Ignacio Martínez

ETA se camufla

Hoja de ruta

22 de marzo 2010 - 01:00

LA confusión de los cinco bomberos catalanes con un comando de ETA en Francia es una metedura de pata. Zapatero ha dicho en Sevilla este fin de semana que no es tan grave. Pero los auténticos etarras han tenido más facilidad para huir, mientras la Policía buscaba a estos bomberos. El ministro de Interior Rubalcaba, siempre más hábil con las palabras que su jefe, dice que era una hipótesis de trabajo y que se podía haber explicado mejor. Y tanto. Pero la mejor aportación en este río revuelto la ha hecho Javier Arenas. El jefe de los populares andaluces ha declarado con gran énfasis que en materia de identificación de terroristas hay que actuar siempre con el máximo rigor y la máxima prudencia. Viniendo del vicepresidente de un Gobierno que identificó a los etarras como los autores de la mayor masacre terrorista de la historia de España, tiene mérito la cosa. Aznar llegó hasta a promover una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas contra ETA como autora de los atentados del 11 de marzo de 2004, que había cometido Al Qaeda.

El rigor y la prudencia son exigibles a las autoridades, y a los medios de comunicación que nos hemos tirado a por lo más fácil en los comentarios a la foto de los cinco bomberos en el supermercado. El causante de este enredo ha sido el detenido en la acción en la que murió el policía francés: Joseba Fernández Aspurz se habrá divertido mucho indicando que los bomberos eran sus colegas de fechorías. Aspurz, a sus 27 años, tiene por delante una espléndida carrera carcelaria. La banda terrorista ha hecho ayer un comunicado para decir que está dispuesta a un cambio político. Es un farol, porque nada añade sobre dejar las armas. Está claro que vive en otro mundo: sostiene que en el País Vasco hay constantes recortes en los derechos civiles y que la solución policial es una fantasía. De donde se deduce que se mantiene en sus trece.

No se espera ningún cambio por ese lado y es una incógnita saber qué va a hacer el presidente Chávez con el etarra Cubillas, jefe de seguridad del Instituto Nacional de Tierras del Gobierno de Venezuela, un organismo que ha confiscado 40.000 fincas a los hacendados. Un juez de la Audiencia Nacional sostiene que Cubillas es el responsable de ETA en Venezuela y ha organizado hasta seis cursos de explosivos en la selva para el entrenamiento de las FARC colombianas. Chávez dice que está casado con una venezolana y que eso le ampara. Es curioso cómo ha acaparado la atención el caudillo venezolano en esta polémica y que no se haya resaltado la relación entre la guerrilla colombiana y los etarras. Detrás de su pose contraria a las drogas, a la central nuclear de Lemóniz, a la autopista de Leizarán que pasaba por una zona de alto valor ecológico, los terroristas vascos acaban de profesores de la banda de narcoterroristas más notable del mundo.

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