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Escaso efecto en el resto de las regiones españolas

  • Andalucía fue la única región en la que los fondos redujeron las diferencias económicas

Una de las conclusiones más sorprendentes del monográfico publicado por la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) es que, salvo en Andalucía, los fondos estructurales apenas cumplieron con su función: reducir las diferencias económicas en Europa entre las regiones más pobres. "En contra de lo que cabría esperar y de los resultados obtenidos en periodos anteriores, entre 2000 y 2006, los fondos estructurales no parecen haber ejercido influencia positiva alguna ni sobre el proceso de convergencia regional español ni sobre la tasa de crecimiento de nuestras comunidades autónomas", señala este artículo, elaborado por dos profesores de la Universidad de Cantabria. Los autores apoyan su argumentación en varios modelos econométricos en los que se ensaya la influencia de las partidas en el PIB y en el empleo del conjunto de la economía española.

Una de las causas que podría explicar su ineficiencia radica en la propia normativa de los fondos, que podría perjudicar paradójicamente a las regiones más pobres, que tienen que financiar una parte de las iniciativas.

"La financiación europea nunca cubre la totalidad de un proyecto, lo cual, teniendo un aspecto positivo al dificultar la presentación de proyectos poco viables, conlleva un sesgo en contra de las regiones más pobres", señalan los autores. También hay que precisar que el impacto de la inversión en el crecimiento económico no es imediato sino que se puede retrasar años hasta que sea efectivo.

Además, más del 40% de los fondos estructurales se ha destinado a financiar infraestructuras de transporte como autovías, trenes de alta velocidad o aeropuertos, "lo que puede haber implicado que las regiones más ricas hayan sido, en última instancia, las más beneficiadas". Por último, apuntan que "el propio carácter redistributivo de los fondos hace que, al menos en cierta parte, no se hayan asignado criterios de eficiencia económica y, por tanto, no hayan impulsado sobremanera el crecimiento económico".

"Esto introduce algunos interrogantes importantes sobre el diseño de la política regional europea", resalta el análisis, que se pregunta si en vez de sentar las bases para un desarrollo sostenido, no se trata más bien de "una política de apoyo de rentas".

El estudio surge en un momento clave, justo cuando todos los países europeos están realizando un severo ajuste del gasto público debido a la crisis económica, y el debate sobre el nuevo marco de ayudas que regirá a partir de 2013 está en ciernes. A lo largo del periodo 2000-2006, la política regional europea contó con un presupuesto total de 213.000 millones de euros -unos 35 billones de las antiguas pesetas-. Cuantitativamente, España fue el país más beneficiado en este periodo, con 42.887 millones, aunque en términos per cápita Grecia y Portugal duplican la ratio española.

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