Parches y loros (y lanzacohetes)

Exposición

La muestra 'Mare clausum, mare liberum' recoge en el Archivo de Indias la evolución de la piratería marítima que nació contra el monopolio español del comercio con América

Reproducciones de los barcos 'La Courone' y 'Nuestra Señora del Pilar', incluidas en la exposición.
Reproducciones de los barcos 'La Courone' y 'Nuestra Señora del Pilar', incluidas en la exposición.
Francisco Camero / Sevilla

24 de noviembre 2009 - 05:00

En 1522, tras un audaz abordaje a un navío que transportaba los regalos de Moctezuma que Hernán Cortes remitía al emperador, el francés Jean Fleury se hizo con la cartografía secreta de navegación de las Indias occidentales que manejaban entonces las embarcaciones españolas. Fue el primer gran golpe al monopolio comercial de la zona, en contra del que ya había alzado la voz el rey galo Francisco I, el principio del largo final para los intereses españoles, y el pasaporte de Fleury para su ingreso en la leyenda; él fue el pionero de todos esos héroes/villanos dignos de las novelas de Salgari y atraídos por esas tierras de exóticas y fabulosas riquezas.

La piratería en el Nuevo Mundo vivió su edad de oro en la segunda mitad del XVII y se prolongó hasta prácticamente finales del XIX, aunque para entonces el fenómeno se presentaba con otros rasgos e incluso otros fines: el hostigamiento a los barcos españoles, liderado en muchas ocasiones por caudillos independentistas, era una forma de apoyo a las nuevas repúblicas constituidas en el continente.

De todo ello da cuenta Mare clausum, mare liberum. La piratería en la América española, una exposición organizada por el Ministerio de Cultura y que permanecerá en el Archivo de Indias hasta el 31 de mayo del próximo año. Comisariada por Falia González y Pilar Lázaro, la muestra toma su título de los conceptos jurídicos propuestos por Hugo Grocio en De iure praede commentarius, un libro de cuya publicación se cumplen ahora 400 años. En él, el jurista holandés proponía una especie de justificación moral al asedio de la navegación española, al defender la tesis del mare liberum, del mar libre y abierto a las relaciones comerciales de cualquier país, por encima del mare clausum, la navegación cerrada y exclusiva que trató de defender, finalmente en vano, la Corona española.

Organizada cronológicamente, la exposición repasa las distintas etapas de la piratería en esta zona del mundo, comandada primero por los franceses, luego por los ingleses, más tarde por holandeses y daneses y en sus postrimerías -desde el punto de vista clásico- por los filibusteros, es decir, todo tipo de navegantes con impactante preparación militar y que ya no servían a intereses o ideales patrióticos. Tortuga, Santo Domingo y Port Royal (conocida durante largo tiempo como "la ciudad más perversa del mundo"), en Jamaica, formaron el "paraíso pirata", el triángulo de una actividad apoyada en no pocas ocasiones por la Corona inglesa e idealizada románticamente por el cine y la literatura.

A esto último dedica precisamente la muestra el último de sus apartados. En los anteriores el visitante puede observar más de 170 piezas (del propio Archivo de Indias o cedidas por Agesa, el Archivo Histórico Provincial o el Museo Militar de Sevilla), entre documentos originales y facsímiles (desde una carta de un marinero capturado por unos franceses a un informe de daños y pérdidas enviado por el gobernador de Cuba, Pedro de Guzmán, a Carlos V), planos de ciudades de importante trasiego comercial, fortificaciones y otros sistemas defensivos, muestras del tipo de armamento que se utilizaba para repeler los ataques (cañones, arcabuces, ballestas, espadas...) y un par de soperas de cerámica orientales. Destacan también las reproducciones de dos barcos prototípicos de la época: el galeón La Courone, el primer barco de guerra construido íntegramente en Francia, botado en 1635 para una tripulación de más de 600 hombres, y el navío español Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, una embarcación de en torno a comienzos del 1700, una de las típicas que se usaban para la ruta del Pacífico, en la que se transportaban sobre todo plata y mercancías de lujo, aparte de pasajeros y correspondencia en ambos sentidos.

Al final del recorrido, un pequeño cartel recuerda que la piratería continúa en el siglo XXI. Últimamente en España no hace falta recordarlo: los telediarios del último mes podrían haber servido de siniestro apéndice de la muestra, que habla de piratas que no usan machetes, sino rifles automáticos, que no tienen loros en el hombro, sino lanzacohetes, y que no buscan oro, marfil, laca, seda, pieles o plumas de avestruz, sino directamente a una tripulación por la que exigir dinero a cambio de su liberación.

Mare clausum, mare liberum. En el Archivo de Indias. De 9:30 a 17:00. Recorrido explicativo todos los días, de 12:00 a 13:00. Visita gratuita.

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