Ríos de gente en un mar de emociones

Las imágenes que iban a salir en procesión en la Madrugada recibieron a miles de visitantes.

Francisco Correal

25 de marzo 2016 - 06:52

El hotel Colón. La casa donde se supone que nació Bécquer en la calle Conde de Barajas. La farmacia de Aurelio Murillo en el Altozano. Hasta ahí llegaban algunas de las colas de gente que visitaba en las horas previas a los titulares que se adueñarían de las calles de la ciudad.

Una es de la India, granadina la otra. Son monjas de Santa Paula y aprovechan una visita a la farmacia para entrar y rezar en el santuario de los Gitanos. Una mujer de mantilla les coloca sendos alfileres de recuerdo. A Antonio Casablanca lo hizo hermano su mujer, vecina de la calle Gallo. Es viudo y todos los días lleva al colegio a sus nietos Ángela y Javier, doce años, hermanos de los Gitanos. En el santuario están las cenizas de la duquesa de Alba, que fue camarera de la Virgen. Habrá sido la última vez que ha salido de costalero Fernando Gordillo, hermano del futbolista. Frente al santuario, la farmacia de Álvarez-Colunga, la casa donde vivió Pedro Salinas. Al lado, el jardín del Valle con el soneto a la colegiada de Aquilino Duque.

La muralla y el carril-bici forman la carrera oficial hasta la Macarena. Belleda López Montero sale de ver a la Macarena con su hijo Antonio y con Esaú, un artista canario que no da crédito a lo que ha visto. Es gestor cultural de Lanzarote y prepara un catálogo de artistas que se han inspirado en textos de Saramago. La noche iba a ser larga. Antonio es uno de los 94 diputados de la hermandad. De su casa iban a salir varios para hacer la estación de penitencia. María se afanaba en preparar espinacas con garbanzos y tortillitas de camarones.

De la Macarena al Gran Poder, el itinerario de los armaos. Parras, Relator y Feria forman un zigzag de emociones. El Sardinero y La Alicantina son las dos salidas al litoral. Hay fotos de Juan, el llorado encargado, con Antonio el Bailarín en silla de ruedas.

Para ver al Señor del Silencio se entra por Alfonso XII y se sale por la calle El Silencio. La hermandad a la que perteneció Juan Teba. "Juan Delgado Alba hizo hermanos a unos cuantos en unas tertulias inolvidables", dice Antonio Zoido. La Magdalena es Proust puro en la cola del Calvario. La medida del tiempo. El año 1349 del que data la cofradía del Silencio. 30 de marzo de 1544, cuando es consagrado obispo de Chiapas Bartolomé de las Casas, el hombre que más hizo por los indios antes de John Ford. La cola coge el último tramo de la calle Bailén. La piedra que desecharon los arquitectos, pensará Juan Ruesga en la cola, es ahora la piedra angular.

El puente de Triana es una pasarela de mantillas. La calle Pureza es un río de gente paralela al Guadalquivir. Del Machado hijo de los Gitanos -doble vínculo con Dueñas- al Machado padre, el Demófilo indiano que murió en esta calle. Ya había gente fijando puestos para la salida. El puente es un vaivén. Por Reyes Católicos camina Fernando Pérez Royo. Fue diputado del Partido Comunista legalizado el Sábado Santo de 1977. "El relevo lo hacemos en la Punta del Diamante", dice un hombre a la chica de mantilla.

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