"Un juez soberbio es lo más peligroso que puede tener la sociedad civil"

El magistrado José Manuel de Paúl Velasco recibe la Cruz distinguida de Primera Clase de la Orden de San Raimundo de Peñafort.

"Un juez soberbio es lo más peligroso que puede tener la sociedad civil"
"Un juez soberbio es lo más peligroso que puede tener la sociedad civil"
Jorge Muñoz, Sevilla

26 de marzo 2015 - 16:36

El magistrado de la Audiencia de Sevilla José Manuel de Paúl Velasco recibe este jueves la Cruz distinguida de Primera Clase de San Raimundo de Peñafort, una de las máximas distinciones que concede el Ministerio de Justicia, en el transcurso de un acto que ha estado presidido por el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), Lorenzo del Río, y al que asistieron numerosos jueces, fiscales, secretarios y funcionarios de la Audiencia Provincial.

De Paúl, que está considerado como uno de los magistrados más brillantes que hay en la Audiencia de Sevilla, explicó a los periodistas qué consejo le daría a un nuevo magistrado ante su incorporación a un órgano colegiado como la Audiencia. “Lo primero aquello del juez inglés de que lo fundamental es el sentido común, no necesariamente el conocimiento técnico. Lo segundo, el tener paciencia y equilibrio, y lo fundamental no creerse demasiado investido del poder que la sociedad nos ha depositado. Un juez timorato es muy malo pero un juez soberbio es lo más peligroso que puede tener la sociedad civil”, ha asegurado De Paúl Velasco.

El magistrado ha señalado que esta condecoración supone “un reconocimiento y un cierto estímulo, eso que los psicólogos llaman un refuerzo positivo” porque después de muchos años de dedicación, “con mayor o menor acierto, siempre se agradece que se haga ese reconocimiento porque te permite también coger un poco de impulso o de ánimo para seguir los años que te quedan haciendo lo mismo con ese mismo nivel”, ha añadido.

El juez ha apuntado que las condecoraciones son siempre graciables, discrecionales, y si a uno se la dan “debe agradecerlo y si no se las dan pues no pasa nada”. Así, ha recordado también la máxima de los británicos respecto que señala que “las medallas no se piden, no se rechazan, y no se llevan”. “Yo trato de seguir esa máxima. Esta condecoración ha sido a propuesta de mis compañeros, no se me habría ocurrido pedirla, y una vez que me la han dado, tampoco se me ocurriría nunca rechazarla, y no pienso llevarla puesta, aunque sí en estos actos improtocolarios con mis compañeros, por solidaridad con ellos, por supuesto que me la pondré”.

Cuando se le ha preguntado por su buena fama como magistrado, de Paúl Velasco ha destacado que son muchos años de trabajo, casi todos en la Audiencia, “lo cual favorece que ya por puro oficio domines ciertas técnicas más que otros compañeros más jóvenes, o que han llegado a un órgano colegial más tarde. En eso influyen factores como críate buena fama y échate a dormir”, ha bromeado.

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