"Lo que yo he mamado del flamenco lo integro en la ópera"

Juan Jesús Rodríguez. Barítono

El onubense culmina esta semana en el Maestranza su interpretación del bufón Rigoletto, un papel tan exigente como determinante en una carrera que pasa por los mejores teatros de Europa

Patricia Godino Sevilla

24 de junio 2013 - 05:00

"Es, sin lugar a dudas, una de las voces baritonales más impactantes de la actualidad, con un sonido perfectamente redondeado, poderoso, de enorme belleza". Así valoraba la crítica de este periódico a Juan Jesús Rodríguez (Huelva, 1969) tras la presentación en Sevilla de su Rigoletto, ese bufón deforme que protege a su hija, Gilda, del deseo libertino. Figura indiscutible de su generación y dueño de un discurso libre, que hace más por la marca España que una legión de publicistas, defiende la raíz española como esa "gracia especial" que reclaman teatros y directores artísticos de todo el mundo, como también le ocurre a la granadina Mariola Cantarero y al jerezano Ismael Jordi, que protagonizan junto a él esta producción del Teatro Regio di Parma y que levantan al público del Maestranza en cada función.

-Se turna en el elenco con Leo Nucci, ¿siente más responsabilidad con una figura de su talla?

-Es una ópera que he interpretado en nueve producciones, por toda España e Italia, la tengo muy interiorizada. Me encanta compartirla con Nucci porque él es el Rigoletto del momento. Me comentaba que había hecho unas 580 funciones y que, entre ensayos generales y demás, la habrá cantado unas dos mil veces. Mi primera vez fue en el Villamarta, hace 9 años; una vez debutado se me quitó la presión.

-Es un rol muy exigente.

-Es una ópera de fondo, cantas mucho y muy intenso los tres actos con toda la tesitura del bel canto verdiano. Como personaje, Rigoletto es un padre que indirectamente manda asesinar a su hija. Tengo dos hijas, y como no esté muy controlado emocionalmente, en la escena final puedes llegar a llorar. Las primeras veces me pasaba algo así. Ahora lo puedo comunicar sin sufrirlo. Físicamente, exige mucho, estás encorvado tres horas.

-¿Por qué los dramas de Verdi llegan tanto?

-La trilogía Rigoletto, Il Trovatore y La Traviata es una joya. La música es tan conectada, tan universal que embauca. Llega al alma. En La Traviata, Verdi escribió Di Provenza, el momento en que el padre trata de convencer al hijo para que vuelva a casa, pero el origen era una nana. Intento conectar con el origen, las fuentes a las que acude el genio. Busco eso en mi trabajo: conmover y conectar al compositor con el público a través de mi interpretación.

-En la presentación se subrayó que este elenco protagonista español no es fruto de la casualidad.

-Tenemos mucho camino andado, y muy avalado por crítica y público. España es una potencia mundial, no sólo a nivel lírico sino cultural. Por ser españoles, y andaluces todavía más, tenemos un complejo impresionante. Parece un tópico, pero es así, seguimos dándole más importancia a lo de fuera. Si miras la temporada del Real del año que viene, creo que sólo hay un español.

-¿Qué compromisos tiene en el Maestranza?

-Quiero tener una relación con el teatro y se me ha dicho de palabra, por parte de su director artístico, que así será. Hay interés recíproco. En la próxima temporada no estaré, espero estar en la 2014-15.

-Su agenda se reparte por España y teatros de toda Europa. ¿Cómo se siente fuera?

-Muy bien tratado. Para cantar fuera, y en España somos bastantes, tienes que ser muy bueno. Yo he hecho Rigoletto en Italia donde casi todo el elenco es italiano y el protagonista era el español. A ellos les cuesta aceptarlo, porque tienen sindicatos muy fuertes que exigen que el elenco sea mayoritariamente italiano. Somos de los mejores del mundo. Otra cosa son los agentes: no debería haber trabas para que un teatro contrate a quien sea, pero siempre hay mucho intermediario propio del business. No hay que buscar buenos cantantes lejos: Granada, Jerez, Huelva.

-El Maestranza pierde una ópera el año que viene y sufre un severísimo recorte presupuestario...

-Perdemos todos, pero el dinero no lo mueve todo. Cuando alguien se quiere dirigir al público a través de una disciplina artística siempre hay fórmulas, nadie puede parar eso. Creo que los artistas nos deberíamos unir para hacer cosas.

-Ainhoa Arteta habló de crear una plataforma para aunar a todos los implicados en la lírica.

-Ha habido amagos pero no llegamos a cuajar. Como todos los gremios, deberíamos salir a la calle para que la cultura no desaparezca o no mengüe.

-El 21% del IVA cultural no ayuda.

-Ha sido un error garrafal. Si lo vemos como negocio, es lo que más deberíamos vender en España. Podríamos ser ambiciosos, llevar el arte a las escuelas, como hacen en Centroeuropa, e ir educando. Como las playas o cualquier otra riqueza, bien canalizado lo normal es que se puedan llenar teatros y crear industria. Un teatro importante en una ciudad atrae negocio. En Italia, se salvan uno o dos teatros, el resto se han hundido, se han caído temporadas enteras por mala gestión, producciones costosísimas...

-Mariola Cantarero se ha acercado a la copla. ¿Se atrevería?

-Me llevo planteando hace tiempo preparar un repertorio de cosas de mi tierra. Lo que yo he mamado del flamenco lo integro a la ópera, enriquezco la lírica con mis raíces y doy gracias por eso. En los filados, en los pianos de Ismael se ve Jerez, por supuesto después de haber trabajado y educado la voz. En Mariola lo mismo. Son tres carreras internacionales, los tres andaluces, que tenemos algo especial y sé que es nuestra raíz. Si yo he tenido un maestro es mi amigo Eduardo Garrocho, cantaor.

-¿Y el Gran Teatro de Huelva?

-Es el único teatro donde no he cantado de España y no porque no haya querido. He ofrecido un recital asequible a sus posibilidades, perseguí tres semanas al concejal de Cultura y nada.

-¿Qué opina del giro de Plácido Domingo a roles de barítono?

-Me quedo con el Plácido tenor. Es un grandísimo artista.

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