Atalayas mecánicas, cuerpos desnudos, plataformas giratorias y un anillo de fuego que, por momentos, "parece una paellera valenciana", son algunos de los elementos que La Fura dels Baus y Carlus Padrissa han incorporado a La Valquiria que esta noche estrena el Maestranza con todo el papel vendido (también se representa los días 14, 17 y 20; aún quedan entradas para la última función). Esta versión, coproducida por el Palau de les Arts de Valencia y el Maggio Musicale Fiorentino, cuenta con 7 premios internacionales, como el Franco Abbiati della Critica Musicale Italiana o el ICMA International Classical Music Awards 2011. Si La Valquiria, con su cabalgata de diosas guerreras, es el título más popular de la tetralogía El anillo del Nibelungo, para su director de escena esta versión "es lo más cercano a la concepción de Wagner de la ópera como obra de arte total".

-Ver íntegro el ciclo más famoso de Wagner es un desafío y un sueño en esta ciudad, que hoy estrena la segunda entrega. ¿Han puesto en riesgo los recortes que sufre el Maestranza la continuidad de su colaboración con La Fura?

-No. En esta Valquiria no falta ninguna grúa ni ningún alarde técnico respecto al montaje que estrenamos en Valencia. Y la crisis no tiene por qué obstaculizar que lleguen a Sevilla en los próximos años las dos últimas óperas del Anillo. En estos tiempos difíciles es mejor alquilar una producción que está hecha y funciona bien, hacer reposiciones, que producir otra nueva. Es una tontería pensar en eso del segundo plato como algo negativo. El segundo plato, que es carne o pescado, siempre es mejor que el entremés. Aquí en Sevilla verán esta Valquiria unas cuatro mil personas. Es mejor aunar esfuerzos y que cada teatro lírico haga una nueva ópera y alquile cuatro cada año, creándose una primera división de producciones.

-Entre los muchos galardones que atesora esta tetralogía figura el Premio Lírico Teatro Campoamor por su trabajo como director de escena. ¿Qué le ilusiona más del estreno sevillano de LaValquiria?

-Que el tenor José Ferrero interprete a Siegmund porque es un tipo joven que se toma muy en serio su trabajo. Este papel lo hizo en Valencia una leyenda como Plácido Domingo, que ahora está haciendo roles de barítono, y ahora aquí es lo contrario, una voz con mucho por decir. A la larga, podremos presumir de que el primer papel wagneriano importante, pues ya participó en nuestra versión de El oro del Rin, lo hizo José Ferrero aquí, en Sevilla.

-En 1996, con La Atlántida de Falla, en un montaje que contó con la escenografía del artista Jaume Plensa, La Fura hizo su primera incursión en la lírica. Casi 30 óperas después, ¿qué balance hacen de ese punto de inflexión?

-La primera vez que actuamos aquí donde hoy se levanta el Teatro de la Maestranza había un descampado y sólo quedaba en pie el pórtico del antiguo cuartel. Estuvimos rompiendo coches, manchando a la gente con pirotecnia, haciendo sustos... y cuando volvimos años después nos encontramos con una gran casa de ópera europea. La Fura dels Baus trabajaba en solares vacíos y, ahora, en los principales teatros líricos del mundo. Creo que nos dieron en Sevilla la idea de que podíamos adaptarnos. Actualmente la ópera es una parte fundamental de nuestra actividad.

-¿Qué otro título les gustaría estrenar en Sevilla, más allá de sus compromisos wagnerianos?

-Es una pena que hayáis montado hace poco Turandot. Estamos muy orgullosos de nuestra versión, que se verá en diciembre en Múnich. Creo que podríamos regresar con Cantos de sirenas, que es un espectáculo enloquecido que une cabaret con arias de óperas eróticas. Están las ondinas de Wagner, Mozart, un dueto de Rossini... Con este montaje haremos temporada el año que viene en Madrid y en Alemania. Para mí una mujer que canta es como una sirena, te lleva directamente a la perdición.