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La quinta está en camino

  • Ganar o ganar El Betis, arropado por más de 5.000 béticos, busca subir el penúltimo peldaño hacia el ascenso en Salamanca Alineación Jonathan Pereira apunta al once titular con Sergio García en el banquillo como revulsivo

Es el partido más complicado de la temporada. Aunque, posiblemente, hasta que la próxima semana el Levante visite Heliópolis. Arropado por más de cinco mil fieles el Betis se la juega en el Helmántico. Le va la vida en ello. Un ascenso. Un año de vida y la posibilidad de evitar otro más de purgatorio. La Liga agoniza y los verdiblancos, como el resto, han llegado a estas alturas con los deberes aún por hacer. Y ya no caben tropiezos. Ganar daría aire; el empate desataría, quizá, agonía; perder es la muerte.

Salamanca ya viste de verdiblanco. La ciudad comenzó ya ayer a ser tomada por cientos de seguidores béticos y hoy serán muchos más los que den colorido a sus calles hasta que a la seis de la tarde el Betis, este Betis de Víctor Fernández que tanto cree en sí mismo, se disponga para la penúltima faena de un curso irregular que puede acabar salvando. Asoma con cuatro victorias consecutivas y, cuentas al margen, aunque juegue en varios estadios más, debe conseguir la quinta para seguir vivo.

La posibilidad de regresar de Salamanca como equipo de Primera División es cierta aunque improbable. Todo pasa por que gana el Betis y no lo hagan Hércules ni Cartagena. Con el empate siempre habría de esperar, al igual que con una derrota que lo dejaría malparado, con las mínimas opciones seguramente. Las tablas, eso sí, le harían depender de sí mismo y en el peor de los casos debería vencer al Levante en el último partido por más de un gol de diferencia.

Pero todo quedará más claro poco antes de las ocho de la tarde, justo cuando las gargantas de ese beticismo que ha tomado la Ruta de la Plata estén ya rotas. Será el momento de saber a ciencia cierta qué ha pasado y qué puede pasar con este Betis que viajó también por carretera con el optimismo en el equipaje. Saben los futbolistas que esta tarde van a sufrir porque su rival, el Salamanca, se juega la supervivencia. Pero están ya hechos al sufrimiento.

Las cuatro victorias consecutivas que han convertido la quimera en realidad los ha hecho envejecer. Y los futbolistas saben que la quinta les va a costar incluso más, pero el convencimiento es tal que cualquiera le habla a un jugador bético de algo que no sea ganar. Se les notaba en la tarde de ayer, a su llegada al hotel Doña Brígida, una especie de oasis a las afueras de Salamanca en el que vela armas la expedición. Concentración en los rostros, casi sin lugar para la sonrisa.

Metidos en harina, todos esperan por aquí a un Salamanca reservón, descaradamente a la contra. Jorge d'Alessandro sabe que el empate puede ser bueno para su equipo y no irá decididamente al ataque. El Betis tampoco. Víctor Fernández sabe que los partidos en esta categoría se ganan en las segundas partes y, seguramente, reservará fuerzas para ese período.

La duda estriba en saber quién será el acompañante de Pavone en ataque. Por detrás del argentino caben hasta tres jugadores: Sergio García, Jonathan Pereira y Odonkor. El catalán está ya recuperado, pero quizá sea precipitado darle noventa minutos y puede resultar más decisivo como recambio, cuando la fatiga comience a hacer mella en las piernas de los salmantinos. El gallego ha tenido también molestias durante la semana, pero seguramente deba jugar con ellas, ya que el alemán, en el que Víctor ha pensado seriamente, es también mejor como bala en la recámara. Cualquiera de ellos será el sustituto de Juanma en una alineación que será calcada a la del domingo anterior frente al Numancia.

Sea como fuere, el Betis saldrá firme atrás y concentrado, con una vigilancia especial sobre Toti, el mejor hombre de los castellanos. Midiendo sus ataques, la búsqueda del gol en verdiblanco ha de ser progresiva en todo caso. Que nadie espere los ataques a diestro y siniestro de otras épocas, léase los primeros compases de Víctor Fernández en el banquillo. Este equipo de hoy está para lo justo y lo mejor de ello es que lo sabe y lo administra con criterio y fortuna.

Salamanca no es tierra fácil. Otrora un grande, el conjunto local, pese a jugarse el descenso, no se ha dejado ganar en casa por ninguno de los aspirantes al ascenso. Aquí doblaron la rodilla Levante (3-2) y Cartagena (1-0) y empataron sin goles Hércules y Real Sociedad. Además, si el Betis puede presumir de cuatro victorias consecutivas, los propietarios de El Helmántico son los mejores tras él en ese período, en el que han sumado 10 de los 12 puntos disputados. No es por tanto el Salamanca un rival para fiarse.

En todo caso, en el Betis no se hacen esas cuentas. El equipo ha aprendido a vivir con la presión y el aliento de los suyos en la grada servirá para espolearlo conforme avance el partido. Con tensión pero con paciencia quiere Víctor a los suyos porque sabe que por ahí se traza el camino de la quinta, de esa victoria que anhelan casi todos los béticos, que hasta del beticismo de alguno hay que dudar.

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