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Vigías del arrabal

  • La Asociación Vecinal Triana Norte busca financiación para publicar 'Historias de vida', memorias del barrio

Dicen que cuando un abuelo falta es como si se cerrara una biblioteca. Testimonio vivo de una parte de la historia más desconocida por no ser la oficial, los mayores tienen la habilidad de transportar al que los escucha a otra época. Por eso, recopilar sus vivencias, anécdotas y experiencias para luego compartirlas es la mejor forma de mantener viva la memoria de los lugares. O al menos eso piensan desde la Asociación Vecinal Triana Norte, que ha reunido el testimonio de una veintena de vecinos del arrabal en el libro Historias de vida. Sin ningún tipo de ayuda o subvención económica, la recopilación va a ser editada (sin ningún afán lucrativo) si desde la asociación logran alcanzar los objetivos de su campaña de crowdfunding, que concluye a finales de este mes.

Desde hace más de 20 años esta asociación ha llevado a cabo diversas ideas e iniciativas para favorecer los intereses del barrio. Una de ellas era la de recopilar testimonios de personas del barrio que ayudaran a comprender cómo era la vida en el arrabal a mediados del siglo XX. Un proyecto que comenzó más como un pasatiempo y que llegó a convertirse en un auténtico trabajo de campo. De forma tranquila y pausada fueron buscando personas del barrio de diferente clase social, oficio y sexo, con una única condición: no podían ser personajes famosos. Así, Juan Sánchez-Lafuente Recena y Manuel L. Martín Correa, ambos antropólogos, fueron recopilando testimonios en un proceso que duró cinco años. "Grabar las historias para conservarlas era muy urgente, pero nos tomamos el proceso con calma", asegura Sánchez-Lafuente. El resultado es Historias de vida, que ofrece una visión real de la Triana de la época y del proceso de transformación del barrio hasta llegar a lo que es hoy. "El trabajo, que es muy interdisciplinar, se divide en varias partes. Queríamos que las vivencias de los personajes tuvieran una parte más histórica, por eso hay una primera contextualización del doctor en Geografía José Luis Ruiz Ortega. Sus explicaciones, mucho más teóricas y con fundamento, enlazan con las propias historias, convirtiendo los relatos en un diálogo entre lo popular y lo académico", señala Sánchez-Lafuente.

La vida en el arrabal, el aumento demográfico, la expulsión de los trianeros, la despersonalización del barrio que eso supuso y la gentrificación que vive la zona son algunos de los temas que se abordan en Historias de vida, contados en primera persona. "Lo bueno de este trabajo es que no se trata de personas que saben mucho de Triana, es que es la propia vida del barrio", comenta Manuel L. Martín Correa. Por eso, los testimonios aparecen redactados de la misma forma que fueron narrados. "Las historias son mucho más completas si se tienen en cuenta la forma de contarlas y las expresiones que se utilizan, por eso hemos querido exponer los testimonios de la misma forma en la que nos los contaron", cuenta Sánchez-Lafuente. Así, historias como la de la cigarrera Luisa Moreno Camacho, que cuenta cómo fue su marcha del barrio al Polígono San Pablo (aunque terminó volviendo en cuanto pudo) y cómo le suplicó a su padre poder quedarse hasta que terminara la Velá de Santa Ana; la de María Báñez Llerga, trabajadora de la fábrica de bombillas, que relata lo divertido de vivir en un corral de vecinos; o la del pastelero Manuel Pérez Vera (conocido como el Pereíta), que no había día en el que en el barrio no le pidieran un cantecito, se entremezclan para poner de manifiesto el legado cultural, artístico y humano que ha dejado Triana. A sus testimonios se suman los de Maria Luisa Murillo (de la mítica Farmacia Murillo), José de la Cerda Pérez, conocido como el Chico, o Manuel Morapio, en cuya taberna siempre había sitio para el cante, entre otros.

Durante todo el proceso de recopilación de testimonios, los artífices se dieron cuenta de que el material gráfico merecía ser ordenado. Así fue cómo se les ocurrió completar Historias de vida con un documental. De entre todas las historias buscaron un nexo bajo el que poder aglutinarlas. Con el nombre de Entre la memoria y el olvido, el documental abarca la vida en los corrales de vecinos y el cante, temas que a su vez se subdividen en otros a través de los cuales el espectador se adentra de forma próxima y cercana al barrio. "El éxito del documental es que todos los que hablan se muestran tal y como son, sin ninguna impostura. Aparecen contando sus historias de forma cómoda gracias al trabajo previo que se hizo con ellos", señala Sánchez-Lafuente. Entre los testimonios de los vecinos y las explicaciones de José Luis Ruiz Ortega se conoce de primera mano la historia de un barrio con identidad propia que vio cómo los intereses urbanísticos atentaron contra su patrimonio inmaterial. Para que esto no caiga en el olvido, desde la Asociación Vecinal Triana Norte quieren que el documental pueda llegar a los centros de enseñanza de la zona y así conectar a varias generaciones. En el caso del libro, una vez consigan editarlo, lo pondrán a disposición del barrio y sus vecinos para que los que nunca se fueron revivan la parte olvidada de Triana y para que los que acaban de llegar al barrio conozcan la historia del arrabal.

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