"La forma más eficiente de combatir el cambio climático es gravar el CO2"

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El máximo responsable de BP España reclama que se establezca un precio alto las emisiones "para impulsar la transición energética"

"La energía es la base del desarrollo económico", recuerda

El presidente de BP España, Luis Aires, posa en una gasolinera recién inaugurada en Algeciras.
El presidente de BP España, Luis Aires, posa en una gasolinera recién inaugurada en Algeciras. / Fotos: Jorge Del Águila
Raquel Montenegro

12 de marzo 2017 - 02:37

Algeciras/Ea mediados del siglo pasado British Petroleum desembarcaba en una España franquista en la que sólo estaban liberalizadas algunas actividades petrolíferas. El hueco estaba en el suministro al tráfico internacional de barcos y el Estrecho de Gibraltar jugaba un papel clave, de ahí que uno de los primeros puntos en los que operó BP en España fuese el puerto de Algeciras. Sesenta años después, un tercio de las estaciones de BP España están en Andalucía, donde tiene una cuota de mercado del 15%. En el conjunto nacional, esa cuota se sitúa entre un 7% y un 8%, que la compañía espera aumentar de la mano de la recuperación de la demanda y la inversión en nuevos productos. Aunque como recuerda su presidente, Luis Aires, el del suministro de petróleo es un mercado "muy competitivo". El grupo BP opera en más de 70 países, con casi 80.000 empleados y 17.200 estaciones de servicio.

-BP cerró 2016 con un beneficio neto de 107 millones de euros, después del bache de 2015 con 6.083 millones de pérdidas. ¿Cuáles son las perspectivas para este año?

No vamos a agotar el crudo. De aquí a 2050 hay reservas extraíbles tres veces mayores que la demanda"No creo que los pactos de precios que detectó la CNMC sean prácticas extendidas, sino casos puntuales"En España queda el paso, complicado desde el punto de vista político y social, de cambiar el carbón por gas natural"

-A nivel global, lo que vimos en el año 2015 es que todavía estuvimos provisionando algunos de los costes por el vertido del Golfo de México. Eso afectó a nuestros resultados e hizo que el año 2015 fuese el primer año que como grupo acabamos con pérdidas. El año 2016 no hemos tenido esos costes extraordinarios, hemos tenido todavía unos costes del petróleo bastante bajos, pero sí que es cierto que estamos haciendo cada vez más cosas para ir poco a poco reduciendo los costes en un entorno en el que prevemos que el crudo seguirá siendo bajo para intentar generar resultados positivos y remunerar al accionista.

-¿Durante cuánto tiempo seguirán bajos los costes del petróleo? ¿Volverán a acercarse alguna vez a los precios que se alcanzaron antes del shale gas?

-Creo que precios por encima de los 100 dólares por barril no los vamos a ver ya. Tan sólo si hubiese algún conflicto armado que afectase a zonas de producción de petróleo podría haber puntualmente algún tipo de disrupción del suministro. Pero si miramos los fundamentales del precio del crudo lo que ocurre es que desde que salió la tecnología del shale hay más producto, más crudo que se puede producir. A partir de 60 dólares por barril el negocio del shale es rentable, con lo cual hay mucho más crudo disponible en el mercado. Ese shale va a actuar como una barrera para que esos precios no suban. De entre 50-60 dólares por barril no creo que suba.

-¿Y a largo plazo?

-Creo que no vamos a agotar todo el crudo que hay en el planeta.

-Se han dado varias fechas para ese momento.

-Yo tengo 50 años. Cuando tenía 14 escuchaba que había crudo para próximos 30 años. La tecnología se está desarrollando tanto que si miramos de aquí al año 2050 hay reservas conocidas y extraíbles tres veces mayores que la demanda de energía que puede haber de aquí a 2050. Eso indica que no vamos a agotar el crudo. Por otro lado, la sociedad está cada vez más concienciada con la sostenibilidad y el cambio climático, por lo que crecerán las energías renovables, que todavía son un porcentaje pequeño. Si quitamos la hidráulica, el resto de renovables sólo cubre el 3% de la demanda global de energía. Imagine el camino que tienen todavía para desarrollarse.

-¿Qué previsiones tiene el grupo para España en los próximos años?

-El mercado español ha sufrido muchísimo por la crisis. Desde 2008 a 2013 la demanda de productos petrolíferos cayó un 25%. Han sido años muy difíciles. En 2014 ya empezamos a ver un cambio de tendencia y en 2015 y 2016 está creciendo. Nuestra previsión es que siga creciendo en los próximos años, porque ha caído tanto que ahora toca un periodo de recuperación. Vemos el crecimiento del PIB, de las ventas de combustibles, y también estamos invirtiendo en el mercado español para intentar crecer más de lo que crece el mercado. Hemos lanzado por ejemplo productos avanzados, con la tecnología Active. El primer mercado en el que lanzamos esos productos fue España porque pensamos que después de haber pasado por esa crisis, en un momento de recuperación, el consumidor podría apreciar productos de más calidad y más eficientes. Hay demanda en el mercado español para productos de más calidad. Ésa es nuestra apuesta, productos de más calidad, estaciones de servicio atendidas, remunerar la fidelidad del cliente.

-Las gasolineras low cost parecen haber venido para quedarse. ¿Es suficiente esa apuesta por la calidad frente a ellas?

-Las low cost no son un fenómeno único de España, las hemos visto en otros países de Europa. Y lo que vemos es que en momentos de crisis, cuando tienes incertidumbre sobre tu futuro, intentas reducir el gasto lo máximo posible y hay un cambio de tendencia hacia el low cost. También hubo personas que tenían un terreno en el que pensaban montar un negocio, no lo hicieron por la crisis y construyeron una estación de servicio. Lo que ocurre es que van creciendo, tienen su espacio, pero en el momento en el que tienen otro enfrente al final uno de los dos muere. No me preocupan, tenemos una oferta de suficiente calidad para atraer a los clientes que nos permite diferenciarnos.

-Su cuota de mercado está entre un 7% y un 8%, ¿esperan agrandarla?

-Sin duda.

-¿Es posible competir teniendo enfrente a una empresa como Repsol, que tiene un 40% del mercado?

-Hay mucha competencia en este mercado, más de lo que la gente piensa. Todas las compañías estamos compitiendo, al final el cliente es libre de elegir la estación de servicio. Es más fácil competir con una cuota de mercado mayor pero sin duda hay competencia real.

-Sin embargo en los últimos años ha habido varios expedientes sancionadores de la CNMC contra petroleras por pactar precios. ¿Realmente hay competencia?

-Sin duda hay competencia real. Fíjese si hay competencia que tenemos un modelo de negocio en el que preferimos trabajar con socios que son franquiciados, que son los que gestionan las estaciones de servicio. Nosotros ni siquiera fijamos los precios, los fijan los franquiciados. No podemos siquiera recomendar precios. Una de las cosas de las que me siento más orgulloso es de que en la última investigación de la CNMC salimos completamente limpios.

-¿Y en el caso del resto de petroleras?

-Puedo hablar de mi compañía. Pero tras leer lo que apareció no me parece ni mucho menos que se trate de prácticas muy extendidas, sino de casos muy puntuales que son los que detectó la CNMC. Para nada colusión de precios masiva dentro del mercado.

-En Europa hay un exceso de capacidad de refino. ¿Se corre el riesgo de perder alguna refinería española?

-En España hemos invertido 6.000 millones de euros en los últimos años, de 2008 a 2014, en modernizar las refinerías. Si no hubiésemos hecho esa inversión, sin duda alguna de las refinerías españolas hubiera estado abocada al cierre, porque es cierto que existe un exceso de capacidad de refino en Europa. Cerrarán más refinerías en Europa, sin ninguna duda.

-Para 2050 Europa se marca el objetivo de tener una economía baja en carbono. ¿Lo ve factible?

-Yo creo que España es uno de los países en los que más cerca estamos de esos objetivos. En España se decidió apostar fuerte por las energías renovables y mientras la media a nivel mundial es del 3% de solar y eólica, en España estamos ya en el 12%. Creo que esos objetivos son factibles, lo que los hace factibles es que se han desarrollado tanto estas tecnologías que hoy en día muchas de las renovables ya son compatibles y competitivas con la producción de electricidad vía gas natural. El coste de producción ha ido cayendo muchísimo y ya es competitivo frente a las fuentes fósiles. Eso va a actuar como elemento que continuará empujando el desarrollo de las renovables para la producción de electricidad.

-En España hubo un gran desarrollo de centrales de ciclo combinado para producir electricidad con gas natural, pero ahora están prácticamente paradas.

-Están paradas porque son un backup para las renovables. Muchas inversiones se hicieron en los últimos años para tener ese backup. Es uno de los problemas desde el punto de vista tecnológico con las renovables, porque todavía no se ha inventado una tecnología que nos permita almacenar esa energía para cuando haga falta. En cualquier caso creo que el gas natural tiene un papel muy importante que cumplir. Por ejemplo, en cuanto a emisiones de CO2, las centrales de ciclo combinado contaminan la mitad que una central de carbón equivalente para producir electricidad. España todavía consume mucho carbón para generar electricidad, hay un largo camino para ir poco a poco sustituyendo las centrales de carbón por gas natural y de esa manera continuar luchando contra el cambio climático de forma relativamente rápida y económica.

-¿Se está desaprovechando entonces el potencial de los ciclos combinados al usarlos como reserva de las renovables?

-Se están utilizando, pero lo que nos queda en España sería ese paso adicional, que es un poco complicado desde el punto de vista político y social, que sería dejar de utilizar ciclos con carbón y reemplazarlo por gas natural. De hecho si miramos los dos últimos años España es uno de los países que más ha crecido en consumo de carbón para la producción de electricidad, lo cual es una paradoja porque contamina mucho más. ¿Por qué está ocurriendo? Porque como todavía no existe un coste sobre las emisiones de CO2, aquellas empresas que producen electricidad y tienen carbón y gas natural hoy por hoy van a lo más barato. Si le sale más barato importar carbón, van al carbón. Nosotros siempre hemos defendido que la manera más eficiente de luchar contra el cambio climático es que haya un mecanismo de precios al CO2, de manera que aquellas tecnologías que contaminan más, paguen más. De esa manera el desarrollo tecnológico es mucho más fácil. En lugar de apostar vía subsidios por una determinada tecnología es mejor que haya un coste a las emisiones y eso desarrollará distintas tecnologías que sean más limpias.

-Ya existe un coste a las emisiones, el mercado de carbono derivado del Protocolo de Kioto.

-Pero es un coste ridículo, estamos hablando de 5 ó 6 euros por tonelada, no ha pasado nunca de 20 euros por tonelada. En mi opinión, una de las tareas pendientes de la Unión Europea si queremos progresar en esos objetivos es ser capaces de establecer mecanismos de precio que pongan un precio lo suficientemente alto como para impulsar esa transición energética.

-¿Qué opinan sus homólogos de las eléctricas al respecto?

-Nosotros también producimos electricidad en España. Cada compañía defenderá sus intereses, pero al final no podemos ir en contra de los deseos de la sociedad. Después de los acuerdos de París quedó muy claro que los gobiernos y sociedades están comprometidos con la lucha contra el cambio climático y todos queremos un futuro para nuestros hijos lo más sostenible posible. Esa transición la tenemos que hacer todas las compañías, unas empiezan con una base más contaminante, otra menos, pero si queremos seguir suministrando energía a nuestros clientes tenemos que hacerlo. Al final la energía es la base del desarrollo económico, el mayor motor de desarrollo económico y de progreso. Una energía barata, disponible, energía sostenible es la clave para el desarrollo económico.

-¿Se ha planteado British Petroleum dejar el Reino Unido por el Brexit?

-Somos una compañía de origen británico y en ningún momento nos hemos planteado cambiar la sede social de la compañía. Si miramos el número de personas que trabajan en el Reino Unido frente a la Europa Continental es prácticamente el mismo, 15.000 personas, pero tenemos mucho más volumen de negocio en la Europa Continental que en el Reino Unido. Somos más una compañía europea que británica, pero al final los votantes ingleses han decidido salir y hay que respetar esa decisión. Esperamos que los gobiernos británico y de la UE lleguen a un acuerdo en el interés mutuo. Por otra parte, en el mundo de la energía creo que el impacto no puede ser muy grande. Es un mundo tremendamente liberalizado, el petróleo, el gas, se mueven libremente de unos países a otros.

-No obstante, se está planteando un Brexit duro, con la restricción total de la libre circulación, ¿generará un problema a su compañía?

-De las 15.000 personas que trabajan en el Reino Unido, 1.000 son ciudadanos de la Europa Continental. Evidentemente nos preocupa que los derechos de los ciudadanos de la UE que están trabajando en el Reino Unido se aclaren y se respeten. Mi opinión es que prevalecerá el sentido común. Son tantos los intereses que hay entre el Reino Unido y la UE... No sólo trabajadores allí, sino ¿cuántos británicos residen aquí?

-BP tiene una fuerte presencia en Estados Unidos, ¿nota ya el efecto Trump?

-Está todavía por ver. Pongo un ejemplo, unas declaraciones que hizo públicas hace unos días nuestro consejero delegado. Comentó que había estado en Washington con miembros de la Administración y le había llamado la atención la apertura a la hora de escuchar las opiniones de los distintos sectores económicos. Esa apertura ¿en qué se va a trasladar? Está todavía por ver. El presidente de los EEUU está todavía en los primeros días del mandato y hay que ver aún qué va a hacer en cuanto a políticas energéticas.

-No parece que sea una apuesta por renovables.

-Las declaraciones previas en la campaña electoral defendían continuar con todo tipo de fuentes de energía, incluyendo las fósiles. Habrá que ver en qué se trasladan al final desde el punto de vista de política energética. En cualquier caso, desde BP pensamos que la dirección que la humanidad está tomando desde el punto de vista del cambio climático, de la sostenibilidad, es una dirección muy clara. En algunos momentos puede tener ciertos retrasos en algunos países del mundo en función de los dirigentes que pueda haber, pero no va a variar la dirección. Este planeta necesita al final esa sostenibilidad y es una cuestión de tiempo que se vayan tomando medidas para que tengamos energía cada vez más sostenible .

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