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Vivir en Sevilla

Cinco montaditos emblemáticos en Sevilla que debes probar

Montadito de pringá.

Montadito de pringá.

De jamón, de gambas con alioli, de carne mechá o de palometa con queso fresco. Una de las muchas cosas que caracteriza a Sevilla es su gastronomía y dentro de esta, sus famosos ‘montaditos’, que comenzaron siendo un pedazo de pan al que se le montaban embutidos y acabó convirtiéndose en uno de los emblemas de los bares de la ciudad.

El origen del montaíto

Algunos historiadores fechan el origen de los bocadillos (el hermano mayor del montadito) a finales del siglo XV o principios del XVI en el sur de España, concretamente en Andalucía y mucho antes de que se empezara a hablar del famoso “sándwich”. Esto evolucionaría, más tarde, al famoso montadito, igual de condimentado pero de tamaño mucho menor que se serviría en papel estraza en tiendas de embutidos que carecían, por aquellos años, de cocina. 

El investigador gastronómico Manuel Ruiz Torres, natural de Algeciras, señala que “los primeros montaditos serían simples rebanadas de pan con embutidos, pasando luego a miniaturas de bocadillos, para llegar a guisos de cocina metidos entre panes”.

En este sentido Ruiz comenta que en el siglo XVIII en los jándalos o tiendas de montañeses de Cádiz y de Sevilla se combinaba la venta de comestibles con un espacio separado en el que se podía beber vino que acompañaban con una rebanada de pan y algunos fiambres de los que se vendían en la propia tienda. Esto dio lugar a que, progresivamente, se fueran montando estos panes con diferentes fiambres hasta rellenarlos de guisos elaborados.

En el manual de Carmen de Burgos ‘¿Quiere Vd. comer bien?’, publicado en 1917, aparece un bocadillo con la carne del puchero que es lo que hoy se conoce como ‘pringá’.

Sin embargo según Manuel Ruiz Torres la primera vez que aparece la palabra ‘montadito’ en todos los documentos que ha revisado para fechar su origen es el año 1944. Esta fecha coincidiría con la proliferación de la tapa en Andalucía, que se da en la primera mitad de este siglo.

Sevilla cuenta con una amplia variedad de montaditos en pleno siglo XXI pero hay algunos que siguen siendo emblemáticos en la ciudad, a pesar del paso de los años y de que en cada casa lo elaboren de una manera determinada. Estos son: 

Serranito

Aunque su tamaño es mucho mayor que el de un montadito, es considerado el bocadillo sevillano por antonomasia. La receta original del serranito está compuesta por un filete de lomo de cerdo hecho a la plancha, una loncha de jamón serrano y pimiento verde frito, aunque en algunos sitios también le añaden una tortilla francesa. Los serranitos se suelen acompañar con un plato de patatas recién fritas y mucho alioli.

Montaíto de pringá

Es, originalmente, una comida de aprovechamiento que se obtenía al machacar o pringar la carne sobrante del puchero y del cocido. Los montaítos de pringá suelen llegar carce de ternera y cerdo, morcilla y tocino. Puesto que los cocidos se hacen con pimentón, los montaditos de pringá también presentan este color. En Sevilla es típico hasta para desayunar.

Mantecaíto

Es común encontrarse en los bares de Sevilla la famosa tapa de solomillo de cerdo al whisky con patatas fritas. El mantecaíto no es más que esta tapa introducida en un pan, patatas incluídas.

Piripi

Es mucho más reciente pero se ha convertido en una de las tapas estrella de la ciudad gracias a la creación original de la Bodeguita Antonio Romero. Se hace con lomo de cerdo a la plancha, una loncha de bacon, queso, tomate natural, mayonesa y la salsa piripi, cuya receta varía según quien la prepare, pero que está hecha a base de ajo, aceite, zumo de limón y especias.

Capote de melva

El capote tiene su origen en el montaíto de melva de Tarifa. Luego se le añadieron pimiento morrón y mayonesa. En algunas ocasiones también se le añade una rodaja de tomate para crear el famoso capote.

 

 

 

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