrepetible. Y el público, que mide los triunfos por la concesión de orejas, pidió un trofeo, que no fue concedido por la presidencia. La labor fue rematada con una estocada desprendida. Y ese mismo público, paradójicamente, ni siquiera le obligó al torero más tarde a dar la vuelta al ruedo.

Con el sexto, al que recibió Talavante por delantales, también pecó de excesiva velocidad en la muleta. En cuanto le dio una tanda por bajo, el animal se apagó como una vela. Y así, en un soplo, porque afortunadamente no se dilató, el cartel estrella de la Feria de San Miguel 2013 terminó como espectáculo estrellado.

Ficha: Última de la Feria de San Miguel de Sevilla

Ganadería: Corrida de Juan Pedro Domecq, de dispares hechuras y mal juego. El tercero, devuelto por su invalidez, fue sustituido por un sobrero de la misma divisa. Quinto y sexto, con el hierro de Parladé, misma casa ganadera y encaste.

TOREROS: José Antonio ‘Morante de la Puebla’, de malva y oro.Media y descabello (silencio). En el cuarto, pinchazo hondo y descabello (silencio). Julián López ‘El Juli’, de berenjena y oro. Casi entera trasera (silencio). En el quinto, casi entera y descabello (silencio). Alejandro Talavante, de azul y oro. Entera desprendida (ovación tras petición). En el sexto, estocada (silencio).

INCIDENCIAS: Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Domingo 28 de septiembre de 2013. Lleno hasta la bandera en tarde nublada.

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