El calor disparalos homicidios

Diferentes estudios psiquiátricos vinculan los episodios violentos a los cambios bruscos del tiempo.

El calor disparalos homicidios
El calor disparalos homicidios
Fernando Pérez Ávila

26 de julio 2015 - 05:03

En sólo once días de julio se han cometido en Sevilla tres homicidios. La madrugada del 5 de julio, un menor de 17 años mató a puñaladas a otro de 16 en una zona de botellona de Mairena del Alcor. La tarde del día 8, otro adolescente de 14 acabó a golpes con la vida de una limpiadora del centro comercial Nervión Plaza que lo sorprendió robando. Ocho días después, la tarde del 16, un hombre de 52 años mató al vicario de San Isidoro, tío de su mujer, asestándole cinco puñaladas. En los tres casos coincidieron temperaturas que rozaban o superaban los cuarenta grados.

La relación del calor con los crímenes es un asunto que se ha estudiado desde hace mucho. No hay estudios que achaquen directamente el calor con un aumento de los homicidios, pero sí con los cambios de tiempo. Que el clima influye de manera notable en el comportamiento humano es algo que está absolutamente demostrado. "Cuando se produce un cambio de tiempo, se liberan una serie de iones que repercuten directamente en el cerebro humano. Los homicidios son un tipo de delito muy impulsivo, y estos iones tienen mucho que ver precisamente con los impulsos", asegura el psiquiatra Jaime Rodríguez Sacristán.

Este experto apunta que la relación entre el clima y la violencia se ha estudiado desde hace mucho. En Sevilla hay varios estudios. El primero de ellos lo llevó a cabo Pablo Gotor, que fue psiquiatra en el manicomio de Miraflores, y se centró en estudiar el comportamiento humano en las épocas del año más inestables climatológicamente: la primavera y el otoño. Este estudio, realizado en los años 30 del pasado siglo, ya apuntaba la influencia de los cambios meteorológicos en la manera de actuar de las personas. En la misma línea iba otro estudio elaborado por el profesor Juan Ramón Zaragoza Rubira en los años 70.

La mayoría de los especialistas coinciden en que los impulsos se desatan cuando se produce una variación brusca de la temperatura y no tanto por el fuerte calor. Claro que puede entenderse como tal una subida de cinco o seis grados, como las que ha podido haber este verano entre un día y otro.

Otros especialistas creen que el calor puede generar alteraciones de conducta que vienen acompañadas de una mayor agresividad. Así como el frío provoca depresión, la irritabilidad del ser humano es mayor con el calor. No sólo aumentan los homicidios, sino también los suicidios, puesto que en muchas ocasiones esa violencia se dirige hacia uno mismo.

Expertos policiales admitieron a este periódico que los homicidios experimentan un cierto repunte en Sevilla en la época estival. Los datos de este año les dan la razón. En once días de julio se registraron tres crímenes, cuando en los primeros seis meses del año fueron sólo seis. Estos investigadores no le encuentran ninguna razón -tampoco son ellos los encargados de buscarla- pero sí reconocen que es habitual en los veranos de más calor que los casos de homicidios o asesinatos se incrementen.

Los tres casos de este mes de julio son un ejemplo, pero hay muchos a lo largo de los últimos años. La anterior gran ola de calor que azotó Sevilla fue la del año 2003, cuando se sucedieron 16 días con temperaturas máximas oficiales por encima de cuarenta grados. El 14 de agosto de aquel año, precisamente el día que el termómetro bajaba por primera vez de la barrera de los cuarenta, ocurrió una de las mayores tragedias de la historia reciente de la ciudad.

Un hombre de 72 años, y que había salido de la cárcel poco antes tras matar a su mujer, decidió prender fuego a su bloque, en la barriada de Las Letanías, e intentó matar al mayor número de vecinos posible. Roció la escalera con gasolina y acumuló varias bombonas de butano en su casa. Murieron cuatro personas, entre ellas el pirómano, resultaron heridas más de 30 y desalojadas más de 80. Una de las víctimas acababa de abandonar el hospital tras pasar varios días ingresado por un infarto. El incendiario esperó a que le dieran el alta para volar el edificio. Seis veranos más tarde, le salió un imitador en Las Naciones. Un hombre de 71 años intentó volar su bloque acumulando bidones de gasolina y bombas y prendiéndoles fuego, aunque en aquella ocasión no murió nadie.

Poco de impulsivos tenían ambos episodios, quizás más relacionados con el desequilibrio mental de los protagonistas. En los últimos doce veranos se cuentan hasta 25 crímenes en Sevilla. Algunos de ellos fueron noticias que trascendieron del ámbito local, como el asesinato de una niña de 7 años en el Polígono Sur, el descuartizamiento de una profesora norteamericana en el Tiro de Línea, la doble violación y muerte de una anciana por parte de un joven vecino en Alcosa o el asesinato de una mujer y su hija embarazada por parte de su marido en Osuna, entre otros.

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