Atención: el Cajasol ha llegado

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Enorme El triunfo en Badalona sirve para cazar al Menorca Clave Ellis y Caner-Medley lideran al equipo en el cuarto final

Juan De La Huerga / Badalona / Enviado Especial

16 de marzo 2009 - 05:02

¡Puffffff! Algunos cajistas que había en el Olímpic resoplaron. Alivio. Subidón. Triunfo de campanillas. Pelotazo en casa del quinto clasificado. El Cajasol sumó su sexta victoria del curso, media docena de éxitos en la ACB. Muy pobre, pero ayer había que ganar en casa de un gallo y lo hizo con un cuarto final de campeonato, con el equipo defendiendo a muerte, el Joventut atascado y Ellis y Caner-Medley, después de un primer parcial extraordinario de Tucker, liderando la enorme alegría para la tropa de Pedro Martínez. Ya está el Caja igualado con el ViveMenorca, que tiene un partido más, y a la verita del CAI, Estudiantes y CB Murcia, próximo rival en San Pablo al que no hay que perdonar.

A priori, con las virtudes de unos y otros sobre el papel, el Cajasol nada tenía que hacer en la visita a un rival que llevaba 12 triunfos más acumulados que los sevillanos. A priori, de nada vale. Con De Miguel vestido de calle, aunque le queda poco para recuperarse, apoyando a sus compañeros al lado del banquillo y media docena de la plana mayor de la comandancia directiva (Ollero, Montequi, Humet, Mateo y Llaneza) presente en Badalona, el conjunto hispalense tuvo un arranque animado, motivado, activo, con un Tucker excelso en el lanzamiento.

Los jugadores de la Penya, despistados al ver frenados algunos ataques con la pizarra sevillana, fueron a remolque durante la mayor parte del primer tiempo, salvo al inicio y al final. Tucker, mano de santo, ametralló la canasta en un acto inicial divertido, en el que él solito se bastó para poner media docena de puntos entre los locales y los visitantes, incluido un triple a lo Drazen Petrovic, parándose en el contragolpe con total desahogo. No obstante, cuatro puntitos de Jasaitis, pues el DKV se mueve también fenomenal por fuera, Ribas y Mallet, estando gris Ricky Rubio en estos 20 minutos de comienzo, estrecharon el marcador: 20-22.

El espantoso segundo cuarto, un horror de periodo en el plano ofensivo, no fue aprovechado por el Cajasol para escaparse; es más, perdió su renta en un infame minuto final. Sin el primer base, lesionado en Sevilla, y un Rivero nervioso, el encargado de llevar la manija en el quinteto titular era Miso, aunque en la primera jugada ya le había robado el balón Mallet.

En cualquier caso, gracias a la defensa asfixiante de Ellis sobre Ricky Rubio en el segundo parcial y a la ceguera ofensiva de ambos, el encuentro se mantuvo equilibrado. Dentro de la fealdad. Jasaitis y Ribas tiraban del carro barcelonés; Tucker ya no andaba tan fino, si bien echaba una manita Rey, que le ha arrebatado el puesto totalmente a Triguero, Savanovic y Ellis. No obstante, ocho puntos en 10 minutos es un débil, ridículo, bagaje. La Penya, mal pero con arreones, pegó un tirón bordeando el descanso con cinco puntos de Bogdanovic, pésimamente defendido en la última jugada, y se marchó cinco arriba al intermedio: 35-30.

En la reanudación, volvió el baloncesto. Al menos el de ataque. El Cajasol respondió al acierto en el perímetro de Jasaitis -Ignerski no se enteraba- y compañía. Caner-Medley, de tres en tres, entró en calor y Tucker, con una muñeca prodigiosa, se marcó un triple sobre la bocina como presagio al decisivo periodo. Estaba a tres puntitos el Caja en casa de la Penya: 62-59.

Entonces, cuando se jugaban las habas ambas escuadras, al Joventut le entró el canguelo y el Caja, a contraestilo, se vino arriba. Crecidísimo. Ellis, con una defensa perfecta a Ricky Rubio, tiró del carro en ataque. Como no entraban sus tiros, penetraba. Perfecto. Savanovic echó una mano anotando aprovechando el rebote ofensivo y Miso, mediocre hasta entonces, encestó un tiro libre previo a un triplazo que elevó a nueve la ventaja de los visitantes. Fueron 12 pocos segundos después, pues Savanovic logró un 2+1 que enmudeció la caldera badalonesa.

Quedaban cuatro minutos. Un mundo. Muchísimo. Limó y limó el DKV con triples y con tiros libres de Ricky Rubio. Querían rapidez, pero el Caja, tranquilo, mantuvo la calma lo suficiente. Ellis, primero, y Caner-Medley, con cinco lanzamientos de seis acertados desde la línea de personal, sentenciaron. Y el banquillo visitante explotó. De veras. Los abrazos y los gritos se escuchaban desde la grada. Ahora, después de este hito en el feudo del quinto, quedan ocho finales. Atención: ha llegado el Cajasol. Queda Liga y no está muerto. Quiere salvarse en la cancha.

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