Sevilla se queda sin hora

Los relojes de los edificios municipales, entre ellos el del Ayuntamiento, están parados desde hace varios días al concluir el contrato de mantenimiento y no haberse renovado.

El reloj del Ayuntamiento marcaba ayer las  dos y media cuando faltaban 15 minutos para las siete de la tarde.
El reloj del Ayuntamiento marcaba ayer las dos y media cuando faltaban 15 minutos para las siete de la tarde.
Juan Parejo, Sevilla

21 de septiembre 2011 - 05:03

Una de las obsesiones del alcalde, Juan Ignacio Zoido, repetida en muchas ocasiones en los últimos meses, es que la ciudad funcione como un reloj, suizo para mayor precisión. Pero cuando se acaban de cumplir los primeros cien días del gobierno popular, el reloj se ha parado en la Plaza Nueva. Y no sólo en la Casa Grande, pues todos los relojes de los edificios municipales están detenidos. El líder de la oposición, Juan Espadas, en la toma de posesión del alcalde hizo una reflexión que ha resultado ser premonitoria con el paso de los meses: no se puede pretender que la ciudad funcione como un reloj suizo. Al margen del empeño de Zoido para engrasar la maquinaria municipal, la causa de este parón es simple: la extinción del contrato de mantenimiento que el Consistorio tenía rubricado con Francisco Javier Magüesín Torner, encargado de estas tareas por tradición familiar.

Son muchos los relojes que, por toda Sevilla, permanecen parados desde hace casi una semana. Al del Consistorio, instrumento que marca el tempo de las principales decisiones de la ciudad, una pieza realizada por el maestro Losada, el mismo que hizo el de la Puerta del Sol de Madrid y que tiene un gran valor; hay que sumar el de la Hemeroteca Municipal, situado en la calle Almirante Apodaca; el del cementerio de San Fernando, que está justo encima de la sala de duelos; o los de diversas oficinas y colegios de titularidad municipal. Tampoco se escapan de este parón las dos únicas iglesias que tienen torre con reloj: la de San Lorenzo y la de la Concepción del barrio de Nervión, cuyos mantenimientos también estaban incluidos en el contrato municipal. "El problema es que nos ha cogido el cambio de gobierno. Hace más de una semana que hemos presentado una nueva oferta al Ayuntamiento. Nos han dicho que en unos dos meses podría estar todo firmado", explica el relojero, un tiempo que parece excesivo.

Todos estos relojes, que en su mayoría tienen muchos años de antigüedad, necesitan de revisiones cada pocos días y si están mucho tiempo parados podrían sufrir daños considerables: "Hay que acudir todas las semanas para darles cuerda. Es una tarea muy compleja y laboriosa por lo delicado de las maquinarias. También estábamos para cualquier contingencia, como el corte de luz que ha habido en el Ayuntamiento. En una hora hubiéramos estado allí para arreglar el reloj". El Ayuntamiento no pudo precisar ayer por la tarde cuándo volverían a funcionar los relojes.

Desde que su bisabuelo fundara en 1877 el taller de la calle Sagasta, tres generaciones de Torner se han dedicado en exclusiva a la tarea de mecánico de relojes. Javier Magüesín Torner comenzó como aprendiz en 1986 y desde 2007 es el relojero municipal, tarea que ejerce su familia desde 1915.

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