Un míster que también suma puntos

josé manuel vargas Jugador-entrenador del BSR Vistazul

Un míster que también suma puntos
Un míster que también suma puntos
Macarena Lozano

30 de noviembre 2015 - 05:02

El BSR Vistazul, en su objetivo por alumbrar un proyecto de futuro con el que conseguir el anhelado ascenso a División de Honor, afronta la temporada 2015-16 con ilusiones renovadas y esfuerzos aunados. Sus integrantes siguen siendo una gran familia y, desde hace algunos meses, cuentan con un nuevo miembro que hace las veces de jugador y entrenador, según se tercie. Se trata de José Manuel Vargas, un veterano del básket en silla que después de pasar por varios equipos de España e incluso vivir una breve experiencia en el extranjero, decidió regresar a la que considera su casa para ayudar con sus canastas decisivas. Y también, aunque no contaba con ello en un primer momento, con sus esquemas en la pizarra del míster.

"No es fácil estar en la pista y al mismo tiempo ser entrenador, porque tienes que estar pendiente de lo que haces y del resto de compañeros. Afortunadamente, a la mayoría los conozco desde hace mucho años, así que tengo muchas manos derechas en el equipo. Pero yo lo sigo afrontando como un aprendizaje", explica Vargas, quien, lejos de abrumarse por la doble responsabilidad, la asume con orgullo, pues además sentía que tenía una "cuenta pendiente con el club". "Siempre me han tratado como a uno más, dejándome entrenar con ellos, haciéndome un hueco. Se lo debía", insiste.

Está comprometido con el proyecto por el que viene luchando varios años el equipo sevillano. El ascenso a la máxima categoría nacional, objetivo primordial del plantel, pasaba no sólo por contar con los mejores jugadores, sino también por emprender un profundo "cambio de mentalidad". "Hace años estaba extendida la idea de que al Vistazul uno venía a retirarse. Pero yo no he venido aquí pensando eso, sino dispuesto a darlo todo para ayudar al equipo a que esté en División de Honor, para lo cual debemos conseguir financiación y patrocinadores, porque el salto será muy grande", explica el sevillano.

Y es que, aunque en el vestuario se sigan viendo como "un grupo de amigotes que juegan al baloncesto en silla de ruedas para pasar el rato", José Manuel cree en la necesidad de profesionalizar ese hobby, sacarle el máximo partido y demostrar a quien corresponda que compiten para pasarlo bien, sí, pero sobre todo para llegar a lo más alto. "Las instituciones invierten menos si piensan que van a dar dinero a un grupo de veteranos que sólo van a divertirse, pero nosotros queremos hacerles ver que somos mucho más que eso", añade el jugador-entrenador.

El hispalense habla desde la experiencia que brindan sus 39 años y avalado por el curriculum deportivo que lo acompaña. Debutó con el Virgen del Rocío y, años después, se enroló en las filas del Once Andalucía. Vivió, por tanto, una época dorada del básket en silla. Badajoz, Málaga o Badalona fueron otros de sus destinos deportivos. Y hasta Bélgica. Aunque esa parada en su camino fuera más breve de lo esperado. "Nada más bajarme del avión me pregunté qué hacía yo allí. Aguanté un mes y poco. Vi el país, el nivel, y no me gustó. Así que me volví corriendo", recuerda entre risas. A su juicio, en España, aunque la financiación o el apoyo de las instituciones sean cuestiones mejorables, el nivel es muy alto: "Muchos extranjeros quieren venir aquí. A nuestro equipo por ejemplo se han ofrecido muchos, porque saben que aquí se juega bien y les llama el proyecto en el que estamos trabajando".

stats