Sevilla

Las medidas para internar a menores delincuentes crecen un 30% en un año

  • Los datos de la Consejería de Justicia se refieren a adolescentes a los que se les imponen medidas judiciales por maltrato intrafamiliar · Tras el internamiento se someten a programas socioeducativos

La violencia familiar no para de crecer. Así lo confirman las estadísticas judiciales. Los expedientes se inician tras las denuncias de familias desesperadas que recurren al juez cuando no pueden gobernar a sus propios hijos. Según los datos facilitados por la Consejería de Justicia de la Junta de Andalucía, en Sevilla el internamiento de menores -la medida más drástica que se adopta en caso de maltrato intrafamiliar- ha aumentado un 30% en los últimos doce meses.

El dato revela la gravedad de este fenómeno social y coincide con las estadísticas facilitadas hace justo un mes por la Fiscalía de Menores de Sevilla que ha contabilizado este año más de 350 denuncias referentes a agresiones de hijos a padres. El incremento de casos ha desbordado a los fiscales que, además, han advertido en los últimos meses un cambio de perfil por parte del adolescente agresor: cada vez hay más chicas y la violencia aparece antes de los 15 años.

Las medidas que se adoptan ante este tipo de violencia de hijos hacia padres varían en función de la gravedad del caso. Los menores pueden cumplir sus condenas en medio abierto o cerrado. En el primer caso se trata de condenas que no contemplan la privación de libertad, por ello los menores infractores se integran en grupos educativos de convivencia y en comunidades terapéuticas pues, en algunos casos, éstos padecen también algún tipo de adicción, posible causa determinante del maltrato que ejerce hacia sus mayores.

Cuando se recurre al régimen cerrado, la finalidad es conseguir que mejore también la convivencia intrafamiliar. Por eso, esta medida impuesta por los jueces no sólo se reduce al internamiento del menor, sino que se inicia un programa específico de intervención que persigue que el infractor aprenda a convivir con unas pautas socioeducativas adecuadas a la dinámica de una familia. Además, se intenta implicar a todos los miembros del núcleo familiar del menor para conseguir que, tras el cumplimiento de la condena, éste no vuelva a reincidir y el conflicto familiar desaparezca.

Fátima Bernal, psicóloga del equipo técnico número 2 de la Fiscalía de Menores de Sevilla, confirma el aumento del maltrato familiar y explica que, en algunos casos, es necesaria incluso la orden de alejamiento. "Sólo en casos muy graves de violencia física se ponen órdenes de alejamiento, pues también existe otra medida que es el piso tutelado en el que los menores, poco a poco y ayudados por profesionales, van retomando el contacto con su familia", explica Bernal.

En los casos en los que la medida acordada en los tribunales de menores es el ingreso en un centro de reforma existe, por lo general, algo más que violencia familiar. Según los técnicos que entrevistan a estos infractores en el inicio del procedimiento, suelen producirse conductas disociales. "Reaccionan mal, culpando a los padres, pues se sienten traicionados, no reconocen que son maltratadores y mantienen que sus conductas son respuestas a provocaciones, incluso algunos se sienten víctimas", explica Fátima Bernal.

Víctimas o verdugos, la Justicia tiene un plan para todos ellos.

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