El PSOE busca reconciliarse con sus bases con el cambio de gobierno local

El 'aparato' dirigirá la agenda municipal hasta final de mandato desde la portavocía del Grupo Socialista · El PSOE descarta la inclusión del ex consejero Espadas en el equipo de Monteseirín como edil no electo

El alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, flanqueado por monseñor Asenjo y Juan Ignacio Zoido, ayer en los palcos.
El alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, flanqueado por monseñor Asenjo y Juan Ignacio Zoido, ayer en los palcos.
C. Jiménez / Sevilla

01 de abril 2010 - 05:03

Reconciliación con las bases. Y a través de ahí, con la ciudadanía. La remodelación pendiente del gobierno local de Sevilla por la salida del portavoz del Grupo Socialista y edil de Presidencia y Urbanismo, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, a la Junta de Andalucía será aprovechada por la dirección del PSOE para ensayar las primeras medidas de una hoja de ruta encaminada a recuperar la sintonía de los gobernantes con la calle. Una nueva imagen, alejada de los despachos y más cercana a los vecinos que, en definitiva, son quienes están citados en las urnas, será la principal consecuencia de la remodelación del gobierno que acometerá tras la Semana Santa el todavía alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, con un movimiento interno de piezas que en todo momento será consensuado y acordado con el aparato.

No se prevén nuevas salidas del gobierno local antes de la Feria de Abril, salvo la formalización de la renuncia de Celis en el Pleno ordinario que el Consistorio celebrará en la tercera semana de abril, el viernes 16. El premio de consolación que ha recibido en el nuevo gobierno de la Junta -será secretario general de Arquitectura, Rehabilitación y Vivienda en la consejería de Rosa Aguilar- dejará un hueco y dos cargos en las filas municipales por cubrir. El primero se solventará con el correturno de la lista de Monteseirín en 2007 -entrará Enrique Lobato, de la agrupación de Miraflores- y los otros dos se negociarán tras la Semana Santa entre las direcciones del gobierno local y del PSOE de Sevilla. Se dar por hecho que la elección del nuevo delegado de Urbanismo quedará dentro de las funciones propias del regidor -lo que no quita que Monteseirín, como ha venido haciendo hasta ahora, traslade previamente su decisión al aparato- y que la designación del nuevo portavoz del Grupo Municipal Socialista sea cuestión más cercana a la Ejecutiva de Luis Montoto. En este segundo caso deberá haber acuerdo "de las dos partes", aseguran las fuentes consultadas; en Urbanismo, habría un mayor margen de maniobra en beneficio del regidor, que incluso podría asumir esas competencias como ya hiciera anteriormente en época de Emilio Carrillo y también con Turismo.

Las directrices urbanísticas municipales de aquí a mayo de 2011 -cita electoral- están prácticamente tomadas: Cerrar zanjas y retirar andamios. No se hará nada que implique cambios drásticos y molestias vecinales. La capital ha sido suficientemente transformada en la década de gobierno de Monteseirín en base a una gestión que, a lo peor, no ha sido rentabilizada en positivo por mor de los dos talones de Aquiles que acusa el equipo cesante: fallos en la comunicación y asintonía en la relación con la calle. Subsanar esos errores será el mandato prioritario para las directivas socialistas que remen tanto dentro como fuera del Ayuntamiento en dirección a la meta las urnas.

Los puntos negros están ya detectados, y la solución se aplicará a la vuelta de un mes comenzando por un plan integral de movilidad, que podría sustituir -y bloquear- a la activación del plan de tráfico del centro que restringiría la circulación privada por el casco antiguo a sólo 45 minutos. El PSOE quiere plantarse en la primavera de 2011 en "condiciones favorables", y para ello nada mejor que evitar nuevas oleadas de malestar y tensiones vecinales. Nada de nuevas obras, sino a rematar las que hay.

El órdago que el PSOE lanzará en Sevilla capital con su candidato para las municipales, Juan Espadas, se jugará desde fuera del Ayuntamiento. Fuentes del partido confirmaron a este periódico que se habían barajado varias opciones para preparar el lanzamiento del alcaldable antes del pistoletazo de salida de la precampaña electoral -que arrancará en septiembre, a la vuelta del verano-, y que después de testados los pros y los contras de las distintas alternativas, la inclusión de Espadas en el gobierno local de Monteseirín como delegado no electo ha quedado definitivamente descartada. Ésa es la decisión que pesa ahora sobre el futuro inmediato de Juan Espadas, máxime después de que el presidente de la Junta y secretario general del PSOE-A, José Antonio Griñán, le hubiera retirado sus competencias como consejero de Vivienda y Ordenación del Territorio -áreas fusionadas ahora con Obras Públicas, dirigidas por Rosa Aguilar- para prepararle una ofensiva local y darlo a conocer a nivel orgánico y ciudadano.

La hipótesis de que Juan Espadas tomara el pulso a la administración local desde dentro del antiguo convento de la Plaza de San Francisco comenzó a perder fuerza desde el mismo congreso del PSOE-A que dio el liderazgo a Griñán, seguido después por las cábalas y el paso atrás dado por el aparato para nombrarlo relevo de Juan José López Garzón como delegado del Gobierno en Andalucía. Ese asalto a la Plaza Nueva no se hará desde un cargo institucional. Si algo ha aprendido el PSOE de la convulsa situación interna vivida en la provincia es la necesidad de separar lo orgánico de lo institucional. Monteseirín -y Celis, por los daños colaterales- intentaron medrar en la estructura interna del partido auspiciando una corriente crítica frente a la oficialista sirviéndose de sus respectivos cargos públicos. Y a la vista están los resultados. Con Espadas no se volverá a caer en el error, aunque sea a la inversa. La consigna está en esperar el ok de la Ejecutiva Federal para adelantar a mayo próximo la designación de candidatos en la plaza hispalense, lo que se antoja inminente si contamos que abril -con la Semana Santa y la Feria- es un mes casi perdido. En mayo, pues, Espadas no tendría necesidad de ser nada más -y nada menos- que el candidato, como sucedió con Juan Ignacio Zoido (PP) en 2006 después de que, también por un teletipo de Europa Press, se anunciara que Jaime Raynaud no sería el cabeza de lista, lo que Monteseirín ha vivido en sus carnes recientemente.

Los delegados municipales elegidos por el alcalde en aplicación de la Ley de Grandes Ciudades -Maribel Montaño (Portavocía y Cultura) y Emilia Barroso (Asuntos Sociales), por parte del PSOE, y Carlos Vázquez (Economía y Empleo), por IU- podrán agotar el mandato, la misma consigna que las ejecutivas provincial y regional del PSOE le aplican al regidor.

Que Espadas observe el ocaso del mandato desde la barrera es imprescindible en virtud del modelo escogido por el PSOE para sustituir al alcalde, muy alejado del practicado en Barcelona con la sucesión de Joan Clos por uno de sus ediles, primero de modo interino, y después como candidato. En Sevilla se ensayará una opción inédita que podría pasar incluso por la salida de Monteseirín antes del verano, la sustitución encomendada a Rosamar Prieto como alcaldesa accidental hasta fin de mandato y el solapamiento con la agenda del candidato fuera de la escena municipal.

"Quienes han formado parte del problema no pueden ser parte de la solución". Este axioma, lanzado a modo de aviso desde las entrañas del PSOE en otoño del pasado año, precipitó el debate de la sucesión de Monteseirín en base a dos argumentos empíricos: los sondeos de intención de voto -con los peores picos obtenidos por el PSOE en los últimos años, similares a los registrados cuando estalló el caso Macarena- y el abismo que separaba a la clase política de la calle. ¿Espadas vinculado ahora a los estertores de la gestión de Monteseirín? Ni por asomo. Quedan todavía muchos marrones que torear y como prueba sirven las setas de la Encarnación, Fibes y los pasos soterrados.

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