Un nazareno pasado por agua

Polémica

El Festival de Cine recurre a una parodia cofradiera para promocionarse.

Fotograma del corto de Paco Campano con el manguerazo al nazareno./M.G.
Fotograma del corto de Paco Campano con el manguerazo al nazareno./M.G.
J. Parejo

25 de septiembre 2015 - 05:03

No hay nada mejor que recurrir a las cofradías y a todo lo que las rodea para promocionarse o vender algo. Ni es la primera vez, ni será la última. El último caso, tras el episodio de Uma Thurman disfrazada de dolorosa en el bar Garlochí, ha sido la proyección del primero de los cuatro anuncios promocionales del festival de Cine Europeo de Sevilla (SEFF), rodados por el cineasta sevillano Paco Campano. En el SEFF se parodian cintas emblemáticas del cine español. Una de ellas es La ley del deseo, de Pedro Almodóvar. Un nazareno vestido con impoluta túnica blanca sustituye a Carmen Maura en la escena de un vivificador y simbólico regado de manguera. El nazareno, que camina por la ciudad, pide a un operario de Lipasam que le den un manguerazo ante el sofoco que sufre (recuerden el calor del pasado Martes Santo), mientras disfruta de la escena con expresiones como: "¡Qué gusto!" "¡Qué calor!" "¡Qué sofoco!". Tras la escena, el director lanza un mensaje: "Ningún cofrade ha resultado herido durante la grabación de este vídeo".

Por supuesto, las reacciones a este corto no se han hecho esperar. Para algunos, se trata de una escena tan blanca como la propia túnica del nazareno que a nadie debería escandalizar ni ofender. Es más, lo entienden como un homenaje a las propias tradiciones. Como dijo Nazario: "Sólo se escandaliza el que mira las cosas a través del ojo de una cerradura". Otros sin embargo, como se puede comprobar echando un vistazo a las barras de los bares que son las redes sociales, lo consideran un ataque más -con el Ayuntamiento de la ciudad como cooperador necesario- a los símbolos y tradiciones más arraigadas de Sevilla. Que cada uno saque sus propias conclusiones.

Lo cierto es que, como magistralmente escribió este jueves Carlos Colón en este periódico, nada puede hacer más daño a las cofradías como las propias cofradías, sumidas en una franca decadencia: "Nada fuera de nuestras hermandades puede contaminarlas, sino lo que sale de sus adentros. Lo de fuera puede molestar, irritar, hasta herir. Pero no las afecta. Lo que las contamina y corrompe es lo que está dentro de ellas, lo que toma las sagradas imágenes por maniquíes, lo que coreografía la forma de llevar los pasos al ritmo de músicas chabacanas como un fin en sí mismo y no como un medio al servicio del culto externo a la imagen. Pongan los cofrades orden en su cada vez más amanerada y vulgar casa, y no se preocupen de las tonterías que se hagan en la ajena".

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