Etapa 3 del Camino de El Rocío a Santiago: Aldea de Tujena-Berrocal | Por la Pata del Caballo

Recorrido de la tercera etapa del Camino de El Rocío a Santiago entre Tujena y Berrocal. / Emilio J. de los Santos

El Camino de El Rocío a Santiago se hace más escarpado en su tercera jornada. La etapa entre la aldea de Tujena y Berrocal es larga (más de 30 kilómetros), solitaria y más exigente físicamente que las dos previas. Accedemos a la Cuenca Minera de Huelva a través del paraje de la Pata del Caballo, una extensa área forestal de más de 7.000 hectáreas en el término de Escacena del Campo. Olivos, pinos, jaras... el peregrino estará siempre rodeado de abundante vegetación mientras recorre numerosas pistas y carriles de tierra que culebrean por un perfil en ascenso constante en su primer tercio.

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El punto de partida es la Ermita de San Isidro Labrador en la aldea de Tujena. Tomamos el lateral de la carretera HU-6108 hacia el este y llaneamos unos 700 metros por el asfalto. Al dejar atrás el Cortijo de Villa Florida, alcanzamos el acueducto de Fuente Seca, que destaca por su llamativa pintura blanca. Justo aquí, doblamos a la derecha, hacia el norte, por un carril de tierra llamado Camino de los Costales.

El acueducto de Fuente Seca.
El acueducto de Fuente Seca. / Emilio J. de los Santos

Andamos entre olivares, ignorando todos los ramales que salen por los laterales e iniciando el ascenso al Puerto de la Viguera. No es más que un calentamiento. Tras coronarlo, bajamos una pequeña cuesta para vadear el río Corumbel entre un denso bosque de ribera. En la orilla opuesta, doblamos a la derecha para reiniciar el ascenso. Durante unos 12 kilómetros vamos a ascender unos de 300 metros de altitud. El terreno no presenta una excesiva inclinación, pero nuestras piernas lo irán acusando progresivamente.

Aproximación al río Corumbel.
Aproximación al río Corumbel. / Emilio J. de los Santos

Pasamos ante un cortijo llamado Casa de Pelayo y sus edificios anexos para proseguir por la zona de cultivos en bancales de La Esparreguera. Si volvemos la vista atrás, ya apreciaremos la altura que vamos ganando, dominando las planicies de El Condado que hemos dejado atrás.

La entrada a la Pata del Caballo.
La entrada a la Pata del Caballo. / Emilio J. de los Santos

En el kilómetro 8 de la ruta, el paisaje comienza a evolucionar. Una zona de escasa vegetación irá dando paso a pinos y eucaliptos en grupos alternos. La pista forestal se ensancha a modo de cortafuegos. Así nos topamos con la Puerta de las Gallinas, que da acceso al área forestal de la Pata del Caballo. Entramos, además, en el término municipal de Escacena del Campo.

Atravesamos perpendicularmente un cortafuegos y continuamos la marcha por un buen carril de tierra que serpentea por un terreno con arboleda claramente reforestada. Esta zona sufrió un importante incendio en 2004 y aún se está recuperando. La ruta no tiene pérdida alguna por este tramo: nos mantenemos siempre en la pista principal. La marcha nos eleva hasta las Cumbres del Cejo, donde llegamos a un cruce en forma de T. Doblamos a la izquierda. De esta maneram, hemos completado ya 12 kilómetros de la ruta.

La vegetación junto a la pista, siempre en ascenso en el primer tercio.
La vegetación junto a la pista, siempre en ascenso en el primer tercio. / Emilio J. de los Santos

El recorrido bordea el barranco de Los Laureles, que posiblemente sea la zona de más valor ecológico de la Pata del Caballo. El arroyo que lo surca presenta una vegetación catalogada como singular. Por desgracia, sólo lo veremos desde arriba y a cierta distancia, por la derecha.

El avance se hace algo más escarpado por la zona de los Riscos del Burro. Es la parte más elevada del trazado. Pronto veremos ante nosotros la Casa de la Contienda. Se trata de un edificio costumbrista andaluz que en su momento albergó un retén forestal. Actualmente, se usa para distintas actividades vinculadas al medio ambiente, por lo que seguramente nos encontraremos el recinto cerrado. No obstante, no quita que sea un punto referencia importante, pues justo aquí acaba la larga subida desde el río Corumbel. Han sido 12 largos kilómetros hasta alcanzar la cota de los 400 metros de altitud sobre el nivel del mar.

La Casa de la Contienda.
La Casa de la Contienda. / Emilio J. de los Santos

Rodeamos el perímetro del edificio y avanzamos por una zona con mucha más arboleda. Andaremos siempre encajonados en un cortafuego, con cierta separación de las lindes del bosque que nos rodea. Mientras caminamos, veremos a la derecha una torre de vigilancia. El ramal que parte a la derecha conduce hacia ella. No obstante, el Camino de El Rocío continúa de frente por la pista ancha.

Torre de vigilancia forestal en la Pata del Caballo.
Torre de vigilancia forestal en la Pata del Caballo. / Emilio J. de los Santos

En el kilómetro 18, cruzamos perpendicularmente un nuevo cortafuegos para coronar el Cerro del Cigarrillo (436 metros de altitud). Cuidado, porque aquí nos desviamos por un carril secundario que nace a la derecha. Progresa unos metros en paralelo al principal y da un giro de 90 grados a la derecha para internarse entre los árboles. Las estacas con las flechas nos dejarán claro dónde virar. Pronto tendremos que tomar una curva a la izquierda y cruzar otro cortafuegos.

Zona de denso bosque por la Pata del Caballo.
Zona de denso bosque por la Pata del Caballo. / Emilio J. de los Santos

La flora vuelve a cambiar, imponiéndose ahora las encimas y los algarrobos. Nos aguarda una zona muy vistosa, pues rodearemos por la ladera de Los Ataluejos el Barranco del Quejigo. Veremos la depresión desde cierta altura, a la vez que distinguiremos con claridad gran parte del recorrido que vamos a completar en los próximos kilómetros.

Ruinas cerca de Casas de la Zorra.
Ruinas cerca de Casas de la Zorra. / Emilio J. de los Santos

Trazamos un arco hacia la izquierda, mientras el sendero nos hace pasar sobre varios cortijos situados a diferentes alturas: Casa de Atajuelos, Casa de la Solana y Casa de la Chaparrita. Viramos al norte unos metros antes de volver a orientarnos hacia el oeste y visitar las Casas de la Zorra, donde hay algún que otro edificio en estado ruinoso. Acto seguido, entramos en el Paisaje Protegido de Río Tinto. A la derecha, a mucha distancia, otearemos unas manchas de piedra blanca: son minas. La Cuenca Minera de Huelva nos está dando la bienvenida.

Al fondo ya distinguiremos las minas de la Cuenca Minera onubense.
Al fondo ya distinguiremos las minas de la Cuenca Minera onubense. / Emilio J. de los Santos

El recorrido culebrea sobre las crestas del Collado de las Piedras y el Collado de la Difunta brindándonos siempre unas vistas increíbles. En el kilómetro 28, comienza un suave descenso y, un par de kilómetros después, damos con otro cruce en forma de T. Vamos a mano izquierda hasta conectar con la carretera HU-6107 en una curva.

Conexión con la carretera HU-6107
Conexión con la carretera HU-6107 / Emilio J. de los Santos

A lo lejos, distinguiremos al fin la ansiada meta, pero hay que ser pacientes, ya que nos queda al menos una hora más por asfalto. La sinuosa carretera va encadenando curvas hasta llegar a Berrocal por el norte. Accedemos al centro de la localidad por las calles Riscollano y Lobera.

Un mirador en Berrocal.
Un mirador en Berrocal. / Emilio J. de los Santos

El municipio berrocaleño es un mirador privilegiado sobre el río Tinto, brindando unas panorámicas impresionante desde los Riscos Altos. Asimismo, merece la pena dar un paseo por sus blancas calles. Sus vecinos se suelen concentrar en la Plaza de Andalucía, junto al Consistorio y la Iglesia de San Juan Bautista. La habitual tranquilidad de este pueblo sólo se rompe el primer fin de semana de mayo durante la fiesta de las Cruces. En ella, sus habitantes exhiben un pique sano entre los berrocaleños vinculados a la Cruz de Arriba (situada en la misma Plaza de Andalucía) y los seguidores de la Cruz de Abajo (unas calles más al sur). Se trata de una celebración interesante que año tras año atrae a numerosos curiosos y estudiosos.

Parroquia de San Juan Bautista, en Berrocal.
Parroquia de San Juan Bautista, en Berrocal. / Emilio J. de los Santos

Más allá de su patrimonio y costumbres, esta localidad acoge al peregrino con alegría, como uno más del pueblo. Si nos ponemos en contacto con su Ayuntamiento, nos ofrecerán alojamiento municipal. Además, dispondremos de todos los servicios necesarios tras dos jornadas de escasez.

Atrás queda ya El Condado. Tenemos por delante toda la Cuenca Minera. El Camino de El Rocío a Santiago seguirá cambiando de aspecto para sorprendernos con los bellos paisajes de la geografía onubense. En la próxima etapa, el río Tinto será el protagonista absoluto de nuestra caminata.

Alojamiento

Berrocal

  • Alojamiento municipal: Hay que avisar previamente al Ayuntamiento (959 577 007)
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