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Un sambenito que eliminar

  • Pepe Mel se encuentra ante la oportunidad de hacer desaparecer la idea de que sus equipos se suelen derrumbar en las segundas vueltas, algo que en las últimas cuatro campañas no sucedió así

Con la tranquilidad que da en estas fechas el asomarse a la clasificación de la Liga desde el balcón de la primera posición afrontarán el 2011 los profesionales de la primera plantilla bética. El crédito logrado a base de juego traducido en puntos, y la superioridad demostrada ante la mayoría de los rivales hasta el momento, hacen que los aficionados verdiblancos estén buscando en el calendario la fecha en la que se producirá el ansiado regreso a la élite del fútbol español. Pero si hay alguien que pone la nota de prudencia en el club es Pepe Mel, un técnico al que le persigue la sombra de que sus equipos suelen venirse abajo en las segundas vueltas del campeonato tirando por la borda las ventajas logradas, aunque dicha afirmación no sea del todo correcta.

Analizando sus últimas cuatro temporadas en el Rayo Vallecano, se observa que su evolución de resultados poco tiene que ver con las fechas del calendario. En la temporada 2006-07, primera de Mel en Vallecas, en la que se busca el ascenso a la categoría de plata, el Rayo Vallecano se mete en la fase de ascenso, aunque sí es cierto que la relajación hace que a final de temporada pierda cuatro partidos consecutivos.

Esas cuatro derrotas hicieron que el Rayo Vallecano acabara en segunda posición, perdiendo el factor campo, algo que a la postre sería el detonante de que el ascenso no se consiguiera, al perder la final del play off ante el Eibar en Ipurúa en diez minutos fatídicos.

Pero que de los errores se aprende lo demuestra Pepe Mel en la temporada siguiente. Esta vez en las últimas cuatro jornadas se producen cuatro victorias consecutivas que hacen al Rayo acabar en primera posición y con 66 goles a favor en la fase regular, siendo el equipo más goleador de los cuatro grupos de 2ªB. El ansiado ascenso sí llegó en este segundo intento, aunque con más sufrimiento del esperado. Sin embargo, al devolver al Rayo a Segunda Pepe Mel se convirtió en todo un ídolo para la hinchada vallecana.

El tercer año del actual técnico bético en Vallecas es quizás el que le hizo ganarse esa fama que le persigue, pero es necesario analizar un contexto en el que un recién ascendido planta cara hasta el final de temporada a Xerez, Tenerife y Zaragoza, logrando que del Teresa Rivero sólo se lleven la victoria (y a final de curso) Elche y Albacete, haciéndose Cobeño con el Zamora de la categoría y siendo sin ninguna duda el equipo revelación de la temporada.

En ese curso es cierto que el equipo franjirrojo sufre un bajón, concretamente entre las jornadas 16 y 20, en las que pasó del tercer puesto que garantizaba el ascenso al decimotercero. Pero también hay que destacar que desde esa jornada el Rayo vuelve a remontar, metiéndose en puestos de ascenso de nuevo en las jornadas 25, 32 y 33, aunque acaba la temporada en quinta posición, con el regusto de haber perdido una gran ocasión de volver a Primera a pesar del nivel de los equipos que finalmente lograron ascender.

El año pasado la irregularidad fue la nota predominante en el Rayo y el nerviosismo de una directiva que entendía que había equipo para ascender, pese a haberse desprendido de algunos de los puntales de la campaña anterior como Diame o Amaya y habiendo realizado todas las adquisiciones a coste cero, precipitó la destitución de Mel en la jornada 24 tras una dolorosa derrota ante el Girona en Vallecas (0-3).

El pobre inicio de 2010, que curiosamente coincidió con la mala racha goleadora del hoy delantero bético Rubén Castro, fue la causa de la destitución, aunque el Rayo se mete en octavos de la Copa del Rey tras eliminar al Athletic. Otro dato llamativo de la pasada temporada es que el Rayo no mantuvo una de las señas de identidad de los equipos de Pepe Mel, como es la solvencia y la contundencia como local, ya que el conjunto madrileño había caído en Vallecas en 24 jornadas casi las mismas veces que en las dos temporadas anteriores.

Un extraño sambenito que persigue al entrenador madrileño, que cuenta esta temporada con una ocasión extraordinaria, tanto por plantilla como por la situación clasificatoria, para desterrar esos fantasmas.

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