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El color morado suele ser sinónimo de cuaresma y Semana Santa en Sevilla. Túnicas, faldones o cirios dan color a la capital andaluza durante la primavera, periodo en que florecen los jacarandás. Su espectacular floración y su presencia en numerosos lugares han hecho que la ciudad parezca teñida de púrpura en este mes de mayo. De la mano de José Elías, experto botánico y miembro de Parques y Jardines del Ayuntamiento durante décadas, conoceremos más detalles sobre este árbol.
La capilla de la Universidad es otro punto donde admirar la belleza de esta especie. Un árbol subtropical de la familia Bignoniaceae que procede de Sudamérica. Su nombre científico es Jacaranda mimosifolia.
Los jacarandás o las jacarandas, como son conocidas coloquialmente, no pueden falta en el parque más famoso de la ciudad. Se reparten a ambos lados de la avenida que une la estatua de El Cid con el Costurero de la Reina. Sus sombras cobijan a paseantes y conductores en una de las vías más concurridas de la ciudad.
Este parque, primitivamente conocido como los jardines de la Bella Flor, fue creado en el siglo XVIII y remodelado para la Exposición Iberoamericana de 1929 también alberga numerosas jacarandas. Un vocablo proviene del guaraní y significa "fragante".
La copa del jacarandá, como se puede observar en este punto de la popular avenida sevillana, no tiene una forma uniforme. Algunas veces parece una sombrilla y otras una pirámide. En general, su copa es ovoidal e irregular y alcanza un diámetro entre cuatro y seis metros.
Por su belleza bien podrían estar en un museo. En Sevilla están próximas al más importante de la ciudad, siendo protagonistas del centro de la capital andaluza. Sus flores, de cuatro a cinco centímetros, están agrupadas en panículas terminales erectas. Tienen la corola con tubo muy retorcido y los cinco pétalos soldados.
La Plaza de Don Juan de Austria es uno de los más bellos cruces de caminos de Sevilla. En él confluye la calle San Fernando con las avenidas Carlos V, Menéndez Pelayo y el Cid. Un punto en el que destacan las jacarandas y la Fuente de las Cuatro Estaciones.
La introducción del jacarandá como árbol viario no se hizo como árbol de vía publica hasta la década de los 70 y los 80 en las nuevas avenidas y reformas llevadas a cabo en Sevilla. Los más antiguos existían ya una en la Plaza de América, los Jardines de Cristina y frente a Correos.
El tronco principal de las jacarandas tiene una forma algo torcida, una altura de ochos a doce metros y un diámetro de cuarenta a setenta centímetros. Es un árbol semideciduo de crecimiento medio y su longevidad supera los cien años.
El puente de Isabel II, que une Triana con el centro de Sevilla, es un mirador excepcional para apreciar de cerca la floración de las jacarandas. Los árboles, que están plantados en los muelles de la dársena del Guadalquivir, quedan a la altura de los ojos para los paseantes de la conocida pasarela.
El Metrocentro cruza bajo las jacarandas que delimitan la calzada de la zona verde. Dan una florida la bienvenida al paseante y al pasajero al casco histórico de Sevilla, donde se reparten otras especies apreciadas como el magnolio, el naranjo o la dama de noche.
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