Historia de una huella en el hielo

Tribunales El juicio por el crimen del bar Los Camioneros

Las marcas halladas en una bolsa llevaron a la Policía hasta los tres acusados del homicidio del hostelero Antonio Sevillano, que serán juzgados la próxima semana

Los tres acusados comparecen ante el juez, tras ser detenidos, en febrero de 2006.
Los tres acusados comparecen ante el juez, tras ser detenidos, en febrero de 2006.
Jorge Muñoz

14 de junio 2008 - 05:03

Una bolsa de hielo fue la pista clave que permitió a la Policía esclarecer el crimen. La adquirió Ana María R. Y., última clienta del bar Los Camioneros de Bellavista la noche del 27 de noviembre de 2005, cuando se produjo el crimen de Antonio Sevillano Moreno, dueño del bar.

La bolsa de hielo la había dejado abandonada la joven junto a una cabina telefónica muy próxima al establecimiento hostelero. La Policía Científica analizó las posibles huellas de la bolsa y los resultados de las pruebas pusieron al grupo de Homicidios sobre los presuntos autores del crimen, que serán enjuiciados a partir del martes en la Audiencia de Sevilla.

Junto a Ana María R. Y., están procesados su hermano, Manuel R. Y., y un amigo de ambos, David B. F., natural de la localidad gaditana de Puerto Serrano. Después de vigilar a los tres sospechosos, la Policía les detuvo en febrero de 2006, dos meses y medio después del homicidio del propietario del bar, que recibió un impacto de escopeta en la cabeza realizado por dos individuos que habían llegado al local en un motocicleta. Los tres implicados, de edades comprendidas entre los 28 y 38 años, fueron capturados en un lugar muy cercano al bar.

Esta línea de investigación no era la primera que habían seguido los agentes de Homicidios, puesto que con anterioridad se había investigado la posibilidad de que el tiroteo de Antonio Sevillano guardase relación con una venganza. La víctima había sufrido un atraco diez años antes y había logrado retener al delincuente dentro del bar hasta su detención. El testimonio de Antonio Sevillano durante el juicio que se celebró contra el atracador llevó a este individuo a prisión.

La teoría de la venganza había cobrado fuerza después de que se comprobara que cuando tuvo lugar el crimen se cumplía el décimo aniversario del atraco frustrado. Todo fue, sin embargo, una simple coincidencia y los investigadores comenzaron a sospechar que el móvil del crimen podía ser el robo, aunque los asaltantes no lograron apoderarse de nada.

Ésta es precisamente la conclusión a la que ha llegado la Fiscalía de Sevilla en el escrito de acusación que presentó contra los tres sospechosos, que están en prisión desde su arresto. Los tres imputados actuaron de común acuerdo cuando se dirigieron al bar Los Camioneros, "con el ánimo ilícito de apoderarse de lo que de valor encontrasen", recoge el escrito de calificación provisional del fiscal.

La escopeta de cañones recortados empleada para matar a Antonio Sevillano la sustrajo Ana María R. Y., quien se la entregó a su hermano y, el día del robo, se la dieron al tercer acusado. Cuando la joven entró en el local para comprar la bolsa de hielo, lo hizo con la finalidad de vigilar los movimientos del dueño mientras que los otros dos imputados esperaban en una calle próxima. Los acusados aprovecharon el momento en que ya no quedaban clientes y el dueño iba a cerrar para acercarse y acabar con su vida. El fiscal sostiene que fue David B. F. quien empuñaba la escopeta y apretó el gatillo después de que los otros dos reos le pidiesen el dinero de la recaudación. El disparo fue realizado a quemarropa a la cabeza de la víctima y le causó la muerte de forma instantánea.

Después del crimen, los sospechosos se dieron a la fuga, sin arrebatarle ninguna cantidad de dinero, y posteriormente se deshicieron del arma empleada, que no pudo ser hallada. La Fiscalía imputa a los tres acusados sendos delitos de homicidio, robo con intimidación y tenencia ilícita de armas, por los que reclama una condena de 21 años y cinco meses para cada uno de los procesados.

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