La ilusión por dar trabajo

No por esperada la noticia del fallecimiento de don José Manuel Lara me ha dejado de sorprender. Esperaba seguir viéndolo más tiempo con ese afán de superación que siempre mostró a pesar de esa enfermedad irreversible. Luchaba por vivir y mantener sus empresas. La trayectoria de su vida es en buena medida la de su padre. Su padre siempre se afanó en buscar trabajo a los demás. Recuerdo que el cura de El Pedroso le pidió a su padre un puesto de trabajo para un vecino del pueblo. Y Lara padre le contestó: "¿Pero queda alguien viviendo en El Pedroso? Yo creía que estaban todos ya trabajando en Barcelona". Su hijo supo heredar esa alegría por crear empleo. Es admirable cómo José Manuel Lara supo estar al día en la constante evolución a la que obliga el mundo editorial y, en general, el mundo de la comunicación, donde hay que saber guardar equilibrios entre la situación económica y las ideologías. No fue un hombre de partidos ni de posiciones escoradas, siempre tuvo ilusión por la comunicación fluida y libre.

Recuerdo cuando estuvo en Sevilla para recoger la segunda edición del Premio Clavero que concede Diario de Sevilla. Ya notamos esa noche el deterioro que sufría, pese a lo cual pronunció un discurso doméstico, cercano, con finas ironías y en el que reflejó sus hondas raíces andaluzas.

Se pierde a un gran empresario, una persona muy importante que trató de tender puentes entre unos y otros. Siento mucho la muerte de una personalidad tan apreciada por mí, llena de bondad y tan unido siempre a la figura de su padre. Cuando escribí una pastoral sobre el trabajo, don José Manuel me llamó para decirme que estaba de acuerdo conmigo en que la principal obra de caridad que se podía hacer hoy es dar trabajo a las personas para que las familias puedan vivir con dignidad.

Descanse en paz tan querido amigo, un buen cristiano, una persona de bien.