El Metro sufre retrasos de 10 minutos de media en dirección a Condequinto

La mitad de los trenes no paran en la Olavide ni en el barrio nazareno, lo que obliga a los viajeros a bajarse en La Plata o en Cocheras para coger otro tren · La mayoría de usuarios se quejan de este problema

Instalación de dos nuevas máquinas canceladoras de billetes en la estación Plaza de Cuba.
Instalación de dos nuevas máquinas canceladoras de billetes en la estación Plaza de Cuba.
A. S. Ameneiro

25 de abril 2009 - 05:03

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El servicio del Metro con destino a la Universidad Pablo de Olavide y hacia Condequinto está generando la mayoría de las quejas de los usuarios de la línea porque la mitad de los trenes no llegan a estos dos puntos. Cuando eso sucede, la concesionaria obliga a los viajeros a bajarse en La Plata o en Cocheras y esperar al siguiente, lo que supone un retraso medio de 10 minutos en el trayecto si no hay ninguna otra incidencia que lamentar.

De cada dos trenes que circulan sólo uno llega a Condequinto y a Pablo de Olavide, mientras que el segundo se detiene en la estación Cocheras como último destino antes de volver a Ciudad Expo y por eso se le exige al viajero que espere el siguiente tren. Es lo que la empresa denomina "bucle corto" de la línea.

Este periódico comprobó ayer que el bucle corto obliga a los usuarios afectados a invertir 42 minutos de trayecto entre los dos extremos de la línea (de Mairena del Aljarafe a Condequinto), en lugar de los 33 minutos que debería durar según el horario oficial. Con casi tres cuartos de hora de viaje, el Metro en esta circunstancia resulta poco atractivo.

La Administración andaluza desconoce si el bucle corto que perjudica a los usuarios de la Olavide y Condequinto se mantendrá cuando este verano se inauguren las cuatro estaciones que faltan: Puerta de Jerez y las tres últimas de Montequinto.

Otro problema añadido es que la empresa no informa a los viajeros -ni por megafonía en los andenes ni dentro del tren- de que si se bajan en Cocheras también tienen que cambiar de andén para coger el siguiente tren, una molestia que se evitan si se apean en La Plata. Tampoco se le explica que si quiere llegar a la Olavide o a Condequinto debe esperar el siguiente tren. La única información que se proporciona es que ese tren tendrá su última parada en Cocheras.

Estos retrasos de la línea suceden a diario con la mitad de los trenes que circulan en esa dirección por decisión de la empresa gestora y pese a los miles de ciudadanos que perjudica. A la citada Universidad acuden a diario unas 10.000 personas entre profesores, alumnos y personal administrativo, mientras que la parada de Condequinto es la única más cercana para las 40.000 personas que viven en Montequinto.

Fuentes de Ferrocarriles Andaluces (el organismo de la Junta que controla el Metro) admiten que este problema está provocando la mayor cantidad de quejas desde que la línea empezó a funcionar el pasado 2 de abril y aseguran que se debe a "un criterio de gestión" de la concesionaria relacionado con una teórica menor demanda de viajeros en ambas estaciones y al ajuste de la frecuencia de paso en el resto de la flota de trenes.

Otras incidencias que están generando protestas de los usuarios son los retrasos de la línea motivados por las "paradas de regulación", es decir, cuando el vehículo del Metro se detiene en algún punto. Según Ferrocarriles Andaluces, esas paradas originadas por "ajustes" en los horarios son de pocos minutos y "desaparecerán" con el tiempo cuando este transporte adquiera más rodaje.

El tercer punto de descontento de los usuarios de la línea tiene que ver con la frecuencia de paso por las paradas, muy lejos de los cuatro minutos en hora punta que decía la concesionaria en sus anuncios publicitarios. Según el cuadro de horarios que puede leerse en las estaciones, los vehículos pueden tardar como máximo hasta 12 minutos en pasar por las estaciones en las horas valle, es decir, en los momentos del día en los que la demanda de viajeros es baja, según los cálculos de la concesionaria. Doce minutos es un tiempo de espera alto para un transporte de Metro, sobre todo cuando escasean los bancos para sentarse. Hay una frecuencia intermedia: cada ocho minutos.

En definitiva, son muchos flecos de puntualidad los que la concesionaria tiene que corregir aún en la línea 1 si quiere que este nuevo medio de transporte sea útil y rentable para los viajeros.

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