Cultura

'Europudding' con pretensiones

Romance / Intriga, Portugal-Alemania-Suiza, 2013, 111 min. Dirección: Bille August. Guión: Greg Latter. Intérpretes: Jeremy Irons, Christopher Lee, Mélanie Laurent, Jack Huston, Lena Olin, Charlotte Rampling, Tom Courtenay, August Diehl, Bruno Ganz, Martina Gedeck. Cines: Alameda, Al-Ándalus Bormujos, Avenida.

El problema mayor del cine europeo, después del de la desafección del público curioso y tolerante para con las propuestas de mayor riesgo estético y profundidad temática, es que su gloria se basó en algo que a causa de la globalización de la cultura popular de masas (la Alta Cultura es universal, nunca global) está desapareciendo: las culturas nacionales que, compartiendo una raíz común reconocible como europea, se enriquecían con diferencias arraigadas en las particularidades culturales que diferenciaban el cine nórdico del latino, el francés del alemán y ambos del italiano, el español o el francés. Lean o Powell & Pressburger eran tan ingleses como Renoir o Truffaut franceses, Buñuel o Berlanga españoles, Lang o Fassbinder alemanes y Fellini o Pasolini italianos. Daba igual que se tratara de esas coproducciones tan de moda a partir de los 50 en las que intervenían tres o cuatro países: mandaba la nacionalidad del director.

Una Europa con niveles educativos cada vez más bajos, lo que provoca un mayor desconocimiento de su historia y su cultura, y cada vez más diluida en la papilla global y consumista dejará de ser eso que desde Platón a Steiner, desde Monteverdi a Messiaen, desde Fra Angelico a Picasso o desde los Lumière a Terence Davis hemos llamado Europa. Y si cada vez hay menos Europa tal y como la hemos conocido, cada vez habrá menos cine europeo.

Tren de noche a Lisboa es un buen ejemplo de ello. Es una producción alemana basada en un best-seller suizo dirigida por un realizador danés e interpretada por un reparto anglo-franco-germano. ¿Manda el director danés, dándole la impronta propia del cine nórdico? No. Bille August hace años que se dedica a las grandes producciones vacías envueltas en celofán de calidad. La obra adaptada es un libro escrito por un profesor de Filosofía bajo el seudónimo de Pascal Mercier. Una historia con pretensiones de profundidad psicológica, juegos metaliterarios y romance al alcance de todos los públicos. Lo ideal para el director que adaptó La casa de los espíritus de Isabel Allende.

El resultado, pese al espectacular reparto internacional encabezado por el siempre grande Jeremy Irons, es el previsible: un europudding aseadito, sobrado de diálogos y pretensiones, sucedáneo del cine de autor. Un profesor de Filosofía, un intento de suicidio, un libro de un autor portugués, un improvisado viaje a Lisboa, una búsqueda y otro viaje -éste en el tiempo- al fin del salazarismo. No hace falta decir que el profesor (Irons) es a sí mismo a quien se busca.

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