Rubén y Jorge, cara y cruz

Los dos goleadores verdiblancos del último lustro viven por vez primera momentos muy dispares: el canario bate récords y el alcoyano ni siquiera juega.

Molina celebra un tanto con Rubén Castro. / EFE
Molina celebra un tanto con Rubén Castro. / EFE
Javier Mérida, Sevilla

30 de septiembre 2014 - 07:01

Afrontan ambos su quinta temporada en verdiblanco y jamás sus vidas futbolísticas y hasta anímicas anduvieron tan dispares. Hombre rico, hombre pobre, Rubén Castro y Jorge Molina se hallan inmersos en este trepidante arranque liguero con el mismo objetivo que cuando se conocieron en el verano de 2010: el ascenso. Arribaron al Betis de Pepe Mel con el aval de 14 goles en el Rayo Vallecano, con el madrileño en el banquillo, el canario y 26 en el Elche el alcoyano, máximo goleador de Segunda.

El 7 de agosto de 2010 formaban por primera vez dupla atacante en el Francisco de la Hera, donde el Betis venció al Almendralejo por 0-1. El tanto lo marcó el argentino Caffa. Pero desde aquel día y, sobre todo, cuando el balón oficial comenzó a rodar por los céspedes de la categoría de plata los goles verdiblancos fueron cosa de esta pareja que ya demostró una compenetración casi total aquel día, como si de Pier y Alfonso u Oliveira y Edu se tratase.

146 goles los contemplan, 89 del grancanario (a 5 de igualar el récord goleador del Betis, de Manuel Domínguez), que hizo 33 años el pasado 27 de junio, y 57 del alcoyano, que el 22 de abril cumplió uno menos, 32. Tres temporadas plagadas de alegrías, con el ascenso y la clasificación europea como hitos, y una, la anterior, marcada por el descenso de categoría. Siempre en paralelo, viviendo lo bueno y lo malo, hasta que hace unas semanas, y quizá provisionalmente, sus carreras discurrieran por caminos divergentes.

O quizá habría que remontarse a unos meses atrás, cuando en los intestinos del club se cocinaba el proyecto a cuyo mando se colocó Alexis Trujillo. "Son fundamentales para el Betis", se hartó a decir el canario, a la sazón secretario técnico -el club pensaba en Lorenzo Serra como director deportivo, cargo que hoy ocupa él-, cada vez que era preguntado por los dos delanteros.

Ocurrió, empero, que mientras que a su paisano y vecino Rubén Castro, al que le quedaba un año, le renovó el contrato hasta 2017 y le prometió seguir manteniendo la ficha más alta de la plantilla -N'Diaye firmó luego por cifras similares-, Jorge Molina, cuyo vínculo expira en 2016, continúa esperando la mejora prometida, ya que sus cantidades menguaban considerablemente en caso de descenso.

No es asunto baladí, puesto que el futbolista de Alcoy ha sido siempre un ejemplo dentro y fuera del terreno de juego. "Han llegado ofertas que el club considera insuficientes y yo no voy a a forzar ni ponerme a malas con el Betis. Aunque no soy tonto y todos queremos un mejor contrato, claro", declaraba Jorge Molina en el diario As tras conocer el vivo interés del Levante y una oferta rechazada al Elche por 1,5 millones de euros. Ahí nació el compromiso de Alexis.

Doble factura a un gran tipo

Y si la eterna bonhomía del alcoyano le impide alzar la voz, ahora encima se encuentra con la suplencia en el once inicial de Julio Velázquez. Es más, en los dos últimos partidos no ha jugado un solo minuto y ha visto cómo Chuli, Dani Pacheco y hasta el juvenil Dani Ceballos saltaban al césped antes que él.

Lógicamente, su momento anímico no es el mejor, ni tampoco el deportivo, pero resulta difícil averiguar qué influencia cierta ejercen los asuntos contractuales. Paradójicamente, y sin quitar méritos a Rennella, que a la fecha ha mostrado más cosas este curso que Jorge Molina, la suplencia del alcoyano se produjo tras la debacle casera frente al Albacete, que provocó una reunión entre Alexis Trujillo y Julio Velázquez cuyas principales consecuencias fueron dos: el cambio de sistema al 4-4-2 para centrar a Rubén Castro y la suplencia de Jorge Molina, el único futbolista que perdió la titularidad y que no ha jugado desde entonces.

¿Casualidad? ¿Causalidad? Lo que es cierto es que no es el mejor momento para que el representante del alcoyano se dé una vuelta por las oficinas de Heliópolis a reclamar una subida del contrato. Si, encima, el éxito acaba por acompañar a Rennella, que cumple en unos días 26 años y gana menos dinero que Jorge Molina, el futuro de éste en el Betis quizá no se alargue más allá del mes de diciembre, que ya a su entorno ha llegado el interés de equipos de Primera mal clasificados. ¿Se imaginan cuáles?

Una lucha continua

Mientras Rubén Castro ha sido titular indiscutible desde su llegada al Betis, Jorge Molina nunca lo ha tenido fácil, ni siquiera con Pepe Mel. En Segunda lo jugó prácticamente todo, junto con el canario y Emana, pero al año siguiente, y pese a la marcha del camerunés, le surgió la china de Roque Santa Cruz, el fichaje estrella de la temporada. Amén de una pequeña lesión, Jorge Molina jugó en Liga sólo 14 partidos como titular y 12 más como suplente. Su cifra de goles descendió de los 22 del primer curso (18 en Liga y 4 en la Copa del Rey) a los 8 (6 en Liga). Mientras Rubén Castro, que en Segunda había logrado 27 (5 en Copa), marcó una buena cifra de 16 goles en Primera en la temporada 11-12.

El curso siguiente comenzó con los dos como titulares, pero la ambición del club en pos de una plaza europea lo llevó a contratar a Dorlan Pabón en el mercado de invierno, lo que restó protagonismo a Jorge Molina en el once inicial, si bien coincidieron los dos con Rubén Castro en varios partidos. El canario acabó el curso con 21 goles (18 en Liga), el alcoyano con 14 (13) y el colombiano con 8. El equipo, gracias a ellos sobre todo, se clasificó para la Liga Europa.

Ya la temporada pasada, Jorge Molina fue habitualmente titular, aunque Leo Baptistao, llegado también en invierno, le restó algo de protagonismo. Un gol hizo el brasileño en 17 partidos de Liga y otro en la Liga Europa, por 12 (9 en Liga) del alcoyano y 13 (10) del canario pese a estar varado casi la primera vuelta al completo.

Este curso, Rubén Castro es el máximo goleador de Segunda, igualado con el argentino Sergio Araújo, de Las Palmas, a 7 tantos. Jorge Molina sólo hizo uno, en Ponferrada, aunque el equipo local lo dejó en nada tras conseguir cuatro a continuación.

Evidentemente, en el caso del canario todo es felicidad. O casi todo, porque seguro que a él también le afecta la crisis que pasa su compañero, inseparable sobre el césped en este lustro que se inició en 2010 en el Betis. El futuro del tándem depende de Velázquez y Rennella. ¿Y de Alexis?

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