La cabalgata de las valquirias es uno de los pasajes más vibrantes de la historia musical y, posiblemente, la partitura más conocida de Richard Wagner, a cuya popularidad contribuyó Francis Ford Coppola en su película Apocalypse Now. La Sinfónica de Sevilla conoce bien este preludio donde las hijas del dios Wotan llegan por los aires para recoger las almas de los guerreros muertos y llevarlos al paraíso germánico: con él arranca el tercer acto de La Valquiria, que la orquesta estrenó aquí en 2002 bajo la dirección musical de Marc Soustrot.

Ahora este complejo artefacto de música, ensueño y mitos nórdicos llega con el sello inconfundible de La Fura dels Baus y enmarcado en el desafío del director artístico del Maestranza y la ROSS, Pedro Halffter, de estrenar al completo la tetralogía de El anillo del Nibelungo, "una obra de arte total en la historia de la música que suma 16 horas de representación". La Valquiria se estrena el viernes a las 19:30 (su duración roza las cinco horas) y volverá a representarse los días 14, 17 y 20. La respuesta del público ha sido "excelente", anunció Halffter, pues prácticamente sólo quedan entradas para la última función.

Carlus Padrissa, fundador de La Fura y responsable de la dirección de escena, recrea un mundo primitivo, de pieles y huesos, que se contrarresta "con las videocreaciones de Fran Aleu así como con el hierro, el plomo y toda la ingeniería de las artes escénicas, grúas incluidas", declaró ayer el barcelonés durante la presentación a los medios. Artefactos que permiten a Padrissa hacer realidad el sueño de Wagner, "que escribió que las valquirias iban volando", y traer el fuego al escenario del Paseo Colón, frente al protagonismo que tuvo el agua en la anterior entrega de la tetralogía, El oro del Rin.

Para Halffter, La Valquiria recrea sobre todo "el drama personal del dios Wotam [papel que asume el barítono Michael Volle] y cómo su destino se complica cada vez más hasta ser víctima de sí mismo". Su historia está atravesada por el amor incestuoso de Siegmund (el tenor José Ferrero) y Sieglinde (la soprano Petra Lang), cuyo dúo de amor del primer acto es otra de las cumbres del compositor alemán.

Más allá de las relaciones entre Wotam y su hija favorita Brunilda (a la que da vida Evelyn Herlitzius, cuya inolvidable recreación de Isolda la vinculó para siempre a la historia del Maestranza) o de sus problemas conyugales con la diosa del matrimonio Fricka (la mezzo Iris Vermillion), La Valquiria brinda una música de hondo contenido poético y enormes dificultades.

En eso coincidieron los cantantes y el propio Halffter, que destacó que "la Sinfónica ha ensayado muchísimo porque la ambición es muy grande en lo artístico y lo técnico".

El director artístico de la ROSS resaltó también el protagonismo español en esta ópera coproducida por el Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia -que programó toda la tetralogía entre 2007 y 2009- y el Maggio Musicale Fiorentino. Se refirió principalmente a José Ferrero, recientemente galardonado por la crítica como el mejor cantante revelación de la pasada temporada del Liceo de Barcelona.

Ferrero, que ya participó en El oro del Rin, subrayó que se siente "muy cómodo en el rol de Siegmund a pesar de su dificultad" y que espera cantarlo "muchas veces más". "Me ilusiona mucho esta apuesta por los cantantes españoles que hace el Maestranza. La calidad de las voces españolas es muy grande y se reconoce más en el extranjero que aquí", añadió Ferrero.

Evelyn Herlitizius expresó, por su parte, que su personaje "evoluciona de la adolescente a la mujer que lo ha perdido todo" y exige una gran tensión vocal. "Brunilda, la mayor de las valquirias, es un papel para soprano dramática de gran fuerza que alterna agudos con tonos más bajos que los de la propia Fricka", explicó.

Para la alemana Petra Lang, otra cotizada voz wagneriana, su Sieglinde demuestra "el cambio de una mujer sin libertad ni derechos, maltratada por su marido Hunding, que aprovecha la primera ocasión que tiene de entregarse al amor, como resultado de lo cual engendrará a un héroe decisivo". Ese niño será Siegfried, que da título y carácter a la tercera entrega del gran ciclo wagneriano.